De acuerdo con el medio, durante el conflicto en Ucrania los países occidentales prometieron a su aliado no menos de 3.000 tanques, vehículos de combate y camiones blindados modernos.
Así, hace poco se dio a conocer que el tanque de fabricación británica Challenger 2, visto por algunos expertos como el más protegido del mundo, fue destruido este 5 de septiembre por primera vez por las Fuerzas Armadas rusas, en el marco de la operación militar especial que sostiene el país eslavo desde el 24 de febrero de 2022.
Numerosos países apoyan a Kiev con suministros de armas y emprenden sanciones contra Moscú.
Rusia, por su parte, envió notas de protesta a todos los países que están inflando a Kiev. El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, advirtió que los países occidentales que apoyan a Ucrania se están convirtiendo en parte del conflicto y cualquier cargamento con armas para Kiev pasará a ser un blanco legítimo para las Fuerzas Armadas rusas.
En ese contexto, señala Forbes, ahora el costo para los aliados de Kiev, que siguen suministrando armamento al país eslavo, es asumir la responsabilidad de ayudar a reparar los vehículos dañados.
A lo anterior se suma que las fuerzas rusas superan con creces a las ucranianas, precisa la nota. "Dado que Rusia tiene una masa mayor que Ucrania, la acumulación de experiencia y la longevidad de las tropas es estratégicamente vital para las fuerzas armadas de Ucrania", escribieron dos analistas en un estudio para el Royal United Services Institute de Londres, consultado por Forbes.
Entonces, a medida que estos recursos móviles occidentales quedan averiados en el campo de batalla, los ucranianos necesitan más vehículos de recuperación, acceso a depósitos de reparación y muchas piezas de repuesto.
Sin embargo, un vehículo abandonado y dañado permanece así hasta que los ingenieros lo remolcan fuera del campo de batalla y los mecánicos lo reparan cerca de la línea del frente, o lo envían a un depósito en el extranjero para que se realicen las modificaciones pertinentes, señala el medio. Y el proceso de reparación es arduo, aseguran.
De tal manera, abunda Forbes, no es casualidad que Ucrania haya reactivado decenas de blindados de recuperación de la época soviética y haya adquirido otras tantas decenas de vehículos de recuperación adicionales de Alemania, el Reino Unido, Estados Unidos y otros aliados.
La razón es que los ucranianos necesitan todos los vehículos de recuperación que puedan conseguir conforme más tanques y aparatos de combate occidentales quedan inmovilizados.
Además, los ucranianos requieren grandes envíos de piezas de repuesto para poder reparar por sí mismos los vehículos levemente dañados, lo que supone un desafío para los que ya no se fabrican y, al mismo tiempo, para los socios internacionales de Kiev, que deben garantizar que el apoyo esté disponible de modo que el Ejército ucraniano sea sostenible.
Por si fuera poco, el reto aplica también para los depósitos, en donde los trabajadores extranjeros pueden realizar las reparaciones y el mantenimiento profundos que no es posible completar en la retaguardia de las brigadas.
Así, Alemania está reparando los nuevos Leopard 2A6, mientras que Polonia hace lo propio con los tanques Leopard 2A4 y los vehículos de combate Bradley de Ucrania. Pero a medida que se acumulan los recursos dañados, Kiev podría requerir acceso a más instalaciones de reparación.
"Por más graves que sean las necesidades de reparación de Ucrania en este momento, están a punto de empeorar", concluye el medio.
Datos duros
Según declaró el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, las fuerzas ucranianas fracasaron en todas las líneas de operaciones durante los tres meses de su contraofensiva.
Según los datos divulgados por la dependencia, las fuerzas ucranianas perdieron más de 66.000 efectivos y 7.600 equipos militares desde el inicio de su contraoperación, informó Shoigú.
En particular, según el mando, durante el último mes la defensa antiaérea rusa derribó más de 1.000 drones ucranianos. Aparte de eso, prosiguió el ministro, fueron destruidos 159 misiles de lanzaderas múltiples Himars y 13 misiles de crucero, así como 34 puestos de mando de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Rusia sostiene desde el 24 de febrero de 2022 una operación militar especial en Ucrania cuyos objetivos son proteger a la población de un genocidio por parte del Gobierno de Kiev y atajar los riesgos de seguridad nacional que representa el avance de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el este.
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