Las últimas noticias son bastante alarmantes: crecen las posibilidades de que tarde o temprano se produzca un atentado terrorista con una bomba sucia, es decir, un artefacto explosivo que disemine elementos radiactivos en la atmósfera.
Un atentado de este tipo abriría un nuevo escenario de paranoia generalizada en todo el mundo, que permitiría a su vez implementar las más draconianas medidas de control y vigilancia sobre la población por parte de los gobiernos.
Y de hecho, desde hace tiempo, se viene especulando con esta posibilidad en medios de comunicación de masas, en medios alternativos e incluso en el mundo de la ficción, de manera que el concepto ya ha sido asimilado como “algo posible” por parte de la mayoría de la población.
Pues bien, hace pocas horas se ha sabido que material radioactivo altamente peligroso fue robado el año pasado en Irak y funcionarios iraquíes temen que pueda ser adquirido por Estado islámico para fabricar una bomba sucia, tal y como indican fuentes de la agencia Reuters.
El material, almacenado en un estuche protector del tamaño de un ordenador portátil, desapareció en noviembre de una instalación de almacenamiento cerca de la ciudad de Basora, al sur de Irak.
Dichas instalaciones pertenecen a la compañía norteamericana de servicios petroleros Weatherford.
Weatherford declaró en un comunicado que no era responsable por el robo: “Nosotros no poseemos, operamos o controlamos los aparatos o el búnker donde se almacenan dichos aparatos”
El material, que usa rayos gamma para encontrar los posibles defectos en los materiales utilizados en oleoductos y gasoductos en un proceso llamado gammagrafía industrial, es propiedad de empresa con sede en Estambul, SGS Turkey.
Un funcionario de SGS en Irak se negó a hacer comentarios y remitió a Reuters a su sede turca, que no respondió a ninguna de las llamadas telefónicas, ni a ninguno de los correos electrónicos enviados por los periodistas.
El Departamento de Estado de EE.UU., dijo que estaba al tanto de los informes, pero que no “ha detectado ninguna señal de que Estado Islámico u otros grupos militantes lo hayan adquirido”.
Un documento del Ministerio de Medio Ambiente iraquí, con fecha de 30 de noviembre, describe “el robo de una fuente radiactiva altamente peligrosa de Iridio-192 altamente radiactivo perteneciente a SGS, de un depósito perteneciente a Weatherford en la provincia de Basora”.
Un funcionario del ministerio de medio ambiente de alto nivel basado en Basra, que pidió no ser identificado, ya que no está autorizado a hablar públicamente, dijo a Reuters que el dispositivo contenía hasta 10 gramos de “cápsulas” de Iridio-192, un isótopo radiactivo del iridio que también se utiliza para tratar el cáncer.
El material se clasifica como una fuente radiactiva Categoría 2 por el OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica), lo que significa que si no se maneja adecuadamente podría causar daño permanente a una persona que se encuentre alrededor de ella durante minutos u horas, y podría ser fatal para una persona expuesta a la fuente radioactiva durante un período de horas a días.
De hecho, grandes cantidades de Ir-192 han desaparecido antes en los Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países, alimentando los temores entre los funcionarios de seguridad que podría ser utilizado para fabricar una bomba sucia.
Un maletín con iridio fue robado en México a mediados de abril de 2015, aunque fue recuperado poco más de una semana después, tras hallarlo abandonado bajo un puente.
De todas formas, el concepto de robo de material radioactivo lleva presente en la opinión pública desde hace meses, gracias a noticias puntuales como ésta
Una bomba sucia combina materiales nucleares con explosivos convencionales para contaminar un área con radiación, en contraste con un arma nuclear, que utiliza la fisión nuclear para desencadenar una explosión mucho más potente.
“Tenemos miedo de que el elemento radiactivo caiga en manos de Estado Islámico”, dijo un alto funcionario de seguridad con conocimiento del robo.
“Ellos simplemente tienen que juntarlo con explosivos para fabricar una bomba sucia”, dijo el funcionario, que trabaja en el Ministerio del Interior y habló bajo condición de anonimato ya que tampoco está autorizado a hablar públicamente.
El funcionario de seguridad, con sede en Bagdad, dijo a Reuters que no había sospechosos inmediatos para el robo. Sin embargo, el funcionario dijo que la investigación inicial sugiere que los autores tenían conocimiento específico del material y de las instalaciones, ya que: “No hay cerraduras rotas, ni puertas rotas, ni evidencia de que alguien haya forzado ninguna entrada”.
Un gerente de operaciones de la empresa de seguridad iraquí Taiz, que fue contratada para proteger las instalaciones, se negó a comentar nada sobre el asunto, citando instrucciones de las autoridades de seguridad iraquíes.
Un portavoz del comando de operaciones en Basora, responsable de la seguridad en la provincia de Basora, dijo el ejército, la policía y las fuerzas de inteligencia estaban trabajando “día y noche” para localizar el material.
Imagen de Basora, Irak
El ejército y la policía tienen la responsabilidad de la seguridad en el sur del país, donde operan las milicias chiítas apoyadas por Irán y diversas bandas criminales.
La zona más cercana totalmente controlada por Estado Islámico está a más de 500 kms al norte de Basora, en la provincia occidental de Anbar. Estado Islámico no controla ningún territorio en las provincias del sur predominantemente chiítas, pero ha reivindicado ataques con bombas allí, incluyendo uno que mató a 10 personas en octubre en el mismo distrito donde se encuentra la instalación de Weatherford.
“Además del riesgo de una bomba sucia, el material radiactivo podría causar daño simplemente estando expuesta en un lugar público durante varios días”, afirma David Albright, físico y presidente del Institute for Science and International Security con sede en Washington.
El funcionario dijo que autoridades ambientales de alto nivel estaban preocupados de que quien robó el material lo maneje mal, provocando una contaminación radiactiva de “proporciones catastróficas”.
Dos funcionarios del gobierno provincial de Basora afirman que recibieron la orden el pasado noviembre de coordinar a los hospitales locales:“Instruimos a los hospitales de Basora para que estuvieran alerta ante cualquier caso de quemaduras causadas por la radiactividad y que informaran de inmediato de ello a las fuerzas de seguridad”.
Sin embargo, no hay ni rastro del material radioactivo robado, ni ninguna pista sobre los autores del robo.
Como vemos, todos los detalles de este asunto, tienen muy mala pinta…
-Tenemos un robo en unas instalaciones propiedad de una empresa de EEUU
-El peligroso material robado pertenece a una empresa con sede en Turquía, país con estrechos vínculos con Estado Islámico y con una urgente necesidad de intervenir militarmente en Siria
-Quien roba el material sabe exactamente dónde está y para qué sirve y no necesita reventar ninguna cerradura ni derribar ninguna puerta para ello, lo que sugiere que los que lo han robado pueden ser profesionales, con acceso a las instalaciones y con los suficientes conocimientos como para manejar dicho material y desaparecer sin dejar rastro; todo apunta pues a que los ladrones probablemente pertenecen a algún servicio de inteligencia occidental o son profesionales de alto nivel contratados para ello.
EEUU + Turquía + Servicios de Inteligencia…saquen ustedes sus propias conclusiones.
A estas alturas, parece cada vez más claro que el mundo no se librará de que se produzca un atentado de falsa bandera con una bomba sucia.
Ya veremos en qué circunstancias, a quién se culpará de ello y qué respuesta se busca conseguir… lo que queda claro es que lo primero que conseguirán será generar pánico y un ventajoso estado de paranoia generalizada entre la población…
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