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viernes, 11 de noviembre de 2016

"Trump prometió odio, y cumplirá"

Estos son algunos ejemplos de lo que publican los periódicos alemanes en sus editoriales sobre el triunfo de Donald Trump en EE.UU.



El diario Die Tageszeitung de Berlin se refiere al discurso de Trump después de su victoria. "En su alocución, Trump habló con un tono nuevo, benévolo. Su breve discurso estuvo marcado por un tono de reconciliación. Pero a sus seguidores radicales, había prometido una ruptura con el sistema. No se puede confiar en su tono súbitamente manso. Donald Trump prometió odio, y cumplirá.”

"Esto no fue una derrota; fue una humillación”, escribe el periódico Handelsblatt. "No solo para Hillary Clinton, sino para todo el establishment de la clase política de Occidente. El triunfo de Trump marca el climax de un terremoto cuyo epicentro se trasladó desde Europa continental -con populistas como Le Pen, Wilders y Haider- hacia Estados Unidos. Desde allí, las ondas sísmicas vuelven a París, Berlín y Bruselas.”

El diario Trierischer Volksfreund, de Trier, parece entender a los votantes de Trump: "Los estadounidenses le mostraron la tarjeta roja a la arrogancia del poder. Prefieren la aventura con Trump que, si bien no tiene idea de política, es auténtico a pesar de decir tonterías.”

El matutino Pforzheimer Zeitung le echa la culpa a la candidata demócrata. "Hillary Clinton pasará a la historia como la mayor decepción en las elecciones de Estados Unidos. Ella es el rostro del devastador desastre electoral. (...) Su falta de carisma, su carencia de credibilidad, sus pocos éxitos políticos y, no por último, su arrogancia y su altanería, fueron fatales.”

"Los demócratas y muchos medios estadounidenses son corresponsables de esta 'contrarrevolución' ”, opina también el Rhein-Zeitung. "Obama y Clinton no escucharon a los perdedores de la globalización y de los profundos cambios socioeconómicos. Los abandonaron. El populismo no se alimenta de gente estúpida, sino de injusticias e incertidumbre económicas. Eso debería ser una advertencia explícita para las democracias de Occidente.”

El Süddeutsche Zeitung escribe que "hay límites para lo que se puede decir, incluso para los populistas. Trump hizo estallar esos límites, y tuvo éxito. Cuando Trump jure su cargo sobre la Constitución estadounidense, ésta podría cambiar de color: debería enrojecer de vergüenza. Trump hizo caso omiso de la Constitución una y otra vez durante su campaña electoral. Se burló de los derechos de las minorías y no respetó la libertad de religión. Expresó su desprecio por las mujeres y amenazó a su adversaria política.”

El portal Spiegel online observa que "nunca hubo un presidente como Trump. Porque Trump no es republicano. Es fascista. El lenguaje de Trump, su peinado, sus gestos, todo él es una figura ridícula. Pero quien vea videos de Benito Mussolini también dirá que es una figura ridícula. La arrogancia de los poderosos ya es en sí misma un síntoma. Demasiados periodistas y políticos aceptaron que el capitalismo erosionara continuamente la democracia durante los últimos 30 años. Demasiados tomaron partido y se colocaron del lado de los ganadores. No escucharon el gruñido cada vez más estrepitoso de los perdedores.

El periodico semanal Der Freitag, por su parte, intenta analizar los efectos de la victoria de Trump en la política mundial. "Se tema una guerra comercial con China. La imposición de aranceles aduaneros podría poner en peligro todo el comercio mundial. Los Estados Unidos se vuelven hacia sí mismos y se orientan hacia el proteccionismo. Los mercados ya reaccionaron con caídas.”

El diario Lübecker Nachrichten se enfoca en la política alemana. "Angela Merkel le propuso a Donald Trump una 'colaboración estrecha.' Si Alemania logra que el nuevo comienzo de Washington signifique también un reinicio de de la diplomacia occidental hacia Rusia, entonces las nubes oscuras podrían transformarse en un rayo de esperanza.”

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