CubaOut
A
3 días de la llegada del Potato de Roma a Mexico con muchas infulas de
evangelización y de renovar los valores católicos, los mexicanos parece
que se han aburrido de tanta hipocresia cuando en el país se acumula
problemas sociales, violencia y muchos malos ejemplos de los sacerdotes
católicos. Benedicto ya dijo que en Cuba no hablará con la oposicion y
en Mexico no hablara de pedrastia. ¿Entonces a que viene?, a decir lo
que todos saben y lo que la propia iglesia católica no ha sido capaz de
denunciar…este reporte nos habla de el poco entusiasmo con que Mexico
recibirá a este Potato de turno. Si el segundo país mas católico del
continente lo recibe con desden, pero a su vez el excomulgado Castro
hace lo posible por hacerle la corte poniendo todo el aparato de
represion de la dictadura y del Partido en funcion de esta visita, es
que la cosa está mala.
Es un presagio de que algo muy fuerte ha de cambiar en el seno de la Iglesia Católica. La actual iglesia acumula tantas aberraciones, que una reforma como la de Lutero se quedaria corta para salvar la fé en occidente.
Ramiro Peres para cubaout.
Nota: Los mexicanos siempre nos ganan en sentido del humor y comparan la visita del potato con el arribo al pais de muchas papas, o sea un papal….
Reina apatía en católicos mexicanos días antes de visita papal por ADRIANA GOMEZ LICON | terra.com
A menos de cuatro días de que el Papa Benedicto XVI aterrice en México, los católicos no ha empezado a tocar la canción que le compusieron, la televisión y la radio no transmiten comerciales sobre su arribo y en los puestos de venta ambulante de artículos religiosos no se ven ni estampas con su imagen.
En contraste, más de un millón de creyentes salieron a las calles de Ciudad de México, en 2002, a saludar a Juan Pablo II y orar su paso. Danzantes aztecas sacudieron sus maracas e hicieron chillar sus caracoles al interior de la Catedral, donde ese Papa canonizó a Juan Diego, el primer santo indígena de América.
Ha transcurrido una década desde que esas exultantes escenas acompañaran la quinta y última visita de un Pontífice que por besar suelo mexicano y venir tantas veces al país fue llamado el “Papa mexicano”.
Su sucesor arribará a un México muy distinto al que dejó el “Papa viajero” y al que le dará la bienvenida una iglesia que ha pagado un alto costo por los escándalos de pederastia, al tiempo que ha perdido ascendencia en una feligresía que ya no va tanto a misa y que ha visto como las iglesias evangélica y protestante han hecho mella en el norte y sur del país.
“La iglesia ya no tiene el monopolio que tenía”, dijo a The Associated Press R. Andrew Chesnut, jefe de estudios católicos de la Universidad de Virginia Commonwealth.
La falta de regocijo por Benedicto XVI en el segundo país con más católicos de América después de Brasil, se atribuye a que millones de católicos no lo identifican como el representante de su iglesia.
“El Papa no ha despertado mucho entusiasmo”, dijo Bernardo Barranco, experto del Centro de Estudios Religiosos mexicano. “El Papa cuestiona mucho las sociedades que son muy relativistas. El catolicismo de Benedicto XVI es un catolicismo racional, de conceptos, de normas, de posturas filosóficas, y se aleja mucho del catolicismo vivencial y popular de México”.
Al asumir su papado en 2005, Benedicto XVI habló con obispos mexicanos y les dijo que la iglesia debería purificar la religiosidad popular y orientar “hacia una fe sólida y madura”, en clara referencia a divinidades, santos y ritos muy comunes en América Latina pero a los que el Vaticano no les ha dado la bendición.
Antes de ser Papa ya había expresado que la iglesia Católica debería quizás ser más reducida pero más pura.
A su vez, el histrionismo que caracterizó a Juan Pablo II y que Benedicto XVI carece ha generado una apatía, una dificultad para que los mexicanos lo acepten.
Cuando era joven Juan Pablo II fue actor. Ese carisma y esa presencia en el escenario permaneció mientras ejercía como Papa. El sabía cómo llegarle a las multitudes.
Benedicto, por su parte, entró al seminario cuando era un adolescente. Siempre ha sido circunspecto, tímido y habla poco y con calma. Su presencia, en el escenario, es más la de un académico dictando una conferencia y si cautiva a su audiencia es desde el intelecto y no desde la emoción como lo haría Juan Pablo II con su avasallante don de gentes.
