El príncipe saudí Mohammed Bin Salman ha sido enviado a Rusia para tratar asuntos cruciales para la supervivencia del régimen saudí, explica un analista.
El príncipe saudí Mohammed Bin Salman ha visitado este martes Moscú, donde se reunió con el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
En un artículo para RIA Novosti, el analista Gevorg Mirzayán explica que, pese a ser formalmente el príncipe heredero sustituto, Bin Salman está considerado por muchos expertos como el heredero de su padre y la segunda persona en el reino, por lo que habría sido enviado a Moscú para tratar asuntos cruciales para la supervivencia del régimen saudí.
Alianza petrolera
Una de las cuestiones principales, según Mirzayán, fue la del petróleo, puesto que ambos países están interesados en mantener unos precios de la energía "decentes". Al mismo tiempo, el experto recuerda que Riad se ha visto más afectado por la caída de los precios del petróleo, pues amenaza al 'contrato social' entre la dinastía saudí y la población, según el cual, el rey goza de la lealtad de la gente a cambio de la "lluvia de los petrodólares".
Es por esta razón que Arabia Saudita apoyó la idea de la reducción de la producción de petróleo promovida por Moscú, algo que los medios mundiales bautizaron como "la alianza petrolera", recuerda el analista, subrayando que durante la visita del príncipe Mohammed a Moscú ambas partes trataron de ampliar esta alianza y de llevar la cooperación a un nuevo nivel.
Puntos fundamentales de desacuerdo
En general, las perspectivas para que Rusia y Arabia Saudita estrechen la cooperación económica son "muy amplias", estima Mirzayán. No obstante, el experto advierte que una profundización económica es imposible sin una profundización política, siendo aquí donde existe una serie de puntos de desacuerdo fundamentales entre los dos países:
El primero de ellos es el conflicto sirio, en el que Moscú apuesta por una solución política que involucre a todas las partes internas y externas del conflicto, mientras que Arabia Saudita solo acepta una opción que no incluya a Irán, así como la fórmula de 'Siria sin Al Assad'. Como esta fórmula es ahora inaceptable, Riad —estima el analista— "apoya la continuación de la guerra civil" en Siria retrasando las negociaciones políticas en Ginebra y patrocinando a los combatientes que luchan contra el Gobierno sirio, incluidos los grupos islamistas radicales.
El segundo punto de desacuerdo es la política regional saudí dirigida contra Irán. Para frenar la influencia de la República Islámica en Oriente Medio, Riad está construyendo un bloque regional y apuesta por la creación de una 'OTAN árabe', señala Mirzayán.
Sobre esta última cuestión, el experto apunta que, al parecer, el príncipe Mohammed "discutió la participación rusa en el proyecto", si bien Moscú no se muestra entusiasmada por el mismo, ya que, en primer lugar, no quiere conflictos con Irán y, en segundo lugar, "se muestra escéptica" sobre cualquier tipo de proyectos conjuntos estratégicos con un socio como Arabia Saudita, que apoya a varios grupos terroristas suníes.
¿Un segundo intento?
En opinión del analista, Riad volverá a intentar persuadir a Moscú durante la visita del rey Salmán ben Abdelaziz a Rusia, anunciada por Putin. Sin embargo, es poco probable que Rusia cambie su opinión acerca del proyecto de la 'OTAN árabe' o la situación en Siria.
Mirzayán destaca la "posición excepcional" que ocupa Rusia en Oriente Medio, al tratarse de la única fuerza externa que tiene una relación de trabajo con todos los países de la región (incluso con los enemigos mutuos); pues no quiere remodelar la región en función de sus deseos y, al mismo tiempo, no reclama el papel del líder regional.
Debido a todos estos factores, Moscú puede ser un mediador perfecto en muchas crisis en las que se ha involucrado Arabia Saudita, lo que hace que hoy en día Riad necesite a Moscú más que Moscú a Riad, concluye Mirzayán.
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