En un artículo de Agathe Demarais, la publicación enlista algunas de las acciones que han tomado países como China, Rusia e Irán para sortear lo que calificó como "una herramienta popular de los legisladores de Estados Unidos" que "llenan el vacío entre huecas declaraciones diplomáticas y las mortales intervenciones militares".
Foreign Affairs advierte que, ante la organización de estos países que combaten la hegemonía occidental desde distintos frentes, "los días dorados de las sanciones de Estados Unidos podrían terminar pronto".
"A medida que Washington depende más y más de las sanciones, muchos Estados rebeldes han comenzado a endurecer sus economías en contra de dichas medidas", se lee en el artículo de Demarais.
De acuerdo con la autora, tres eventos aceleraron los procesos para que estos países tomaran acciones precisas para esquivar los efectos de las sanciones estadounidenses: el primero, la expulsión de Irán del sistema de pagos electrónicos mundial SWIFT; el segundo, las sanciones contra Moscú por la adhesión de Crimea a la Federación de Rusia, y el tercero, la guerra comercial que emprendió Washington contra China en 2017 para impedir exportaciones de semiconductores al país asiático.
Parte del éxito que habían tenido las sanciones se basa en que el dólar estadounidense es la divisa principal que se utiliza en los mercados internacionales, así como el alcance que tiene el país norteamericano en todos los canales financieros del mundo.
Como respuesta, los países sancionados implementaron varias medidas, entre ellas, impulsar el comercio en monedas locales. Un primer paso se dio en 2020, cuando la mitad del comercio entre China y Rusia se realizó con rublos y renminbis.
"China ha utilizado esta herramienta con gusto, firmando acuerdos de intercambio de divisas con más de 60 países, incluyendo Argentina, Pakistán, Rusia, Sudáfrica, Corea del Sur, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos, con un valor cercano a los 500.000 millones de dólares. La meta de Pekín es clara: permitir a las firmas chinas sortear los canales financieros de Estados Unidos cuando quieran", explica la autora.
Otra alternativa tomada por estos países fue la creación del Sistema de Pagos Interbancario y Transfronterizo (CIPS, por sus siglas en inglés) como alternativa al SWIFT. Si bien se precisa que aún no opera con la misma capacidad que el SWIFT, se explica que, por ahora, "más de 1.300 bancos en más de 100 países se han unido a la iniciativa", por lo que países como Rusia y China cuentan con una estructura de respaldo.
La última herramienta es el uso de monedas digitales por parte de los bancos centrales. Un ejemplo, nuevamente, es China con el uso del renminbi digital, ya utilizado por más de 300 millones de chinos en 20 ciudades y puesto a prueba durante los Juegos Olímpicos de Invierno 2022, donde sólo se permitió pagos con esta divisa o con tarjeta.
"El renminbi digital es a prueba de sanciones. Los Estados Unidos no tienen manera de restringir el uso de una moneda virtual que es usada por el banco central de otro país. La divisa digital también viene con capacidades de vigilancia: los servicios de seguridad chinos pueden rastrear transacciones digitales para detectar patrones sospechosos o la operación de oficiales de inteligencia extranjeros en suelo chino", afirma Demarais.
La articulista destaca que, desde 1998, el expresidente Bill Clinton advirtió sobre los efectos negativos de las sanciones como herramienta diplomática, pues ponen a Washington "en riesgo de parecer que quiere sancionar a cualquiera que esté en desacuerdo con ellos".
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