“Es un hecho histórico que Israel ocupó Cisjordania, la Franja de Gaza y los altos del Golán después de la guerra de 1967”, dijo el miércoles a la prensa el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price.
El diplomático estadounidense afirmó que los anteriores gobiernos estadounidenses, tanto demócratas como republicanos, “durante varias décadas” compartían la misma posición de que Cisjordania es una región ocupada por Israel.
Biden sigue política trumpista sobre ‘Israel y los territorios ocupados’
Sin embargo, el actual Gobierno estadounidense, presidido por Joe Biden, se abstuvo, igual que su predecesor, Donald Trump, de utilizar el término ocupada para Cisjordania en un informe anual sobre los derechos humanos en el mundo, elaborado por el Departamento de Estado estadunidense.
Durante décadas el referido informe se elaboraba bajo la fórmula ‘Israel y los territorios ocupados’, pero Trump abandonó dicha tradición desde 2018 modificando el título del documento en ‘Israel, Cisjordania y Gaza’, apoyando abiertamente la política de ocupación israelí.
En un intento de evitar críticas, la Administración de Biden ha insertado un párrafo en el que se explica que las palabras utilizadas “no reflejan una posición sobre ninguna de las cuestiones relacionadas con el estatuto final que deben negociar las partes en el conflicto, en particular las fronteras específicas de la soberanía israelí en Jerusalén, o las fronteras entre Israel y un futuro estado palestino”.
En un claro rechazo al consenso internacional, que considera al régimen de Israel como una fuerza de ocupación, Trump declaró la ciudad palestina de Al-Quds (Jerusalén) como la capital de Israel en 2017, además, en 2019 reconoció la soberanía de este régimen sobre los altos del Golán sirios.
Aunque Biden no ha retrocedido hasta el momento en ninguna de esas decisiones de su antecesor, Price ha dicho que el inquilino de la Casa Blanca, a diferencia de Trump, aboga por la solución de dos Estados: Israel y Palestina.
El Gobierno palestino, por su parte, denuncia que el apoyo de EE.UU. a la ocupación israelí, así como su controvertida decisión sobre la capital israelí socava todos los esfuerzos encaminados a resolver el conflicto palestino-israelí e impide la creación de un Estado palestino soberano con Al-Quds como su capital.
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