Mohamed Bazoum era un aliado incondicional de Occidente y también un fuerte socio económico, especialmente para Francia. Desde el golpe, los militares y Occidente se han enzarzado en una guerra de palabras.
Níger fue una colonia del África Occidental Francesa, que accedió a la independencia en 1960. Actualmente, alberga una base militar francesa y es el séptimo mayor productor mundial de uranio. El combustible es vital para la energía nuclear y una cuarta parte va a Europa, especialmente a la antigua potencia colonial Francia.
Quieren a Rusia
El domingo, miles de nigerinos protestaron frente la embajada de Francia en Nimaey, la capital. Varios de ellos ondearon banderas rusas. Ahora parece que este “movimiento” se está extendiendo por todo el país.
Los manifestantes nigerinos denuncian que Francia ha explotado todas las riquezas de Níger, como el uranio, el petróleo y el oro, lo que ha provocado una pobreza, de manera que los nigerinos más pobres no pueden comer tres veces al día por “culpa de Francia”.
Según las estimaciones, dos tercios de su población viven bajo el umbral de la pobreza. De los 24,4 millones de personas, dos de cada cinco viven en la pobreza extrema, con menos de 2,15 dólares al día.
El presidente Bazoum asumió el cargo en 2021 en la primera transición de poder democrática y pacífica de Níger desde la independencia en 1960.
La administración de Bazoum prohibió con frecuencia las protestas contra los franceses. Varios grupos de la sociedad civil comenzaron a intensificar las protestas contra Francia a mediados de 2022, cuando el gobierno de Bazoum aprobó el redespliegue de las fuerzas francesas de Barkhane en Níger después de que se les ordenara abandonar Malí.
Níger reprimió violentamente varias protestas planificadas por la oposición y su líder Abdoulaye Seydou fue encarcelado durante nueve meses en abril de 2023 por “perturbar el orden público”.
Los manifestantes también exigieron la ayuda de Rusia en asuntos de seguridad y la alimentación, y creen que Moscú les puede suministrar tecnología.
El golpe pone en riesgo las centrales nucleares francesas
Francia posee 56 plantas nucleares. El derrocamiento de Bazoum en Níger ha preocupado al presidente francés, Emmanuel Macron, que convocó un Consejo de Seguridad de urgencia.
Macron sabe muy bien que Francia necesita el uranio de Níger para hacer funcionar las centrales nucleares que suministran electricidad a todo el país.
París es la principal potencia energética nuclear en Europa. Además, más de la mitad de la producción –un 64,67 % del total de su electricidad– procede de la energía atómica.
El uranio es el principal combustible de los reactores nucleares de Francia, y Níger es el cuarto país del mundo con más reservas de uranio en su suelo.
En 2020, un tercio del uranio importado por Francia (34,7 %) provenía de Níger; Kazajistán representaba un 28,9 % y Uzbekistán un 26,5 %, según el Comité Técnico de Euratom (la agencia de la Comunidad Europea de la Energía Atómica).
Pues, el golpe de Estado en Níger representa un gran revés al Occidente y Francia, país que le espera días oscuros para suministrar el uranio de las plantas nucleares del país, a menos que consiga otro alternativo.
El último aliado en el Sahel
Sin embargo, el interés francés y occidental por mantener controlado a Níger va más allá del vínculo económico y de abastecimiento de uranio.
Este país saheliano representa el último gran aliado occidental en la región, después de que las juntas militares de Mali y de Burkina Faso hayan expulsado a la política francesa de sus países y se hayan aproximado a Rusia.
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