Algunas unidades de la aeronave están sufriendo la pérdida de partes del fuselaje debido a las vibraciones que producen los motores.
Las horas de vuelo acumuladas y las siempre complicadas condiciones de mantenimiento en el campo de batalla afectan en gran medida a los cazas y helicópteros. Aunque son los escenarios para los que han sido diseñados en última instancia, algunos fallos o puntos débiles aparecen solo cuando se llevan algunos parámetros al extremo. Esto mismo le está ocurriendo al helicóptero Ka-52 Caimán, el más avanzado dentro de las filas rusas, con problemas derivados de las vibraciones.Tal y como se puede apreciar en algunas imágenes, el propulsor que alimenta al doble rotor del Caimán ha producido que algunas unidades pierdan parte del carenado del tren de aterrizaje principal, según Defence Blog. Si bien la pérdida del carenado supone un problema menor a corto plazo, las vibraciones pueden fatigar materiales y desgastar juntas de elementos de vuelo más importantes.
El problema podría venir debido a una falta de mantenimiento o una fabricación de base deficiente. Es posible que se produzca debido fallo en el montaje del rotor de la aeronave; multiplicándose debido a la gran velocidad con la que gira, realizando un movimiento excéntrico que puede acarrear daños importantes.
Otra posibilidad es un problema en el montaje de alguna de las palas, que puede no estar correctamente colocada y alineada para compensar el resto de fuerzas a las que está sometido el helicóptero. Por el momento, los detalles sobre el origen de la gran vibración son escasos y teniendo en cuenta el hermetismo ruso es probable que nunca se llegue a saber. Más cuando no parece ser un problema que afecta todas las unidades.
Caimán ruso
El Caimán es uno de los helicópteros de ataque más modernos de los que sirven dentro de la Fuerza Aérea de Rusia y también uno de los modelos que más bajas ucranianas se ha anotado desde que comenzó la guerra. Su forma de ataque a muy baja cota unido a problemas como las vibraciones les convierte en blancos fáciles de derribar por la artillería o por misiles antiaéreos.
El Ka-52 es una evolución directa de un Ka-50 al que se le ha ampliado la cabina de vuelo. La producción en serie comenzó en 2008 en la factoría de Kamov en el este del país justo enfrente de Japón.
Entre el equipamiento esencial del helicóptero se encuentran los asientos ejectables y una cabina de vuelo actualizada a los estándares más modernos con pantallas, proyección de datos en el parabrisas (HUD), visor en el casco y el sistema de ataque integrado desarrollado por Rusia. Prácticamente todo lo que se puede esperar en un avión caza, solo que adaptado a una cabina de vuelo y a un formato de helicóptero.
El sistema de propulsión se compone de un par de rotores principales de giro contrario movidos por 2.400 caballos de potencia. Esto le permite alcanzar una altitud máxima de 5.500 metros con una velocidad de crucero de 260 kilómetros por hora. También consigue una tasa de ascenso de 12 metros por segundo y una autonomía de 460 kilómetros.
El Caimán dispone de un amplio surtido de armas de ataque encabezado por un cañón móvil 2A42 de 30 milímetros con 240 cartuchos de munición perforadora y de fragmentación. Además, cuenta con 6 anclajes externos ubicados bajo las pequeñas alas donde acarrear más armamento.
Por ejemplo, puede llevar misiles anticarro guiados por láser modelo Vikhi —con 10 kilómetros de alcance— y Ataka, lanzadores B8V-20 para cohetes no guiados de 80 milímetros y misiles aire-aire del tipo Igla-V con guiado por infrarrojos.
Destruyendo helicópteros
Aunque no parece ser el caso de los helicópteros rusos, hay un fenómeno físico similar ampliamente conocido por cualquier ingeniero aeronáutico o piloto: la resonancia en tierra. Este problema ocurre durante el aterrizaje de la aeronave, una de las maniobras más delicadas.
Helicóptero en resonancia
Se produce por la interacción entre las vibraciones naturales de los materiales del helicóptero y la superficie. Debido a problemas de mantenimiento como una pala mal balanceada o defectos más graves en el propulsor, el eje emite una vibración al tren de aterrizaje que no se consigue absorber y se devuelve al helicóptero.
De esta forma, la vibración regresa al sistema ampliándose cada vez más y manteniendo la frecuencia. La única manera de terminar con este problema es regresando al aire. En el momento que se detiene el contacto con el suelo la resonancia desaparece. Así se puede ver en intro de este capítulo de MacGyver, donde el piloto despega inmediatamente después de detectar la resonancia.
Helicóptero entrando en resonancia
Pero si no se actúa, las consecuencias son catastróficas. Primero porque tras unos pocos segundos será imposible controlar ningún mando dentro de la aeronave, dejando al piloto sin control debido a las sacudidas. Y segundo porque la onda de la vibración continúa expandiéndose y consigue romper la estructura del helicóptero. Poco tiempo después de la entrada en resonancia en tierra, puede llegar incluso a desintegrarse.
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