De acuerdo a la publicación, cuando la crisis geopolítica global se agudiza, "las instituciones e iniciativas centrales del orden mundial liderado por Estados Unidos y los gobiernos que las respaldan se debilitan progresivamente y se vuelven menos relevantes".
"Se suponía que las Naciones Unidas sería la joya de la corona del orden basado en reglas, pero últimamente el poder y el prestigio de este continuo desempeño deficiente se han hundido a nuevos mínimos", asegura el articulista estadounidense Walter Russell Mead.
Para ejemplificar su punto, el experto señaló que algunos de los líderes occidentales no se presentaron prácticamente en el Consejo de Seguridad de la ONU. El presidente Emmanuel Macron "estaba demasiado ocupado dando la bienvenida al rey Carlos III en una visita de Estado totalmente ceremonial en París. Al parecer, ni el rey británico ni el presidente francés consideraron a la ONU lo suficientemente importante como para afectar sus planes".
Mientras que el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, se convirtió en el primer jefe de Estado británico en una década que no acude a la reunión anual, esto a pesar de que más de 100 organizaciones no gubernamentales de desarrollo internacional lo instaron a presentarse mediante una carta.
"Hubo un tiempo en el que a la gente le habría importado lo que la ONU tuviera que decir sobre crisis internacionales, desde la serie de golpes de Estado en África y el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia... Nadie piensa hoy que el estancado Consejo de Seguridad o la ridícula Asamblea General tengan un papel constructivo que desempeñar en estos asuntos", aseveró Russell.
Si hablamos de la Organización Mundial del Comercio (O-M-C), abunda el académico, "es una sombra de lo que era antes" y, a medida que el sentimiento proteccionista se intensifica de manera global, el organismo carece de fuerza y voz.
En cuanto al desarrollo de misiles hipersónicos, ataques cibernéticos y armas biológicas, recuerda Russell, ninguna institución multilateral lleva a cabo intentos significativos de abordar estos problemas.
"Los Estados están implosionando y el Estado de derecho está desapareciendo en gran parte del mundo", señala.
Mientras que el ignominioso colapso del poder francés en África es histórico, "pero la paralizada incompetencia de las respuestas estadounidenses [...] es, al menos, igualmente vergonzosa e igualmente grave". Por todo lo anterior, el autor concluye que, "socavado por la decadencia política y la decadencia institucional desde dentro, el orden internacional basado en reglas no ha estado tan en peligro desde los años treinta".
No hay comentarios:
Publicar un comentario