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domingo, 8 de julio de 2018

EEUU intenta salvar su alianza con Turquía a toda costa



Con la próxima cumbre que se celebrará en Finlandia entre Donald Trump y Vladímir Putin, EEUU necesita prepararse para llegar a acuerdos sobre el problema sirio. Por esta razón, el país norteamericano necesita tener aliados en Oriente Medio para seguir logrando sus objetivos en la región.

Entre los posibles aliados, Turquía es uno de los más importantes y, al mismo tiempo, más problemáticos para EEUU, afirma Maxim Suchkov, editor jefe del medio Al Monitor y politólogo del club Valdái.

Historia de las relaciones

Así, en su artículo para el medio RBC, el politólogo explicó que, a lo largo de las extensas relaciones entre los dos países, hubo muchos puntos de fricción. Entre ellos estaba la oposición de EEUU a los planes de Turquía de invadir el Chipre y el consecuente embargo armamentístico que se impuso sobre el país otomano en 1974.

A pesar de las discordias, los círculos políticos estadounidenses veían a Turquía como "un aliado de importancia crítica" en la contención de la 'amenaza soviética', lo que sirvió de fuerte fundamento para mantener la alianza, narra el autor.

De acuerdo con él, actualmente el mayor problema en las relaciones entre los dos países es que EEUU no cambió el papel dedicado a Turquía. Después de la caída de la URSS, el país otomano fue considerado como una herramienta para lograr los objetivos estadounidenses en la región.
Con ello se ignoraron los cambios que tuvieron lugar en Turquía y las aspiraciones de las élites del país de dominar las que fueron tierras otomanas, señala Suchkov. Según él, hay partidarios tanto del mantenimiento de relaciones entre los dos países como de su ruptura.

Para resumir la percepción que tiene el 'establishment' de EEUU sobre Turquía, el experto citó al presidente del Consejo para Asuntos Internacionales, Richard Haass: "Puede que Turquía sea un aliado, pero no un socio".

Problemas actuales

Las relaciones entre los dos aliados de la OTAN están pasando por un periodo difícil, cuenta Suchkov. El apoyo prestado por EEUU a las fuerzas kurdas es uno de los problemas más importantes. Con la llegada de la Administración Trump se llegó a algunos acuerdos, pero esto no cambió la situación, explica el politólogo.

"Washington y Ankara trabajaron mucho para crear un 'mapa' conjunto en relación a las regiones kurdas en el norte de Siria. (…) Sin embargo, no lograron solucionar las discrepancias fundamentales", afirma Suchkov.

Turquía sigue siendo cautelosa en cuanto al apoyo que reciben los kurdos de EEUU, añadió. Además, el país otomano se muestra sensible a lo que considera como "intromisiones en sus asuntos interiores" y exige la extradición del predicador islámico opositor Fethullah Gulen.

Por su parte, EEUU está categóricamente en contra de la posible compra de los sistemas de defensa aérea rusos S-400 por parte de Ankara. Razón por la cual, Washington usa la venta de sus cazas de quinta generación F-35 a Turquía como moneda de cambio, según el autor.

"EEUU y Turquía no logran entablar unas nuevas relaciones en un mundo moderno donde los aliados a menudo se benefician al acercarse a los enemigos de ayer", concluyó Maxim Suchkov.
Turquía: elemento clave en Siria

Según expone Suchkov en su artículo, Washington considera que "en el conflicto sirio Rusia es un reto e Irán es una amenaza. Así que hay que aislar a Turquía de relaciones con estos dos países".

Así, en el "escenario óptimo para EEUU", unas relaciones más estrechas con Turquía reforzarían las posiciones estadounidenses en las negociaciones relacionadas con Siria.

Pero el problema es que Ankara no piensa compartir su influencia regional con nadie, ni siquiera con sus aliados de la OTAN, explica el experto.

"El presidente Erdogan sabe maniobrar bastante bien entre Moscú y Washington para promover los intereses turcos en Siria y Oriente Medio", añadió.
Solución de EEUU

Suchkov afirma que, a pesar de lo "molesta que esté" la Administración Trump con el doble juego de Ankara, EEUU no piensa perder a su aliado. Además, los estadounidenses parten de la noción de que el establishment turco sigue estando más dispuesto a cooperar con EEUU y no tanto con Rusia.

Es por ello que el objetivo actual de los diplomáticos estadounidenses es convencer a sus homólogos turcos de que se respetarán sus intereses en los territorios colindantes, dijo el politólogo.

Al mismo tiempo, parafraseó a Haass para describir las relaciones entre Turquía y Rusia: "Puede que Turquía sea un socio, pero no un aliado". En consecuencia, Moscú debe seguir enfocada en el estatus de socio del país otomano, pero no debe olvidarse de los riesgos que acarrea el segundo, concluyó Maxim Suchkov.

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