Las propiedades del níquel-63 (Ni-63) lo convierten en una base muy cómoda para pequeñas y seguras fuentes de alimentación que no requieren mantenimiento y sirven durante no menos de 50 años.
Estas baterías se pueden utilizar en diversos campos, como la medicina, la industria aeroespacial, así como en zonas de difícil acceso y en condiciones extremas.
El níquel-63 no existe en la naturaleza. Se produce por radiación con neutrones del isótopo níquel-62 en un reactor nuclear mediante un procesamiento radioquímico y la separación en una centrifugadora de gas.
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