El 12 de abril de 2014 un bombardero Su-24 de la Fuerza Aérea rusa realizó vuelos rasantes sobre el destructor estadounidense Donald Cook, que acababa de entrar en el mar Negro, causando el estupor en su tripulación y la posterior solicitud de retirada de 27 personas. ¿Cómo pudo haber 'desmoralizado' a la tripulación de un buque especializado en defensa antiaérea este veterano ruso, desarrollado en la época soviética y desarmado (sin misiles en sus pilones externos)?
Los expertos coinciden en la respuesta, que es corta: Jibiny, el actual sistema de guerra electrónica ruso que ha 'apagado' las pantallas de radares del destructor, haciéndolo indefenso. Un reciente artículo de portal militar ruso Warfiles describe estas armas, capaces de neutralizar tanto un moderno misil guiado por GPS como un destructor o un regimiento entero de un posible adversario.
Cuando en el ya lejano año 1961 la URSS ensayó su llamada Bomba Zar en el archipiélago de Nóvaya Zemliá, un extenso territorio quedó incomunicado durante una hora. A partir de entonces surgió la idea de usar un poderoso impulso electromagnético para 'quemar' el delicado equipo electrónico de potencial adversario e interferir en la comunicación radial.
¿Cómo se consigue?De dos maneras. Se necesita una poderosa fuente de electricidad capaz de eliminar todo en un solo impulso: o un condensador o un generador. Los armeros rusos utilizan ambos.
El primer método se tradujo en el desarrollo de Ránets: una instalación quema con garantía cualquier equipo electrónico en un radio de 14 kilómetros si lo detecta. En otras palabras, esta enorme instalación, montada sobre un chasis y parecida a lanzamisiles múltiple, actúa de modo 'orientado', pero necesita 20 minutos para la recarga.
La segunda solución se tradujo en el misil Alabuga. Explotado a una altura de trescientos metros destruye cualquier equipo electrónico en un radio de tres kilómetros. Es decir, neutraliza, dejando sin comunicación y mando, a un regimiento entero.
Ya presente en las tropas rusasNo olvidemos las interferencias de radio tradicionales, que en los últimos años se han hecho mucho más inteligentes. Los sistemas móviles Krasuja-3 y Krasuja-4 'suprimen' los satélites espías, radares terrestres y aviones de alerta temprana dotados del sistema AWACS. Y neutralizan completamente el funcionamiento de radares enemigos en un radio de 300 kilómetros.
El sistema naval TK-25E protege los buques de guerra de misiles guiados por radio, generando interferencias y reduciendo la probabilidad de impacto en tres veces.
La infantería rusa está defendida por el Rtut-BM, que 'engaña' las espoletas activadas por radio. A propósito: cuatro de cada cinco proyectiles de piezas de artillería, morteros y casi todas las municiones de precisión fabricados en Occidente están dotados de espoletas de este tipo.
Los expertos coinciden en la respuesta, que es corta: Jibiny, el actual sistema de guerra electrónica ruso que ha 'apagado' las pantallas de radares del destructor, haciéndolo indefenso. Un reciente artículo de portal militar ruso Warfiles describe estas armas, capaces de neutralizar tanto un moderno misil guiado por GPS como un destructor o un regimiento entero de un posible adversario.
Cuando en el ya lejano año 1961 la URSS ensayó su llamada Bomba Zar en el archipiélago de Nóvaya Zemliá, un extenso territorio quedó incomunicado durante una hora. A partir de entonces surgió la idea de usar un poderoso impulso electromagnético para 'quemar' el delicado equipo electrónico de potencial adversario e interferir en la comunicación radial.
¿Cómo se consigue?De dos maneras. Se necesita una poderosa fuente de electricidad capaz de eliminar todo en un solo impulso: o un condensador o un generador. Los armeros rusos utilizan ambos.
El primer método se tradujo en el desarrollo de Ránets: una instalación quema con garantía cualquier equipo electrónico en un radio de 14 kilómetros si lo detecta. En otras palabras, esta enorme instalación, montada sobre un chasis y parecida a lanzamisiles múltiple, actúa de modo 'orientado', pero necesita 20 minutos para la recarga.
La segunda solución se tradujo en el misil Alabuga. Explotado a una altura de trescientos metros destruye cualquier equipo electrónico en un radio de tres kilómetros. Es decir, neutraliza, dejando sin comunicación y mando, a un regimiento entero.
Ya presente en las tropas rusasNo olvidemos las interferencias de radio tradicionales, que en los últimos años se han hecho mucho más inteligentes. Los sistemas móviles Krasuja-3 y Krasuja-4 'suprimen' los satélites espías, radares terrestres y aviones de alerta temprana dotados del sistema AWACS. Y neutralizan completamente el funcionamiento de radares enemigos en un radio de 300 kilómetros.
El sistema naval TK-25E protege los buques de guerra de misiles guiados por radio, generando interferencias y reduciendo la probabilidad de impacto en tres veces.
La infantería rusa está defendida por el Rtut-BM, que 'engaña' las espoletas activadas por radio. A propósito: cuatro de cada cinco proyectiles de piezas de artillería, morteros y casi todas las municiones de precisión fabricados en Occidente están dotados de espoletas de este tipo.
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