El miércoles, las fuerzas ucranianas llevaron a cabo ataques masivos contra 13 localidades y ciudades de la república popular de Donetsk, dejando un saldo de siete civiles muertos, incluidos, tres niños, así como 28 heridos, entre los que figuran 8 menores de edad, según informó el Centro Conjunto de Control y Coordinación del Régimen de Alto el Fuego.
“Finalmente, se siente que la artillería occidental, las armas que recibimos de nuestros socios, empezaron a funcionar con mucha fuerza. Su precisión es exactamente lo que necesitábamos”, manifestó el mismo miércoles el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Como consecuencia de las ofensivas ucranianas, según sostuvo Zelenski durante su mensaje grabado, refiriéndose a la nación ucraniana, “los depósitos y otros puntos importantes para la logística” de las fuerzas rusas han sido impactados por los militares bajo mando de Ucrania.
Esto ocurrió, mientras que el 5 de julio también otra ofensiva ucraniana mató a una niña de 10 años en el distrito Voroshilovsky en el centro de la ciudad de Donetsk.
A su vez, Moscú ha dejado claro una y otra vez que su operación militar no tiene como meta a los civiles, sino que busca “desmilitarizar” y “desnazificar” al país europeo, además de evitar que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encabezada por EEUU, convierta a Ucrania en una base antirrusa.
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