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jueves, 14 de diciembre de 2017

Siria: nuevos conflictos después de la derrota de Daesh



Dos hechos han marcado recientemente la guerra antiterrorista ejercida por el Gobierno de Bashar al-Asad y que determinan una preocupación sin igual.

Pues abatir al grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) no es el único objetivo ya que se avecina una tormenta propiciada por las élites violentas que no cesan en su creación negativa.

En primer lugar, los “rebeldes moderados” u oposición armada han realizado vastas reuniones entre sus comandantes y representantes israelíes para supuestamente preparar una ofensiva conjunta en el valle de Yarmuk (oeste de Daraa), con el fin de minimizar la presencia de EIIL en el área. Ello demuestra la connivencia entre el régimen de Israel y el terrorismo “prudente” con el fin de apoderarse de Siria y supeditarlo a éste.

En segundo lugar, los recientes intentos de un avión de combate F-22 de la Fuerza Aérea de EE.UU., tratando de impedir que dos aviones rusos Su-25 bombardearan una base de EIIL en la orilla occidental del río Eúfrates, ratifica el apoyo de este régimen al terrorismo. Unido a la reciente decisión de Donald Trump al declarar a Al-Quds (Jerusalén) capital judía, iniciando el trámite para trasladar su embajada de Tel Aviv, da un espaldarazo al régimen sionista quien ha afirmado que establecerá más de catorce mil familias en la región ocupada, implosionando la crisis en Palestina e impidiendo cualquier solución.

Por ello, determinar que Daesh ha sido derrotado implica que es necesario prevenir todas las acciones desesperadas que procederán de este engendro, sin descuidar las acciones desestabilizadoras latentes para fragmentar Siria. En este sentido, hay tres puntos de conflicto que deben ser considerados plenamente y se relaciona con la interrogante: ¿Cuál será el destino de Siria?

El mapa de la posible (próxima) confrontación y los probables puntos de contacto son:
Los altos del Golán.

El territorio ocupado por el régimen sionista desde 1967 se ha constituido en una frontera con Siria y sólido bloque defensivo de Israel, agrediendo a todo aquel que ose penetrar esta franja al instituirla como parte indisoluble de Israel. Desde allí se apoya la infiltración y atentados contra el pueblo sirio y su Ejército.

Por ello, el Ejército Árabe Sirio ha comenzado su batalla decisiva para capturar la ciudad clave de Mughar al-Mir cerca de los ocupados altos del Golán, apoderándose de casi todo el bolsillo de Beit Jinn, dejando solo una colina entre ellos y la ciudad clave de Mughar al-Mir. Hacer este frente es complicado por la constante interferencia israelí que a menudo allana el camino para que los rebeldes extremistas obtengan ganancias temporales.

Consolidar dicho lugar estratégico indica que pronto puede iniciarse alguna confrontación de mayor envergadura provocada por el régimen israelí.

La ocupación estadounidense.

La reciente declaración del teniente coronel Damien Pickart, vocero del Comando Central de la Fuerza Aérea de los EE. UU., afirmando que la industria aeroespacial sobre la ribera oriental del río Eúfrates pertenece a la coalición liderada por Estados Unidos y que bombardearán a quien cruce dicha demarcación, coincide con quienes manifiestan el desprecio por una nación soberana y recalcan que los esfuerzos de la coalición no se centran en atacar a EIIL sino en impedir su destrucción. La coalición ya emitió un comunicado en el que dejó claro que apoyará las ofensivas de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) en su avance hacia la ciudad de Deir Ezzor (este), que fue desbloqueada por el Ejército sirio después de casi tres años del asedio del EIIL.

Esta coalición, que opera ilegalmente desde 2014 en Siria sin el aval de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha proporcionado equipos, apoyo logístico e inteligencia a las fuerzas kurdas durante las batallas, aunque recientemente Donald Trump anunció la suspensión de esta ayuda en una reunión con su homólogo, Vladimir Putin.

Sin embargo, la mantención de dos bases, Al-Tanf y Al-Zkuf, confirman la expuesto por el periódico The Washington Postsegún el cual Washington mantendrá su contingente para establecer un nuevo gobierno en el país. Por dicha razón, no es extraño que Trump acabe de justificar los ataques aéreos de Estados Unidos contra las fuerzas del Gobierno sirio como “medidas legales” para contrarrestar las amenazas a las fuerzas estadounidenses en el país, corroborando su proyecto hegemónico ilegal.

La creación del Nuevo Ejército Sirio.

El jefe adjunto del Consejo Democrático Sirio, Riad Darar, alto líder de las Fuerzas Democráticas Sirias, en una entrevista concedida a la cadena kurda de televisión Rudaw, ha anunciado que sus efectivos se unirán al Ejército sirio una vez cese la lucha antiterrorista, sin descartar que continúe su cooperación con Estados Unidos. Igualmente, expresó estar preparado para el hecho de mantener una negociación con el Gobierno de Damasco después de que reine la paz en territorio sirio y del establecimiento de un sistema federalista de gobierno. Según Darar, las FDS se unirán al ejército sirio recién formado, no a uno leal al actual Gobierno de Damasco, orientado por la Coalición Nacional Siria de Fuerzas Revolucionarias y Opositoras.

Ahora que se ha descubierto que la coalición estadounidense se alió con EIIL a través de las FDS para no verse involucrado directamente, aunque fue el gestor de los contactos a través de la inteligencia, el proyecto desestabilizador queda en evidencia clara.

Por su parte, el presidente sirio, Bashar al-Asad ha asegurado que la lucha antiterrorista no acabará después de la liberación de la ciudad de Deir Ezzor. Por otro lado, el Gobierno sirio rechaza ampliamente la actuación de las Unidades de Protección Popular (YPG) y las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias, que han sido acusadas de detener el avance de las fuerzas gubernamentales ante Daesh en la provincia oriental de Deir Ezzor.

Así, las últimas declaraciones según las cuales EE.UU. dejará de suministrar armas a las milicias kurdo-sirias en consonancia con la promesa de Donald Trump a su par turco, Recep Tayyip Erdogan, corrobora la ayuda inmensa prestada por el Pentágono y el conflicto desatado en forma de injerencia foránea, siendo de dudar en su sinceridad.

Es de precisar que siendo todavía Daesh un problema serio, sus recientes combates con Al-Qaeda no son una fuente de división ni un debilitamiento sustancial como se ha informado profusamente. Por el contrario, el plan secreto de EE.UU. revelado por el ex portavoz de las FDS, que confirma todos sus intentos de engrosar la violencia injerencista, se ve reflejado por el presidente de Sudán, Omar al-Bashir, quien asegura que detrás de los problemas actuales de Oriente Medio está la política de Estados Unidos.

Tal vez la reflexión hecha en la página South Front sea una síntesis interesante del tema: “Ahora, cuando este plan falla, Washington está en un callejón sin salida. Por un lado, no puede aceptar oficialmente a Al-Asad en el poder. Por otro lado, no tiene opciones reales, pero acepta a Al-Asad en el poder. Por lo tanto, es probable que Estados Unidos aumente sus esfuerzos para dividir a Siria mediante el apoyo a las intenciones separatistas de las Fuerzas Democráticas Sirias, dominadas por los kurdos y respaldadas por Estados Unidos, que controlan gran parte del este de Siria. El objetivo de esta estrategia es construir un enclave independiente de facto dentro de Siria. Este enclave estará controlado casi en su totalidad por los EE.UU. Porque sin el apoyo financiero y militar estadounidense será incapaz de vivir.” (1).

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