Estos aviones interceptores MiG-31 son el vector de lanzamiento de los más modernos misiles hipersónicos de crucero del mundo, es decir, de los Khinzahl (Daga en español). Este es un misil que puede alcanzar la asombrosa velocidad de 10 mach, o lo que es lo mismo, 12550 kilómetros por hora. Esta es una velocidad que lo convierte en prácticamente imbatible, pues no hay sistema antiaéreo en el mundo que disponga de misiles interceptores que vuelen a esas velocidades, o a una mayor; el único país del planeta que posee un sistema parecido (antiaéreo) es Rusia con su moderno sistema antimisiles S-550.
Este misil, el Kinzhal, es un misil de crucero que puede maniobrar durante todo el vuelo para así poder esquivar posibles misiles interceptores, aunque ya sabemos que no hay actualmente uno en el mundo que le pueda dar alcance, quizá en un futuro si los haya, por eso la necesidad de disponer de esta capacidad de maniobra en pleno vuelo. pero además de esta habilidad, el misil también dispone de sistemas de contra medidas electrónicas, esto con el fin de engañar a los radares enemigos, así como a sus sistemas de detección optoelectrónica.
El misil puede volar hasta una distancia máxima de 2000 kilómetros, suficientes para ser lanzado desde un lugar seguro por el avión portador, pues la mayoría de los cazas occidentales tienen un rango de acción de menos de 2000 kilómetros, y ya no digamos de los cazas embarcados en portaviones, pues estos con dificultades pueden alcanzar los mil kilómetros de radio de acción, porque si rebasan esa distancia, ya no tendrán combustible suficiente para poder regresar a su nave nodriza y caerán en el mar o en territorio enemigo.
Estos misiles, los Kinzhal, pueden portar tanto ojivas convencionales, como nucleares. Y si se deciden a utilizar un cabeza atómica táctica, no quedaría nada del portaviones en cuestión, ni de su flota de escolta, pues si bien estas armas, las bombas atómicas tácticas, son de muy baja potencia explosiva, aun así son suficientes para pulverizar a un portaviones y a todo su sequito, pero quizá su capacidad explosiva no sea el mayor problema para el eventual enemigo, pues si bien tienen relativamente poca potencia explosiva, también poseen una gran potencia radiactiva, radiación que aunque no destruya los buques, si eliminaría a toda su tripulación en una gran área de acción, lo que dejará sin oportunidad de salvarse a toda embarcación que se encuentre a unos 5 kilómetros a la redonda de donde la detonación de la ojiva.
Y esto mismo se puede aplicar a búnkeres, bases militares, o regimientos completos del enemigo: un solo misil Kinzhal equipado con una ojiva atómica táctica puede acabar con ellos sin causar una gran destrucción material. Cabe aclarar que la radiación producida por estas armas si bien es muy potente, también es relativamente de corta duración, lo que podría posibilitar que después de pasados unos años la zona afectada por la detonación pueda ser nuevamente habitable.
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