Al “Papa viajero” le gustaba el aire libre. Hacía largas caminatas, viajaba, escalaba en sus vacaciones en los Alpes italianos. Benedicto es esencialmente un hombre que le gusta recluirse. Camina poco y en sus primeras vacaciones se dedicaba a escribir o tocar el piano. De todas maneras, ya era mucho mayor que Juan Pablo II cuando asumió el Pontificado pero en su juventud no fue precisamente un atleta.
Benedicto, además, lleva a cuestas el peso de su anterior cargo: ser el guardián de la doctrina de la iglesia Católica en la Congregación de la doctrina de la Fe. El sentimiento predominante desde América Latina es que siendo el cardenal Joseph Ratzinger centró buena parte de sus primeros años en luchar contra la teología de la liberación desde Roma.
En días pasados, más de un millón de católicos mexicanos acudieron a la iglesia de San Hipólito a ofrecer promesas o dar las gracias a San Judas Tadeo, santo de las causas perdidas, venerado en México y en otros países latinoamericanos.
Decenas de jóvenes, algunos con patillas muy largas y endurecidas por el uso de gel, otros con partes de la cabeza rapada, con playeras sin mangas o con motivos brillantes, jeans descaderados con cadenas en los bolsillos, y con la figura del apóstol tatuado en el tobillo o pintada con brillantina en las mejillas, arribaron a dicho templo con estatuas de cerámica de San Judas Tadeo dentro de un morral. Rosarios colgaban de la figura.
Un arco de rosas, del que se leía un mensaje con errores ortográficos, decoraba la estrecha entrada a la iglesia San Hipólito, donde la muchedumbre ingresaba tras aguantar el sol canicular en un ajetreado día en la capital mexicana.
“Me ha hecho muchos favores como cuando estuvo malo mi sobrino de cáncer. Falleció él, pero estuvo con él”, dijo de San Judas Tadeo Noemí Huerta, un ama de casa que cargaba en sus brazos a su nieto de siete meses, un bebé vestido con una túnica verde similar a la del santo.
Pero Huerta, como la docena de personas creyentes entrevistadas por la AP, no quiere ir a ver al Papa en su visita del 23 al 26 de marzo en el estado de Guanajuato.
“En Juan Pablo II si creíamos, pero en Benedicto no. Ni siquiera por la tele lo vemos. Sabemos que existe pero no lo sentimos”, dijo Huerta. “Como que nos ha rechazado un poco. Nos ha alejado de su mano”.
En un folleto de 50 páginas que se preparó para la visita papal, la Conferencia del Episcopado advirtió a sus fieles que Benedicto tiene un “estilo” diferente al ‘Papa mexicano’: “Juan Pablo II tenía un enorme talento de comunicador, Benedicto XVI es más un pensador”.
Monseñor Víctor René Rodríguez, secretario general de esa conferencia, admitió que es cierto que las masas de católicos no han adoptado a Benedicto XVI.
“En México, acude mucha más gente a un estadio de fútbol que a una conferencia con uno de los más grandes intelectuales”, dijo. “Es normal que la gente se sienta más atraída a una figura afectivamente más cercana. Sin embargo, la gente que piensa, la gente que analiza, la gente que enseña, en este caso estamos viendo a la figura de Benedicto XVI como son; figuras trascendentes y son las que iluminan todo el sentido religioso”.
La más reciente manifestación de fe dirigida al anterior Papa ocurrió en septiembre pasado cuando sus reliquias, un frasco de sangre y una imagen de cera a su semejanza, viajaron por 100 ciudades del país en una gira que concluyó en diciembre. Filas de personas se formaron en templos sólo para apreciar o tomarle fotos a los objetos.
La semana pasada una exhibición llamada “Juan Pablo II en La Intimidad” y que contiene mas de 200 objetos personales que pertenecieron al “Papa mexicano”, fue inaugurada en el Palacio de los Deportes de la ciudad de México y permanecerá abierta por tres meses.
La exhibición incluye numerosas fotografías y vídeos de las visitas a México del Pontífice y una colección de objetos como sombreros charros que le fueron regalados durante sus visitas y hasta unos zapatos suecos que usó cuando era obrero en una fábrica química durante la Segunda Guerra Mundial.
Los organizadores dijeron que esperan que unas 200.000 personas visiten la exhibición, que sólo había permanecido en Cracovia, Polonia. México es la primer parada en su gira internacional.
“En nuestras parroquias, después de que el pueblo ha querido tanto a un párroco, el que llega de alguna manera va contra corriente”, dijo el monseñor Rodríguez. “En una cosa así semejante se encuentra Benedicto XVI ante la imagen hermosísima de Juan Pablo II”.
