Funcionarios que hablaron con el medio bajo condición de anonimato recordaron la debacle de la industria solar hace una década, cuando las importaciones baratas de China destruyeron la producción europea y uno de los funcionarios dijo que la industria automovilística europea podría ser vulnerable de la misma manera.
De acuerdo con la agencia, la intención de Francia no es convertir la relación comercial de 900.000 millones de dólares al año entre Europa y China en una batalla como la que Pekín mantiene con Estados Unidos, sino más bien establecer una igualdad de condiciones entre los bloques económicos.
Según Bloomberg, Macron quiere que sus socios de la Unión Europea vean a Europa como una fuerza de equilibrio entre las dos superpotencias económicas del mundo, pero el endurecimiento de la postura de la Unión Europea también ha provocado nerviosismo.
Un funcionario dijo a la agencia que es preocupante la respuesta de Pekín a la apertura de una investigación sobre las subvenciones chinas a los vehículos eléctricos, mientras que otro servidor público europeo reconoció el riesgo de una guerra comercial.
El viceprimer ministro chino, He Lifeng, expresó el lunes al negociador jefe de la Unión Europea, Valdis Dombrovskis, su "gran preocupación e insatisfacción" por la investigación.
De acuerdo con Bloomberg, la investigación sobre subvenciones podría desembocar en la imposición de aranceles y plantea la perspectiva de un cambio radical en la política europea, que dejaría de lado los principios del libre comercio y la apertura de los mercados como la mejor forma de defender los intereses económicos del continente.
"Cualquier provocación de China es una gran apuesta para un bloque que ya lucha por salir de la crisis energética y del peor brote de inflación de la historia de la zona euro. Además, los aranceles chinos serían difíciles de predecir y podrían enredar a una serie de grandes empresas del continente, incluidos los grupos de lujo franceses, para los que la mayor economía de Asia es un mercado clave", afirma la agencia especializada.
"Si se mira de una manera muy simple, se podría decir que si las medidas europeas sobre los vehículos eléctricos chinos se materializaran, entonces existe un riesgo de represalias al que los coches alemanes bien podrían estar más expuestos", dijo la economista jefe de Societe Generale, Michala Marcussen.
Según cálculos de Allianz Trade, si la Unión Europea impusiera un aumento de aranceles de un punto porcentual, las pérdidas totales para China -teniendo en cuenta la sensibilidad a los precios- serían de unos 8.400 millones de dólares. Aunque puede ser una gran suma, sólo equivale al 0,2% de las exportaciones chinas frente al 1,5% de las importaciones de la Unión Europea.
La dependencia de los productos chinos también podría transformarse en un choque inflacionista asimétrico, ya que Europa tendría que aceptar precios más altos para los materiales críticos, mientras que China podría ser más autosuficiente o recurrir a otros mercados para sustituir los productos europeos.
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