El 22 de agosto, EE.UU. envió a Europa un escuadrón de ataque, compuesto por seis bombarderos estratégicos tipo B-52, para lo que sus Fuerzas Aéreas llamaron “una misión de entrenamiento planificada desde hace mucho tiempo”. Desde entonces, estos bombarderos han volado por toda Europa.
El general Adrian Spain, jefe de planificación de las Fuerzas Aéreas de EE.UU. en Europa y África, dijo el martes que los bombarderos B-52 “están compitiendo todos los días” en Europa para enviar un mensaje a Rusia.
El 27 de agosto, los B-52 participaron en una misión de entrenamiento con aviones de combate británicos y franceses, y también realizaron un vuelo, de un solo día, sobre los 30 países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), “para demostrar la solidaridad de la Alianza, mejorar la preparación y brindar oportunidades de entrenamiento”, dijeron las Fuerzas Aéreas estadounidenses.
Los bombarderos estratégicos estadounidenses concluyeron agosto entrenando, junto a otros aviones de la OTAN, sobre el mar Báltico, cerca de las fronteras rusas, y comenzaron septiembre con otro sobrevuelo en el mar de Noruega.
Asimismo, los B-52 sobrevolaron también el presente mes Ucrania y la sensible área localizada en las cercanías del mar de Azov, muy próxima a Rusia, airando a Moscú, que denuncia la creciente presencia militar occidental en sus fronteras.
El alto mando militar estadounidense afirmó que el envío de los B-52 a Europa y las crecientes actividades militares de los miembros de la OTAN en Europa oriental —en los mares Negro y Báltico— tienen por meta demostrar la “fuerte” alianza que existe entre los aliados y señalar que, “cualquier intento de interponerse entre nosotros de esa manera, no va a funcionar”.
Sin embargo, los recientes vuelos de los B-52 en Europa no se han desarrollado sin que se registraran incidentes. El 28 de agosto, dos cazas rusos modelo Su-27 interceptaron un Boeing B-52 Stratofortress estadounidense que se aproximaba a las fronteras de Rusia mientras volaba sobre las aguas neutrales del mar Negro.
Tras el inicio de la crisis ucraniana en 2014, los lazos bilaterales entre Moscú y el bloque militar occidental han experimentado un deterioro a niveles nunca vistos desde el fin de la Guerra Fría. Ambas partes se acusan mutuamente de llevar a cabo actos hostiles, mientras cada uno de ellos organiza maniobras en respuesta a las realizadas por la otra parte.
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