Rodríguez dice que el Papa escogido en 2005 es el que la iglesia necesita ahora. A Benedicto le tocó enfrentar la crisis de los sacerdotes pederastas, que México fue, quizás, el escándalo más grande de la iglesia Católica.
Benedicto ordenó a Marcial Maciel, fundador de Los Legionarios de Cristo y que abusó sexualmente de seminaristas desde la década de los 50, retirarse del sacerdocio público en 2006 y dedicarse a la oración y penitencia.
“Es el Papa que nosotros necesitamos por la profundidad de su enseñanza, por su valentía para enfrentar los problemas de la iglesia”, dijo monseñor Rodríguez. “Benedicto XVI es capaz de convocar no solamente a los católicos sino a los intelectuales de distinto pensamiento y a los líderes de distintas religiones por la fidelidad y la coherencia de su doctrina”.
Algunas personas en Guanajuato dicen sentir la misma emoción por Benedicto que por Juan Pablo II.
En una de las visitas de Juan Pablo II, María de la Luz Yepez, de San Francisco del Rincón, se subió a la azotea de su casa con espejos para saludar al Pontífice mientras el avión papal sobrevolaba la ciudad rumbo a Guadalajara.
Para Benedicto, Yepez elaboró tres sombreros especiales de su negocio.
“Vamos a arreglar nuestras casas, todo de Guanajuato, vamos a poner un moño blanco con amarillo, colores del Vaticano”, dijo Yepez. “Lo siento que es como una bendición igual que Juan Pablo. Es la misma misión. La paz que necesitamos en todas partes del mundo”.
En la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, la estatua de bronce del Papa Juan Pablo II se ha vuelto un atractivo turístico para los millones de personas que visitan el grupo de templos e iglesias de la denominada “La Villa” de la ciudad de México.
En la misma basílica se realizan ritos religiosos de enorme sincretismo y que muestran como México recoge las prácticas católicas y las vuelve patrióticas amarrándolas a sus raíces indígenas.
Millones peregrinan de diferentes ciudades del país para rendirle tributo el 12 de diciembre a la Virgen de Guadalupe, la versión morena de la Virgen María, quien se apareció al campesino indígena Juan Diego en 1531. En “La Villa” la gente carga cuadros gigantescos de la Virgen, y esculturas enormes de madera y cerámica.
Nora Llerena de Parás viajó de la ciudad norteña de Monterrey a la basílica en fechas recientes y visitó la estatua de Juan Pablo II para dar gracias por el embarazo de su nuera.
“Se lo encomendamos mucho”, dijo Llerena.
A pesar de ser fiel creyente y tener a sus hijos en colegios privados católicos, Llerena no planea viajar para conocer a Benedicto. Tampoco lucía entusiasmada por oír su mensaje por televisión.
“Todavía como que empezamos a conocerlo y a encariñarnos”, dijo Llerena.
Es un presagio de que algo muy fuerte ha de cambiar en el seno de la Iglesia Católica. La actual iglesia acumula tantas aberraciones, que una reforma como la de Lutero se quedaria corta para salvar la fé en occidente.
Ramiro Peres para cubaout.
Nota: Los mexicanos siempre nos ganan en sentido del humor y comparan la visita del potato con el arribo al pais de muchas papas, o sea un papal….
Reina apatía en católicos mexicanos días antes de visita papal por ADRIANA GOMEZ LICON | terra.com
A menos de cuatro días de que el Papa Benedicto XVI aterrice en México, los católicos no ha empezado a tocar la canción que le compusieron, la televisión y la radio no transmiten comerciales sobre su arribo y en los puestos de venta ambulante de artículos religiosos no se ven ni estampas con su imagen.
En contraste, más de un millón de creyentes salieron a las calles de Ciudad de México, en 2002, a saludar a Juan Pablo II y orar su paso. Danzantes aztecas sacudieron sus maracas e hicieron chillar sus caracoles al interior de la Catedral, donde ese Papa canonizó a Juan Diego, el primer santo indígena de América.
Ha transcurrido una década desde que esas exultantes escenas acompañaran la quinta y última visita de un Pontífice que por besar suelo mexicano y venir tantas veces al país fue llamado el “Papa mexicano”.
Su sucesor arribará a un México muy distinto al que dejó el “Papa viajero” y al que le dará la bienvenida una iglesia que ha pagado un alto costo por los escándalos de pederastia, al tiempo que ha perdido ascendencia en una feligresía que ya no va tanto a misa y que ha visto como las iglesias evangélica y protestante han hecho mella en el norte y sur del país.
“La iglesia ya no tiene el monopolio que tenía”, dijo a The Associated Press R. Andrew Chesnut, jefe de estudios católicos de la Universidad de Virginia Commonwealth.
