Suministrar armas a Irán es lo mejor que puede hacer Rusia para ayudar al país persa, especialmente ahora que crece la posibilidad de que Estados Unidos y sus aliados lleven a cabo maniobras conjuntas en la región. ¿Cómo podría ayudar Moscú a Teherán por mar y tierra?, se pregunta Iliá Krámnik en el periódico Izvestia.
A día de hoy, la mayor parte de la cooperación técnico-militar con Irán la bloquea la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que prevé mantener el régimen de sanciones para evitar suministrar cantidades significativas de armas y de equipo militar a Irán durante cinco años a partir de la fecha del acuerdo nuclear con Irán, es decir, hasta mediados de 2020.
"No hay duda de que Estados Unidos intentará bloquear la cooperación técnico-militar de otros países con Irán incluso después de esa fecha, pero es obvio que una propuesta así de Washington no tiene ninguna opción de ser aprobada por el Consejo de Seguridad", advierte Krámnik, recordando así que Rusia está dentro del Consejo.
Dadas las visitas regulares de los líderes militares iraníes a Rusia, Krámnik supone que ya están en marcha las negociaciones sobre suministros de carácter militar y sobre su contenido.
El Ejército iraní está desfasado
Las necesidades militares de las Fuerzas Armadas iraníes se resumen en la frase 'dame todo lo que tengas', según Krámnik: "las sanciones a largo plazo han llevado a que la mayor parte del arsenal militar la conformen armas de las décadas de 1960 y 1980, y son raras las importaciones modernas o el desarrollo de modelos de fabricación propia", explica.
Sistema de defensa antimisiles S-300
Así que, en general, Irán se está centrando en reacondicionar "los sistemas de defensa aérea, tanto de combate como de detección, de control y de comunicaciones", dice. Las entregas de los sistemas rusos S-300 y la presencia de los sistemas Bavar-373 en las Fuerzas de Defensa Aérea de Irán son ejemplos. También hay esfuerzos por quitarle el polvo a la Fuerza Aérea y a los sistemas de misiles, que permiten contrarrestar a las armadas de los países de la OTAN frente a las costas de Irán. Krámnik no descarta que el país persa esté también interesado en comprar los cazas rusos Su-30.
Cuestión de tiempo
Reacondicionar y poner al día el armamento iraní lleva tiempo. "Incluso sin tener en cuenta el hecho de que todavía falta un año para que se levante oficialmente la prohibición de suministrar sistemas de ataque a Irán y nadie garantiza que Estados Unidos no acabe llevando a cabo una operación militar antes", señala Krámnik.
"Dada la situación política en la región, la respuesta de Rusia y de China podría ser proporcionar apoyo militar a Irán en el contexto de la ya iniciada operación de Estados Unidos, y luego nos centraríamos principalmente en suministar armas y equipos", añade.
Sin embargo, es difícil predecir la escala y las consecuencias de un conflicto de esta naturaleza. También lo es predecir si el llevar a cabo maniobras ruso-iraníes es suficiente para excluir la opción de resolver el conflicto por la vía militar.
Sea como fuere, por ahora la Armada rusa patrulla con regularidad el océano Índico, aunque en los últimos años la frecuencia de esas visitas ha disminuido debido a que también lo ha hecho la piratería en el Cuerno de África.
La cooperación con Irán se lleva a la práctica, principalmente, en el mar Caspio: los buques y los navíos de la Flotilla de Rusia del Caspio visitan regularmente el puerto iraní de Bandar Anzali. Sin embargo, a pesar de la creciente importancia de esa flotilla rusa —sobre todo durante la guerra siria— esta cooperación no ha ido más allá de la política regional. Las posibles maniobras conjuntas en la parte norte del Índico, especialmente cerca del estrecho de Ormuz, "ya son un asunto más serio", dice.
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