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domingo, 15 de diciembre de 2019

Rusia y China, la pesadilla de EEUU hecha realidad



La nueva política de EEUU respecto a China coloca definitivamente al gigante asiático y a Rusia en un lado de las barricadas —'espalda a espalda', como dicen los chinos—, observa el moderador del Club de Discusión Valdái, Timoféi Bordachiov, en su artículo para el diario Gazeta.ru.

Del 25 al 26 de abril se celebró en Shanghái una conferencia ruso-china en el marco del Club de Discusión Valdái. A juzgar por las declaraciones de los analistas chinos, las relaciones chino-estadounidenses están cambiando, lo que se debe a una política activa del presidente de EEUU, Donald Trump, agrega Bordachiov.

Pronósticos erróneos de EEUU

Al lanzar la estrategia de 'Un cinturón-una ruta' —iniciativa de enormes inversiones—, Pekín atrajo a países pequeños y medianos de Asia y Eurasia.

EEUU esperaba que el movimiento de China hacia el interior del continente provocara su enfrentamiento contra Rusia.

"Aquí hay una proyección de sus propias actitudes de comportamiento hacia Rusia y una subestimación de la racionalidad de Moscú", comenta el también analista político Bordachiov.

Mientras tanto, Rusia saluda oficialmente las inversiones chinas en las repúblicas postsoviéticas y está interesada en expandir la presencia china en el campo de la seguridad.

La razón es simple: Pekín no busca transformar los regímenes existentes en regímenes nacionalistas y antirrusos en estos países, como lo hacen Washington y sus aliados. En este sentido, Rusia y China coinciden totalmente.

Al mismo tiempo, las inversiones chinas pueden contribuir teóricamente a la estabilidad socioeconómica en Asia Central y al menos aliviar parcialmente la carga de Rusia y de su mercado laboral, analiza el autor.

La pesadilla de EEUU hecha realidad

A finales de 2017, Rusia y China fueron declaradas oficialmente como competidores en el programa de política exterior y los documentos estratégicos de EEUU. En la primavera de 2018, el país estadounidense lanzó una guerra comercial contra China e impuso sanciones a los gigantes de la industria china como, por ejemplo, el fabricante de productos electrónicos Huawei.

El cambio en la política de EEUU se produjo cuando China anunció sus ambiciosos objetivos desarrollar y mejorar su papel en el ámbito global, opina Bordachiov.

​Además, coincidió con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y la radicalización general de las políticas internas y externas de Estados Unidos, añade.

"No es casual, porque el ascenso de China se convirtió en una de las razones más importantes de que EEUU optara por una política más egoísta y agresiva que en cualquier otro momento de la historia desde la Segunda Guerra Mundial".

"Sucedió lo peor para EEUU: China comenzó a ofrecer una alternativa a terceros países, es decir, una fuente de recursos para el desarrollo independiente de las instituciones de ciertos países occidentales, así como un enorme mercado".

Detrás de las declaraciones de las autoridades chinas sobre la "comunidad de destino común" y "un cinturón, una ruta" está el dinero y las oportunidades de desarrollarse independientemente de EEUU.

Hablando desde las posiciones de expansión pacífica y cooperación, China, intencionalmente o no, ha puesto en juego la base más importante de la potencia estadounidense: el control sobre la economía mundial.

Según el politólogo, el dinero chino es un desafío estratégico directo e inmediato para EEUU.

EEUU se dio cuenta de que el gigante asiático no solo no se convertirá en un cómodo socio menor, sino que también elevará el grado de independencia relativa de otros estados.

"Se puede decir que la dependencia de un país pequeño o medio en China no es mejor que la dependencia de Estados Unidos. Pero la mera posibilidad de elegir significa tener más libertad. Lo demuestra perfectamente el ejemplo de los estados postsoviéticos, que han utilizado con éxito sus relaciones con Rusia, China o EEUU para fortalecer su independencia sin tomar una decisión única a favor de uno de sus potentes socios", opina Bordachiov.

No hay problema para Rusia

En cuanto a Rusia, la creciente influencia económica de China no representa ningún problema, asegura el analista.

"Es que Rusia no obtiene ingresos del control sobre los mercados ni rutas comerciales, como lo hace EEUU, sino de la venta de sus propios recursos energéticos, y de lo que produce su tierra y sus ideas de ingeniería. Por ejemplo, trigo y buenas armas asequibles".

Por lo tanto, "la nueva política de EEUU hacia China coloca a nuestros países en un lado de las barricadas o 'espalda a espalda', como dicen los chinos", subraya Bordachiov.

Sin embargo, para poder resistir en la 'guerra fría' unilateral que se está librando contra ellos, ambas potencias deben fortalecer su cooperación, mejorar las leyes, crear instituciones comunes y desarrollar lazos humanos, concluye el autor.

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