La falta de regocijo por Benedicto XVI en el segundo país con más católicos de América después de Brasil, se atribuye a que millones de católicos no lo identifican como el representante de su iglesia.
“El Papa no ha despertado mucho entusiasmo”, dijo Bernardo Barranco, experto del Centro de Estudios Religiosos mexicano. “El Papa cuestiona mucho las sociedades que son muy relativistas. El catolicismo de Benedicto XVI es un catolicismo racional, de conceptos, de normas, de posturas filosóficas, y se aleja mucho del catolicismo vivencial y popular de México”.
Al asumir su papado en 2005, Benedicto XVI habló con obispos mexicanos y les dijo que la iglesia debería purificar la religiosidad popular y orientar “hacia una fe sólida y madura”, en clara referencia a divinidades, santos y ritos muy comunes en América Latina pero a los que el Vaticano no les ha dado la bendición.
Antes de ser Papa ya había expresado que la iglesia Católica debería quizás ser más reducida pero más pura.
A su vez, el histrionismo que caracterizó a Juan Pablo II y que Benedicto XVI carece ha generado una apatía, una dificultad para que los mexicanos lo acepten.
Cuando era joven Juan Pablo II fue actor. Ese carisma y esa presencia en el escenario permaneció mientras ejercía como Papa. El sabía cómo llegarle a las multitudes.
Benedicto, por su parte, entró al seminario cuando era un adolescente. Siempre ha sido circunspecto, tímido y habla poco y con calma. Su presencia, en el escenario, es más la de un académico dictando una conferencia y si cautiva a su audiencia es desde el intelecto y no desde la emoción como lo haría Juan Pablo II con su avasallante don de gentes.
Al “Papa viajero” le gustaba el aire libre. Hacía largas caminatas, viajaba, escalaba en sus vacaciones en los Alpes italianos. Benedicto es esencialmente un hombre que le gusta recluirse. Camina poco y en sus primeras vacaciones se dedicaba a escribir o tocar el piano. De todas maneras, ya era mucho mayor que Juan Pablo II cuando asumió el Pontificado pero en su juventud no fue precisamente un atleta.
Benedicto, además, lleva a cuestas el peso de su anterior cargo: ser el guardián de la doctrina de la iglesia Católica en la Congregación de la doctrina de la Fe. El sentimiento predominante desde América Latina es que siendo el cardenal Joseph Ratzinger centró buena parte de sus primeros años en luchar contra la teología de la liberación desde Roma.
En días pasados, más de un millón de católicos mexicanos acudieron a la iglesia de San Hipólito a ofrecer promesas o dar las gracias a San Judas Tadeo, santo de las causas perdidas, venerado en México y en otros países latinoamericanos.
Decenas de jóvenes, algunos con patillas muy largas y endurecidas por el uso de gel, otros con partes de la cabeza rapada, con playeras sin mangas o con motivos brillantes, jeans descaderados con cadenas en los bolsillos, y con la figura del apóstol tatuado en el tobillo o pintada con brillantina en las mejillas, arribaron a dicho templo con estatuas de cerámica de San Judas Tadeo dentro de un morral. Rosarios colgaban de la figura.
Un arco de rosas, del que se leía un mensaje con errores ortográficos, decoraba la estrecha entrada a la iglesia San Hipólito, donde la muchedumbre ingresaba tras aguantar el sol canicular en un ajetreado día en la capital mexicana.
“Me ha hecho muchos favores como cuando estuvo malo mi sobrino de cáncer. Falleció él, pero estuvo con él”, dijo de San Judas Tadeo Noemí Huerta, un ama de casa que cargaba en sus brazos a su nieto de siete meses, un bebé vestido con una túnica verde similar a la del santo.
Pero Huerta, como la docena de personas creyentes entrevistadas por la AP, no quiere ir a ver al Papa en su visita del 23 al 26 de marzo en el estado de Guanajuato.
“En Juan Pablo II si creíamos, pero en Benedicto no. Ni siquiera por la tele lo vemos. Sabemos que existe pero no lo sentimos”, dijo Huerta. “Como que nos ha rechazado un poco. Nos ha alejado de su mano”.
En un folleto de 50 páginas que se preparó para la visita papal, la Conferencia del Episcopado advirtió a sus fieles que Benedicto tiene un “estilo” diferente al ‘Papa mexicano’: “Juan Pablo II tenía un enorme talento de comunicador, Benedicto XVI es más un pensador”.
Monseñor Víctor René Rodríguez, secretario general de esa conferencia, admitió que es cierto que las masas de católicos no han adoptado a Benedicto XVI.
