Presidente de Rusia, Vladimir Putin, durante su conferencia de prensa anual en Moscú, 17 de diciembre de 2015. |
Rusia derribará los aviones turcos si vuelven a violar el espacio aéreo de Siria, donde Moscú tiene desplegados los sistemas antiaéreos S-400, amenaza el presidente ruso, Vladimir Putin.
“Si antes la aviación turca volaba y violaba permanentemente el espacio aéreo de Siria, que vuelen ahora”, ha advertido Putin, durante una maratoniana conferencia de prensa anual celebrada este jueves en Moscú, la capital rusa.
En alusión al derribo el pasado 24 de septiembre por parte del Ejército turco de un avión ruso Su-24 que volvía de bombardear posiciones del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) cerca de la frontera turco-siria, el mandatario ruso recalca que con ese “acto hostil”, Ankara solo causó que Moscú refuerce su presencia militar en Siria y reduplique sus ataques contra Daesh.
“¿Para qué lo hicieron? No lo entiendo. ¿Acaso pensaban que íbamos a salir huyendo? Por supuesto que no, Rusia no es de esos países. Hemos incrementado nuestra presencia, el número de aviones, allí no había sistemas de defensa antiaérea y ahora hemos desplegado los S-400”, ha matizado.
Rusia incluso ha pasado a mejorar el sistema de defensa antiaéreo del Ejército del presidente sirio, Bashar al-Asad, al equiparlo con los sistemas de misiles Buk, ha agregado.
De hecho, calificó el incidente de “un acto hostil”, tras el cual Turquía fue a “esconderse detrás de la OTAN”, la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Las relaciones entre Moscú y Ankara se enturbiaron tras el derribo del Su-24 y las posteriores tensiones y cruce de acusaciones entre Ankara y Moscú de financiar a Daesh.
Putin, denunció previamente que Turquía derribó el avión ruso para proteger los suministros petroleros de Daesh y en esta línea, su Ministerio de Defensa presentó fotos y pruebas para acusar al Gobierno del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de beneficiarse del contrabando de crudo robado por Daesh.
Con respecto a estas tensiones, el jefe del Ejecutivo ruso ha calificado de “prácticamente imposible” alcanzar un acuerdo con los actuales líderes turcos, sobre todo, Erdogan, quien rechaza disculparse por el derribo del Su-24, por el cual murió uno de los pilotos del aparato y un infante de marina ruso, cuando intentaba buscar a los sobrevivientes.
El incidente le ha costado muy caro a Turquía; Moscú ha cortado todos sus lazos militares con Ankara y ha adoptado represalias económicas, como la prohibición de vuelos chárter entre ambos países y que personas jurídicas rusas contraten a nacionales de Turquía a partir del 1 de enero de 2016, además de restringir las actividades de organizaciones bajo jurisdicción turca en Rusia y la importación de ciertos artículos turcos.
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