El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha anunciado este sábado que la reunión, del 7 de diciembre, tendrá lugar en momento en que hay duras tiranteces entre Rusia y EE.UU. por la situación en las fronteras occidentales rusas con países del Este de Europa.
Moscú ha desplegado tropas en su frontera cerca de Ucrania como una medida de defensa y disuasión ante la amenaza de un posible ataque por parte de Kiev, que está bajo paraguas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), alianza militar encabezada por EE.UU.
Por su parte, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha confirmado la cita de los líderes ruso y estadounidense, precisando que los mandatarios discutirán una serie de temas de las relaciones bilaterales, incluida la “estabilidad estratégica, el ciberespacio y las cuestiones regionales”.
“El presidente Biden subrayará la preocupación de EE.UU. por las actividades militares de Rusia en la frontera con Ucrania”, ha expresado la funcionaria estadounidense.
Las declaraciones de la secretaria de la Casa Blanca se han producido después de que el presidente de EE.UU. prometiera una “larga discusión” con su homólogo ruso sobre las tensiones entre Moscú y Kiev.
Desde 2014, el Ejército ucraniano ha emprendido una lucha contra los independentistas del Donbás, región del este de Ucrania y limítrofe con Rusia. Recientemente, la tensión se ha disparado con acusaciones mutuas entre Kiev y Moscú de movilización de tropas y preparativos para una posible ofensiva.
Por otro lado, Rusia en repetidas ocasiones ha dejado claro que no es parte de este conflicto y sus actividades fronterizas se llevan a cabo en el marco de la defensa de su soberanía contra las provocaciones del Occidente incitando a Ucrania a iniciar un nuevo enfrentamiento con los independentistas con el propósito de desestabilizar las fronteras rusas.
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