“Creo que el objetivo principal de Estados Unidos y el régimen de Kiev, que ya no sabe qué más hacer, es desviar la atención de los problemas dentro de Ucrania; y para Estados Unidos, es dividir Europa y Rusia con una pequeña guerra”, afirmó Konstantín Gavrílov, jefe de la delegación rusa en las conversaciones de Viena sobre seguridad militar y control de armas.
Durante una entrevista concedida a la cadena de televisión Rossiya 24, publicada el jueves, Gavrílov subrayó que Moscú no sucumbirá a estas provocaciones, y enfatizó que el liderazgo y el Ministerio de Defensa de Rusia tienen la situación bajo control.
“Podemos mantener conversaciones con calma y tratar de convencerlos hasta que llegue un momento en que (los países occidentales) pierdan la cabeza y el ingenio. Haremos todo lo posible para que ese (momento) nunca llegue”, recalcó.
El Ministerio de Defensa ruso dijo el 10 de noviembre que los buques de la Armada estadounidense llegaron para un ejercicio multinacional en la región del mar Negro.
Según el Ministerio, el USS Porter, un destructor de misiles guiados, el USNS John Lenthall, un buque cisterna de reabastecimiento, y el USS Mount Whitney, un buque de comando, se desplegaron en el área. El USS Mount Whitney partió hacia el mar Mediterráneo el 15 de noviembre, tras la finalización del ejercicio.
El Ministerio de Defensa de Rusia dijo que trató estas maniobras como un factor desestabilizador en la región, buscando, entre otras cosas, practicar el uso del territorio ucraniano con fines militares. El Ejército ruso estaba vigilando de cerca la situación en la región, agregó el Ministerio.
Las tensiones entre Rusia y los países occidentales se han intensificado tras la reincorporación de Crimea a la Federación Rusa en 2014. Desde entonces, Washington y sus aliados de la Alianza Atlántica han aumentado su grueso militar en los Estados limítrofes con Rusia, so pretexto de lo que llaman “la amenaza rusa”.
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