“No pretendíamos matar a nadie en esta operación. Aunque decenas de militares estadounidenses murieron y resultaron heridas, podríamos haber diseñado una operación para que matara a 500 en el primer paso, y si nos volvieran atacar de nuevo, caerían entre 4000 y 5000 en la segunda y la tercera fase de los ataques”, ha dicho este jueves el comandante de la División Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica de Irán, el general de brigada Amir Ali Hayizade.
La madrugada de este miércoles (hora local), la División Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámicaha lanzado un ataque aéreo con misiles tierra-tierra contra la base aérea Ain Al-Asad, ubicada en la provincia occidental iraquí de Al-Anbar y ocupada por las tropas norteamericanas desde la invasión de Irak en 2003, y otra en Erbil, capital de la región del Kurdistán iraquí.
Los ataques se produjeron unos días después de que EE.UU. asesinara la madrugada del viernes a Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, y el subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, y sus compañeros cerca del Aeropuerto Internacional de Bagdad (capital iraquí).
“No teníamos previsto matar a personas. Teníamos la intención de golpear la maquinaria bélica del enemigo”, ha resaltado Hayizade.
Tras añadir que el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámicadisparó 13 misiles contra las bases estadounidenses en Irak provocando decenas de personas muertas y heridas, el comandante militar ha subrayado que las Fuerzas Armadas iraníes habían preparado las plataformas de varios cientos de misiles para un posible lanzamiento de ellos si fuera necesario.
“Los ataques con misiles contra las bases estadounidenses fueron el comienzo de una operación importante que continuaría en toda la región”, ha advertido Hayizade.
Varios analistas y observadores coinciden en que Washington y el régimen de Tel Aviv cooperaron para asesinar a Soleimani. De hecho, el alto estrega iraní había recibido con anterioridad varias amenazas de muerte desde el servicio de inteligencia de Israel (el Mossad).
A pesar de que Estados Unidos había puesto en estado de máxima alerta sus sistemas antiaéreos. Esos aparatos, de los que se jacta mucho Washington, no han logrado interceptar ni un solo misil iraní.
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