“En México, acude mucha más gente a un estadio de fútbol que a una conferencia con uno de los más grandes intelectuales”, dijo. “Es normal que la gente se sienta más atraída a una figura afectivamente más cercana. Sin embargo, la gente que piensa, la gente que analiza, la gente que enseña, en este caso estamos viendo a la figura de Benedicto XVI como son; figuras trascendentes y son las que iluminan todo el sentido religioso”.
La más reciente manifestación de fe dirigida al anterior Papa ocurrió en septiembre pasado cuando sus reliquias, un frasco de sangre y una imagen de cera a su semejanza, viajaron por 100 ciudades del país en una gira que concluyó en diciembre. Filas de personas se formaron en templos sólo para apreciar o tomarle fotos a los objetos.
La semana pasada una exhibición llamada “Juan Pablo II en La Intimidad” y que contiene mas de 200 objetos personales que pertenecieron al “Papa mexicano”, fue inaugurada en el Palacio de los Deportes de la ciudad de México y permanecerá abierta por tres meses.
La exhibición incluye numerosas fotografías y vídeos de las visitas a México del Pontífice y una colección de objetos como sombreros charros que le fueron regalados durante sus visitas y hasta unos zapatos suecos que usó cuando era obrero en una fábrica química durante la Segunda Guerra Mundial.
Los organizadores dijeron que esperan que unas 200.000 personas visiten la exhibición, que sólo había permanecido en Cracovia, Polonia. México es la primer parada en su gira internacional.
“En nuestras parroquias, después de que el pueblo ha querido tanto a un párroco, el que llega de alguna manera va contra corriente”, dijo el monseñor Rodríguez. “En una cosa así semejante se encuentra Benedicto XVI ante la imagen hermosísima de Juan Pablo II”.
Rodríguez dice que el Papa escogido en 2005 es el que la iglesia necesita ahora. A Benedicto le tocó enfrentar la crisis de los sacerdotes pederastas, que México fue, quizás, el escándalo más grande de la iglesia Católica.
Benedicto ordenó a Marcial Maciel, fundador de Los Legionarios de Cristo y que abusó sexualmente de seminaristas desde la década de los 50, retirarse del sacerdocio público en 2006 y dedicarse a la oración y penitencia.
“Es el Papa que nosotros necesitamos por la profundidad de su enseñanza, por su valentía para enfrentar los problemas de la iglesia”, dijo monseñor Rodríguez. “Benedicto XVI es capaz de convocar no solamente a los católicos sino a los intelectuales de distinto pensamiento y a los líderes de distintas religiones por la fidelidad y la coherencia de su doctrina”.
Algunas personas en Guanajuato dicen sentir la misma emoción por Benedicto que por Juan Pablo II.
En una de las visitas de Juan Pablo II, María de la Luz Yepez, de San Francisco del Rincón, se subió a la azotea de su casa con espejos para saludar al Pontífice mientras el avión papal sobrevolaba la ciudad rumbo a Guadalajara.
Para Benedicto, Yepez elaboró tres sombreros especiales de su negocio.
“Vamos a arreglar nuestras casas, todo de Guanajuato, vamos a poner un moño blanco con amarillo, colores del Vaticano”, dijo Yepez. “Lo siento que es como una bendición igual que Juan Pablo. Es la misma misión. La paz que necesitamos en todas partes del mundo”.
En la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, la estatua de bronce del Papa Juan Pablo II se ha vuelto un atractivo turístico para los millones de personas que visitan el grupo de templos e iglesias de la denominada “La Villa” de la ciudad de México.
En la misma basílica se realizan ritos religiosos de enorme sincretismo y que muestran como México recoge las prácticas católicas y las vuelve patrióticas amarrándolas a sus raíces indígenas.
Millones peregrinan de diferentes ciudades del país para rendirle tributo el 12 de diciembre a la Virgen de Guadalupe, la versión morena de la Virgen María, quien se apareció al campesino indígena Juan Diego en 1531. En “La Villa” la gente carga cuadros gigantescos de la Virgen, y esculturas enormes de madera y cerámica.
Nora Llerena de Parás viajó de la ciudad norteña de Monterrey a la basílica en fechas recientes y visitó la estatua de Juan Pablo II para dar gracias por el embarazo de su nuera.
“Se lo encomendamos mucho”, dijo Llerena.
A pesar de ser fiel creyente y tener a sus hijos en colegios privados católicos, Llerena no planea viajar para conocer a Benedicto. Tampoco lucía entusiasmada por oír su mensaje por televisión.
“Todavía como que empezamos a conocerlo y a encariñarnos”, dijo Llerena.
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