La imagen debe haber sido impresionante. Unas 50 toneladas de municiones, armas ligeras y granadas cayeron literalmente del cielo sobre la provincia de al Hasaka, en el norte de Siria.
El cargamento, unos 100 bultos, iba destinado a aprovisionar a las fuerzas rebeldes que combaten al autodenominado Estado Islámico y fue entregado por un avión de carga C-17 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, escoltado por aviones caza.
Dentro llevaba municiones para armas pequeñas y otros artículos como granadas de mano.
Así, Washington inició su nueva estrategia en Siria, tras el anuncio de que no seguirá entrenando a los rebeldes sino que dará apoyo a grupos sirios, cuyos líderes cuentan con el visto bueno y la confianza de la coalición internacional que combate al EI.
La entrega, además, es sólo una pequeña muestra del despliegue militar estadounidense en territorio sirio, un teatro de operaciones al que hace casi dos semanas se incorporó formalmente Rusia para respaldar al gobierno del presidente Bashar al Asad.
Armas para los rebeldes
El flujo de armamento estadounidense a territorio sirio no es un asunto nuevo.
En junio de 2012, The New York Times informaba sobre la presencia en el sur de Turquía de miembros de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA), que definían a cuáles de los grupos rebeldes dotar de armas para combatir al gobierno de Al Asad.
Esos grupos estaban recibiendo rifles automáticos, lanzacohetes, municiones y algunas armas antitanques.
En esa época, los rebeldes también recibían armas procedentes de Libia.
De acuerdo con la consultora Stratfor, una de las funciones de la presencia estadounidense en Bengazi, era favorecer el flujo de armas libias para los rebeldes sirios.
"Desde el punto de vista de EE.UU. enviar armas a Siria no sólo ayuda a los rebeldes, sino que cada misil tierra-aire enviado a Siria es uno menos que puede caer en manos de grupos militantes de la zona", apuntaba Stratfor en junio de 2013.
Apoyo fallido
A comienzos de 2015, como parte del plan del gobierno estadounidense de entrenar y armar a rebeldes sirios para hacer frente al EI, se anunció que recibirían camionetas con ametralladoras, así como radios y equipos de geolocalización satelital para que ayudaran a guiar los ataques aéreos de la coalición internacional.
También se comentó la posibilidad de que recibieran morteros y mejores armas anti-tanques.
El plan para entrenar a los rebeldes fracasó, pero la dotación de mejores armas anti-tanques significó un gran avance para los grupos opositores al gobierno de Al Asad.
La más potente
De las armas estadounidenses que se sepan que están en manos de los rebeldes sirios, los sistemas de misiles anti-tanques guiados BGM-71E TOW, parecen ser los más efectivos.
Estas armas fueron entregadas a través de un programa encubierto de dos años entre Estados Unidos y sus aliados para armar a grupos rebeldes de su confianza enfrentados al gobierno de Al Asad, según reseñó The Washington Post.
Estos misiles tienen un rango de alcance de casi cuatro kilómetros a lo largo de los cuales su trayectoria puede ser modificada por quien lo lanzó.
Aparentemente han sido claves tanto para favorecer el avance de los grupos rebeldes en el noroeste de Siria como para, desde hace un par de semanas, ayudar a retrasar el progreso reciente de las fuerzas leales al gobierno de Al Asad.
Desde el inicio de esta ofensiva, con respaldo ruso, se han colgado en Internet decenas de videos que muestran a los rebeldes destruyendo con estos misiles tanques y otros vehículos blindados del ejército sirio.
Lucha contra EI
Estados Unidos participa además en una coalición de la que forman parte 60 países que realizan incursiones aéreas en Irak y Siria contra posiciones de Estado Islámico (EI).
Bajo la Operación "Determinación Inherente", EE.UU. realizó hasta el 6 de octubre 2.487 ataques aéreos sobre Siria, según cifras del Pentágono.
En total son un centenar de aviones los que EE.UU emplea contra EI.
La misión se realiza además con el apoyo de buques de la Quinta Flota, con sede en Bahréin, que es responsable de las fuerzas navales que operan en la región del Golfo Pérsico, el mar Rojo, el mar Arábigo y la costa de África del Este, y depende del Mando Central.
De momento han participado los portaaviones el USS George H.W. Bush, el USS Theodore Roosevelt y otros como el USS Carl Vinson y el destructor USS McFaul, han sido desplazados temporalmente para reforzar las operaciones.
Los tres primeros son portaaviones de propulsión nuclear de la clase Nimitz, con capacidad para trasladar 60 aeronaves, incluyendo aviones y helicópteros, además de una tripulación superior a las 5.000 personas.
El armamento integrado a bordo incluye un sistema de misiles antibuque (Phalanx CIWS), lanzadores de misiles guiados (Rolling Airframe Missile), un sistema de misiles antiaereos con 21 misiles RIM-116 guiados con rayos infrarrojos y lanzadores Mk-29 con 8 ESSM (Evolved SeaSparrow Missile).
En cuanto al USS McFaul está dotado de un sistema de lanzamiento vertical con 80 misiles, dos sistemas del ataque de 155 milímetros y dos sistema de armamento de proximidad de 30 mm.
Además tiene capacidad para dos helicópteros Sikorsky MH-60 o uno de estos helicópteros y tres aviones no tripulados, conocidos como "drones".
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