El miércoles, el destructor de misiles guiados HMS Defender, de la Armada del Reino Unido, se adentró tres kilómetros en aguas rusas cerca de la península de Crimea en el mar Negro. Conforme al Kremlin, en primera instancia, Rusia avisó al destructor sobre el uso de armas, en caso de violación de la frontera rusa, pero el buque “no reaccionó ante la advertencia” hasta que la Flota rusa abrió fuego de advertencia.
A través de un comunicado emitido este jueves, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia ha informado que llamó a la embajadora británica en Rusia, Deborah Bronnert, para “protestar enérgicamente” por la violación del territorio ruso por parte del barco británico y sus “acciones provocativas y peligrosas”.
“En caso de que se repitan tales provocaciones, toda la responsabilidad por sus posibles consecuencias recaerá enteramente en el lado británico”, ha dejado claro la Cancillería rusa en su misiva.
El accidente del miércoles se produjo en momentos de alta tensión entre Rusia y el Occidente, especialmente después de que Ucrania enviara varias tropas bajo el paraguas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), cerca del flanco occidental de Rusia en medio de los enfrentamientos con los independentistas en el este de Ucrania.
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