Rod Liddle, editor asociado de la revista 'The Spectator', denuncia en su nueva columna semanal la "idiotez patriotera" y la creciente retórica contra Rusia en el Reino Unido.
En su texto, Rod Liddle constata que parte de este "estúpido ruido de sables" contra Rusia proviene de las Fuerzas Armadas británicas, para las que "quizás es más cómodo tratar con un enemigo que entiende, en lugar de con las bandas dispares de lunáticos yihadistas nihilistas".
"Es nuestro lado el que me preocupa, no el de ellos"
El autor del texto admite que, si bien "es de esperar este tipo de cosas de las Fuerzas Armadas", resulta más alarmante cuando éstas provienen de los políticos. "Es nuestro lado que me preocupa, no el de ellos", recalca.
En este sentido, Liddle recuerda las declaraciones del político Andrew Mitchell, que sugirió derribar aviones rusos en Siria, o las del ministro de Exteriores Boris Johnson, que afirmó —"como un ayatolá payaso"— que la gente debe protestar frente a la Embajada rusa por la operación rusa en Siria.
Varios soldados estadounidenses en un vehículo militar cerca de Alepo, Siria.Khalil AshawiReuters
Mientras tanto, las acciones de la propia coalición en Siria e Irak son, según Liddle, "tan incoherentes y equivocadas como todo lo demás que hemos hecho en Oriente Medio en los últimos tiempos", desde la invasión de Irak hasta "la intervención catastrófica y estúpida en Libia".
El periodista denuncia que en Siria e Irak el Reino Unido y la coalición están luchando "apoyando a personas que, en realidad, no existen": los "buenos" moderados, que no son yihadistas ni tampoco Al Assad.
Desde los atletas hasta RT: "veda a todo lo ruso"
Más allá de Siria, Liddle hace hincapié en que desde hace un tiempo está abierta una "veda a todas las cosas rusas": desde las acusaciones de dopaje contra los atletas rusos hasta las acusaciones de la guerra cibernética para influir en las elecciones presidenciales de EE.UU., pasando por la intención de cerrar las cuentas bancarias de RT en el Reino Unido.
Sobre este último tema, el periodista opina que, aunque Londres lo niega, "existe participación directa del Gobierno" británico.
"Provocamos, distorsionamos los hechos con el objetivo de adaptarlos a nuestra agenda, vilipendiamos a Putin y a su país en una manera totalmente beligerante y ciega, ignorando nuestras propias fechorías".
Rod Liddle, periodista británico
"Tratamos de molestar y, con suerte, cerrar una cadena porque está sacando cosas con las que no está de acuerdo nuestro Gobierno", explica el autor, agregando que los informativos de RT "a veces revelan una verdad que, de otra forma, sería ocultada".
Por último, Liddle destaca que, aunque no pertenece al "creciente club de fans británicos" de Vladímir Putin, su preocupación parte del hecho de que "provocamos, distorsionamos los hechos con el objetivo de adaptarlos a nuestra agenda, vilipendiamos a Putin y a su país en una manera totalmente beligerante y ciega, ignorando nuestras propias fechorías".
"Una profunda búsqueda psicológica de un enemigo"
La portada del número 'The Spectator' de esta semana la protagoniza un Vladímir Putin de rostro siniestro que sostiene un iPad con el logo de RT como parte de un montaje de un conocido cartel soviético.
En la misma revista aparece otro artículo donde el periodista Paul Wood especula con la posibilidad de una invasión rusa del Báltico y de "juegos peligrosos de Putin" en la región.
Sobre esta dualidad, el editor adjunto de 'The Spectator', Freddy Gray, ha comentado a RT que la revista tiene un punto de vista "bastante interesante" acerca de Putin. "'The Spectator' se encuentra en una posición excepcional y afortunada: la de no ser rusófobos, pero a la vez no ser rusófilos", afirma.
Gray también opina que la "histeria sobre Rusia" en Occidente se basa "en una profunda búsqueda psicológica de un enemigo", y que Putin "parece venirle muy bien al momento". Asimismo, cree que, en gran medida, todo ello está vinculado con las elecciones norteamericanas.
Sobre la noticia del cierre de las cuentas de RT, el periodista concluye que Occidente tiene "tanto miedo a las amenazas de la sociedad libre del Este que nosotros mismos corremos el peligro de no ser una sociedad libre".
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