Precisamente este radar pasivo de barrido electrónico (PESA) le proporciona al renovado avión de combate un conocimiento situacional nunca visto, comparable incluso con el caza de quinta generación F-22 Raptor y el enorme interceptor MiG-31BSM.
El Irbis-E fue desarrollado por el Instituto de Investigación de Producción de Instrumentos V.V. Tikhomirov como un radar multifunción de banda de ondas X con un conjunto de antenas pasivas en fase (PAA) montado en una unidad móvil de accionamiento hidráulico. Esta unidad de dos pasos gira la antena mecánicamente a 60° en acimut —o en el eje horizontal— y 120° en balanceo —el eje vertical—. El dispositivo de antena, por su parte, escanea con un haz controlado electrónicamente los sectores que superan los 60°.
De tal modo, el ángulo máximo de desviación del haz alcanza los 120°, una capacidad de la que pocos cazas pueden presumir, destaca el medio Military Watch. En comparación con su predecesor, el radar BARS, utilizado por el Su-27 y el Su-30, el Irbis-E dispone de cuatro, en lugar de tres, canales discretos y tiene prácticamente el triple de potencia.
Gracias a todas estas mejoras el Irbis-E tuvo durante años el mayor alcance de detección entre los cazas rusos, con la excepción del Zaslon-M instalado en el MiG-31BSM. De hecho, podía detectar un objetivo con una sección transversal de radar de tres metros cuadrados a una distancia de entre 350 y 400 kilómetros. Al mismo tiempo, el alcance es de 160 km cuando se trata de objetivos furtivos con una sección transversal de 0,01 metros cuadrados, según el fabricante.
No se sabe si estos alcances se aplican solo cuando el radar está enfocado en un área particular, o cuando está realizando un escaneo más amplio de hasta 120 grados. Dado que el Su-35S está diseñado para operar en grandes escuadrones y compartir los datos de los objetivos a través de enlaces de datos, el conocimiento situacional de una unidad completa será mucho mayor que el de un solo avión, explica el medio.
Lo que sí se sabe es que durante las pruebas estatales el radar Irbis-E logró detectar un caza Su-27 a una distancia de 300 kilómetros, y pudo fijar el objetivo a una distancia de 250 kilómetros.
En el modo de seguimiento combinado con escaneo, el Irbis-E puede manejar 30 blancos simultáneamente y orientar al mismo tiempo dos misiles guiados semiactivos, como el R-27. Al ser más antiguos, estos misiles carecen de la capacidad de "disparar y olvidarse" y necesitan ser guiados a lo largo de su trayectoria de vuelo. Pero están siendo gradualmente retirados del servicio en favor de diseños más nuevos. Así, cuando se emplean misiles con guiado activo por radar, como el R-77 o el R-37M, con los que están equipadas la mayoría de las unidades del Su-35S, el Irbis-E puede guiar hasta ocho misiles simultáneamente.
Mientras que el Irbis-E puede detectar grandes aviones a una distancia de hasta 400 kilómetros, contra objetivos terrestres o navales la distancia es algo menor. Por ejemplo, se estima que un blanco del tamaño de un portaviones puede detectarse a 150-200 km, un puente ferroviario a 100-120 km y una lancha a 60-70 km. A diferencia del radar BARS original, el Irbis-E dispone de múltiples modos de cartografía terrestre, incluido un modo de apertura sintética, y en el Su-35S el radar se complementa con el sistema optoelectrónico OLS-35 que proporciona capacidades de medición de distancia por láser, así como la capacidad de búsqueda y seguimiento por infrarrojos TV.
Cuando se despliega contra objetivos de superficie, el radar puede dirigir municiones guiadas contra cuatro blancos simultáneamente, y puede hacerlo mientras sigue escaneando el horizonte en busca de nuevos objetivos aéreos. Esto significa que la alerta situacional contra las amenazas aéreas no se ve seriamente comprometida cuando el caza opera en modo aire-tierra. Además, es capaz de seguir blancos aéreos y terrestres previamente identificados mientras escanea simultáneamente en busca de nuevos objetivos.
El medio destaca que el Irbis-E es el radar PESA más potente del mundo entre los instalados en un avión de combate de su clase, y solo se ve desafiado por los radares de barrido electrónico activo (AESA), como los que llevan los cazas estadounidenses F-22 y el F-15EX, o los cazas chinos J-16 y el J-15B. Al mismo tiempo, hoy en día es el tercer radar más potente del inventario ruso de los integrados en aviones construidos para el combate aire-aire, superado solo por el radar AESA del Su-57 y el radar Zaslon-M del MiG-31, que es mucho más grande.
Se cree que el Irbis-E ha sido diseñado pensando en el combate contra aviones furtivos, al igual que el propio Su-35S fue diseñado específicamente para contrarrestar el caza estadounidense de quinta generación F-22. La capacidad de rastrear este tipo de aeronaves a 90 km de distancia es un activo valioso, sobre todo si varias aeronaves comparten los datos, lo que podría ampliar considerablemente este alcance, destaca el medio.
Además del Su-35, el Irbis-E también se ha integrado en los cazas pesados Su-27SM2 y Su-27SM3 de las Fuerzas Aeroespaciales rusas, que comparten muchas características con los nuevos aviones. También se cree que el radar está destinado a integrarse en variantes mejoradas del Su-30 en el futuro, y se ha ofrecido para la exportación como parte de un paquete de actualización para los cazas Su-30 que, especialmente para las variantes más antiguas, podría revolucionar su conocimiento de la situación. En cuanto al Su-35S, varios informes indican que el Irbis-E podría ser sustituido por un radar AESA basado en el diseño que actualmente utiliza el Su-57, que está en servicio desde diciembre de 2020, concluye Military Watch.
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