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jueves, 21 de junio de 2018

El ataque de una 'Lezna' o cómo el bombardero soviético Tu-22 hizo temblar a la OTAN



El 21 de junio de 1958, la URSS obtuvo un arma seria, el avión Tu-22, que podía servirle de ayuda en la posible confrontación con la OTAN. Estos bombarderos de largo alcance habían extendido la influencia de las Fuerzas Aéreas de la Unión Soviética durante más de 30 años.

Durante las primeras tres décadas, estos bombarderos supersónicos acabaron con la vida de muchos pilotos soviéticos a causa de varios defectos en su diseño.

"Cuando los constructores aeronáuticos de la URSS eliminaron todas las imperfecciones, los Tu-22 se convirtieron en algunos de los aviones más peligrosos para la OTAN, por lo menos así lo consideraban los analistas de la Alianza Atlántica", escribe el periodista ruso Andréi Kots en su artículo para Sputnik, a la vez que destaca que "su explotación pagada con la sangre contribuyó a la creación del avión supersónico Tu-22M".

Un 'ave' pesada y rápida

El desarrollo del Tu-22 empezó en 1955. Estaban llamados a sustituir a los bombarderos subsónicos Tu-16, incapaces de superar eficazmente los sistemas de defensa aérea de un enemigo convencional. La URSS necesitaba un aparato que fuera más rápido y universal.

"Se trataba de un asunto de supervivencia: a mediados de los 50 del siglo pasado, la URSS y EEUU no contaban con un arsenal de misiles balísticos intercontinentales. Ambas potencias consideraban la aviación de largo alcance como el principal medio de transporte para sus armas nucleares", enfatiza Kots en su artículo.

Los pilotos soviéticos apodaron a esta aeronave 'lezna' por su afilado morro. Dos motores turborreactores RD-7M2 permitían al Tu-22 desarrollar una velocidad de hasta 1.600 km/h, lo que en aquella época era equiparable con lo que podían hacer los cazas reactivos. Las 'leznas' podían subir a una altitud máxima de 13.000 metros, mientras que el alcance de su vuelo a velocidades subsónicas llegaba a los 4.400 kilómetros. Además, el Tu-22 podía volar a una distancia máxima de 1.560 kilómetros, desarrollando velocidades supersónicas. Su arsenal incluía bombas de distinta potencia que pesaban entre 100 y 9.000 kilogramos.

Los constructores soviéticos crearon varias modificaciones de estas aeronaves, que ejercían diferentes funciones: el bombardero Tu-22B; el avión de reconocimiento Tu-22R/RD, que utilizaba un montón de material fotográfico; el Tu-22P/PD, que lanzaba eficazmente interferencias; y el portador de misiles Tu-22K/KD, armado con los mejores proyectiles antibuque, los Kh-22 'Buria' (Tormenta, en ruso). Estos misiles contaban no solo con material altamente explosivo, sino que portaban también ojivas termonucleares.

"Esta característica permitía a los Tu-22P/PD resistir eficazmente a los buques más grandes de la OTAN", subrayó el columnista.

Difícil fase de maduración

El autor del artículo destaca que, a pesar de toda su potencia, el Tu-22 fue considerado un 'niño problemático' en la industria aeronáutica de la URSS. Entre 1958 y 1991, la Fuerza Aérea soviética perdió en distintos accidentes aéreos aproximadamente 70 aviones de los 311 que fueron producidos —más del 20 %—.

El 21 de diciembre de 1959, el experimentado piloto Yuri Alashéyev pudo superar la barrera del sonido. Sin embargo, sus controles de altitud y el estabilizador se destruyeron durante el vuelo y el avión empezó a caer. Solo el operador de radio pudo escapar de la cabina con un paracaídas. Posteriormente, Alashéyev recibió el título póstumo de Héroe de la Unión Soviética.

El análisis reveló una serie de defectos en el diseño del Tu-22. La ubicación de los motores encima de la cola contribuía a que fuera muy difícil de controlar mientras volaba a velocidades supersónicas. La vacilación del tren de aterrizaje complicaba el aterrizaje y el despegue de la aeronave. La preparación que los pilotos solían realizar antes del vuelo podía tardar la mitad del día.

"No todos los pilotos soviéticos pudieron manejar este pesado, veloz y caprichoso aparato. Solo los comandantes con mucha experiencia eran capaces de sacar su jugo a todo el potencial de la aeronave", asevera el periodista ruso.

Con el tiempo, los constructores soviéticos mejoraron considerablemente este bombardero con la esperanza de que, en caso del inicio de la Tercera Guerra Mundial, pudiera contrarrestar a las tropas de la OTAN en Europa. En las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, los Tu-22 participaron en todas las grandes maniobras de la URSS.

Su bautismo de fuego se efectuó el 22 de septiembre de 1980 en Oriente Medio. Cuatro bombarderos de este modelo pertenecientes a Irak prácticamente arrasaron el aeródromo de Mehrabad, situado cerca de Teherán, tras arrojar sobre él bombas FAB-500.

"La supervivencia de esta aeronave podía explicarse por el hecho de que el Tu-22 utilizaba avanzadas herramientas de lucha radioelectrónica. Incluso cuando los cazas iraníes tenían a su alcance al Tu-22, eran incapaces de apuntar sus misiles contra la aeronave", recalca Kots.

Otro caso que demostró la eficacia de los Tu-22 en los cielos se produjo el 23 de marzo de 1983. Aquel año un bombardero soviético se desvió de su ruta y cruzó por error el espacio aéreo de Irán. Según el escenario de maniobras, la aeronave tenía encendidos todos sus sistemas de lucha electrónica. A su vez, los pilotos iraníes hicieron despegar los cazas F-14 de producción estadounidense, que finalmente no lograron interceptar el avión y estuvieron a punto de entrar en combate entre sí. De vuelta, el Tu-22 cruzó el espacio aéreo de Afganistán y allí el MiG-23 y el Su-22 tampoco pudieron interceptarlo.

Actualmente, sus descendientes, los Tu-22M3 modernizados, sirven en las Fuerzas Aéreas de Rusia y ya han sido probados con éxito en Siria en los combate librados contra los extremistas del EI —organización terrorista proscrita en Rusia y otros países—.

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