El presidente de la región, Samvel Shahramanián, ha firmado hoy jueves un decreto para su disolución con el fin de garantizar la seguridad física y los intereses vitales de la población de la zona, luego de que Azerbaiyán reintegrara el territorio a raíz de la ofensiva militar.
La medida contempla la disolución de todas las instituciones estatales y sus organizaciones subordinadas a partir de la fecha determinada, tras la entrada en vigor de este decreto, el pueblo debe decidir quedarse en Nagorno-Karabaj o regresar a Armenia, teniendo en cuenta las condiciones de reintegración presentadas por Azerbaiyán.
Según han informado este jueves las autoridades armenias, más de 65 mil residentes se han trasladado a este país después de la toma del control de la zona por parte Azerbaiyán, lo que supone más de la mitad de la población con la que contaba el territorio antes de la ofensiva de Bakú.
El 19 de septiembre, Azerbaiyán inició su “operación antiterroristas” contra los separatistas armenios, tras haber acusado a Armenia de acumular tropas en la zona. Ereván catalogó el plan azerí como una “agresión a gran escala contra el pueblo” de Nagorno-Karabaj.
Un día después, las autoridades de la zona acordaron un alto el fuego con Azerbaiyán con la mediación de las fuerzas de paz rusas, por lo que Bakú anunció el cese de sus “medidas antiterroristas”.
Situada en el sur del Cáucaso, la zona sin litoral de Nagorno-Karabaj ha estado el punto focal de una disputa entre Azerbaiyán y Armenia durante más de tres décadas.
Desde que se independizaron de la antigua Unión Soviética en 1991, los dos países vecinos han librado dos guerras, en 1994 y 2020, por el territorio montañoso.
Karabaj, si bien la comunidad internacional lo reconoce como parte de Azerbaiyán, tiene una población predominantemente armenia que se ha opuesto persistentemente al Gobierno azerí desde la guerra separatista de 1994.
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