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domingo, 24 de agosto de 2025

Pekín supera a la ‘artillería para tontos’ de EEUU: así es el nuevo Himars chino

El PHL-16 es un lanzador de cohetes múltiples montado en camión con un diseño modular que recuerda a las baterías Himars de los Estados Unidos



Pekín ya tiene su propia versión de la ‘artillería para tontos’ estadounidense. El lanzacohetes PHL-16, desplegado en unidades clave frente a Taiwán, es la apuesta de China por sistemas de fuego masivo fáciles de operar, rápidos de reconfigurar y capaces de lanzar misiles o cohetes de diferente calibre en cuestión de minutos. Su diseño modular recuerda al Himars norteamericano, el arma elegida por Washington y Taipéi para reforzar la defensa de la isla ante un posible desembarco chino.

El PHL-16, también denominado PCL-191, es el lanzacohetes autopropulsado más moderno del Ejército chino. Fue presentado en sociedad en el gran desfile de 2019, el mismo año en que Pekín celebraba setenta años de la República Popular. Fabricado por Norinco y basado en modelos previos como el AR-3, el sistema mide doce metros de largo, tres de ancho y tres de alto. Se mueve sobre un chasis WS2400 8×8, como un camión de bomberos pero preparado para larguísimas travesías todoterreno.


Diseño modular

Donde destaca el PHL-16 es en la flexibilidad del concepto modular, igual que los Himars. El mismo vehículo puede disparar cohetes de 300 mm que alcanzan los 130 km, proyectiles guiados de 370 mm con un rango de hasta 300 km —cubriendo con precisión todo el estrecho de Taiwán— o incluso misiles balísticos tácticos Fire Dragon de 750 mm, capaces de volar 500 km y golpear posiciones estratégicas a distancias similares a buena parte del arsenal balístico ruso. Todo esto sin depender de plataformas diferentes ni ajustes complejos: basta intercambiar los contenedores de lanzamiento.

El tiempo para preparar el siguiente golpe se reduce al mínimo. El sistema automatizado permite alternar entre configuraciones y calibres según la misión, adaptando la carga de ocho cohetes o dos misiles en un intervalo de minutos. Esto significa que un solo camión puede transformarse de arma de saturación —ideal para romper líneas defensivas enemigas— a lanzador de ataques de precisión sobre objetivos de alto valor como puestos de mando o infraestructuras críticas.



Los cohetes de 370 mm cuentan con guiado avanzado y pueden detonar en el aire, maximizando el daño sobre infantería, blindados ligeros o sistemas antiaéreos. La precisión se combina así con una capacidad destructiva masiva en el área seleccionada, dificultando la defensa y la respuesta del enemigo. Cuando la misión exige destruir objetivos especialmente reforzados, los misiles Fire Dragon ofrecen un alcance y una potencia similares a los misiles balísticos de corto alcance.

El PHL-16 puede circular a 80 km/h por carretera y sortear terrenos difíciles sin ayuda de infraestructuras logísticas. Esta agilidad no solo le permite desplegarse rápidamente cerca de las costas de Taiwán —o en cualquier zona en disputa del mar de China—, sino que también asegura que puede replegarse en cuestión de segundos tras un disparo, minimizando el riesgo de ser detectado y destruido por represalias enemigas.

Aumenta la apuesta por Taiwán

Aunque el Ejército chino no revela detalles sobre el número de sistemas en activo, expertos occidentales calculan que ya suman más de 120 distribuidos en las grandes agrupaciones del Teatro Oriental. Estas unidades —71, 72 y 73— están asignadas a la defensa y eventual ofensiva sobre Taiwán, lo que indica un papel central del PHL-16 en la estrategia de disuasión y dominio de áreas clave.

El paralelismo con el Himars estadounidense es inevitable. Ambos sistemas pueden cambiar de munición sobre la marcha y lanzar salvas devastadoras desde posiciones alejadas del frente. Sin embargo, la versión china alcanza una distancia superior: los misiles Fire Dragon llegan hasta 500 km, barren el estrecho e incluso penetran en el espacio aéreo enemigo, mientras que los actuales cohetes del Himars estadounidense rondan los 300 km y dependen de proyectiles más avanzados aún en desarrollo para igualar las prestaciones chinas.

La aparición y despliegue del PHL-16 en el arsenal de Pekín no solo responde a una evolución tecnológica, sino a una lectura clara del conflicto moderno: quien controle primero la distancia, la velocidad y la capacidad de saturar defensas tendrá la ventaja. En una hipótesis de guerra por Taiwán o el mar de China, el PHL-16 podría ser el puño de la artillería china.

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