La aviación rusa, con tropas gubernamentales, milicianos de Hizbulá y chiitas enviados por Irak, intento rodear a los rebeldes.
Cerca de 70.000 personas huyen hacia Turquía como avanzadilla de los 300.000 civiles y milicianos que permanecen en la ciudad.
Decenas de miles de sirios se concentran en estos momentos en Bab al Salama, paso fronterizo de Siria con Turquía, huyendo de los ataques de los últimos días en el Norte del país. La última ofensiva de las fuerzas partidarias del Gobierno damasceno contra los rebeldes, descrita por algunos milicianos como una de las más intensas desde el inicio de la guerra, amenaza con provocar una nueva crisis humanitaria tras el último fracaso de las negociaciones de paz en Ginebra."
La gente no tiene ni dónde dormir ahora mismo, y la puerta fronteriza está cerrada. He leído que soldados turcos han llegado a disparar a una niña de 13 años por intentar cruzar la verja cerca de Bab al Salama. Los sirios ya no les importamos a nadie", lamenta una activista opositora en conversación telefónica con este periódico. Un alto funcionario turco, hablando a EL MUNDO bajo anonimato, asegura que "la puerta está abierta y estamos preparando la atención a estos refugiados".
A finales de la semana pasada, la aviación rusa, apoyada desde tierra por tropas sirias, milicianos libaneses del partido Hezbolá y chiítas armados iraquíes y afganos enviados por Irán, lanzó una operación militar para rodear los distritos opositores del Este y Sur de Alepo, la segunda ciudad siria. El miércoles lograron romper el asedio de Nubul y Zara, al noroeste de la localidad, penetrando desde el Noreste y cortando, a la vez, una crucial vía de comunicación entre los opositores y Turquía.
Se teme que una nueva fase de la ofensiva ataje la única vía de salida que les queda ahora a unos 300.000 civiles y milicianos de las zonas rebeldes de Alepo: hacia el Oeste y controlada por grupos yihadistas. De ocurrir, se produciría un nuevo asedio militar, en un contexto, el de las últimas conversaciones de Ginebra, en el que no se logró acordar el suplir ayuda humanitaria a los cercos. Por eso, decenas de miles de personas en Alepo se han apresurado en abandonar todo y huir a Turquía.
"Cerca de 10.000 nuevos refugiados están esperando en la frontera turca [con Siria] debido a los bombardeos aéreos en Alepo. Entre 60.000 y 70.000 personas, que están en campos del Norte de Alepo, están caminando hacia Turquía", anunció este jueves el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, durante una conferencia de donantes en Londres. Un vídeo publicado en las últimas horas muestra una carretera repleta de personas, cargando con cuatro bártulos y marchando despavoridas.
El primer ministro del Reino Unido, David Cameron, ha anunciado en las últimas horas haber logrado el compromiso de 9.000 millones de euros para asistencia humanitaria en la crisis siria. De materializarse, se trataría de la mayor cantidad recogida en un día para responder a una crisis humanitaria. Esta cantidad contribuiría a paliar el nuevo éxodo a Turquía, país que asegura haber gastado más de 10.000 millones de euros en atender a sus 2,5 millones de refugiados sirios.
La Unión Europea ya ha aprobado una partida de 3.000 millones de euros destinada a que Turquía mejore las condiciones de vida de los refugiados sirios en su territorio, a cambio de que endurezca las medidas para bloquear su entrada en suelo comunitario. Pese al acuerdo de contención y al mal tiempo, más de 52.000 refugiados han cruzado el Mediterráneo para alcanzar Europa durante el mes de enero, 35 veces más que el mismo período de 2015.
Más de 250 personas han muerto en el mar tratando de alcanzar las costas europeas desde principios de 2016. Son parte de un flujo incesante desde el inicio del conflicto, en marzo de 2011. Se estima que hay entre cerca de cinco millones de sirios fuera del país por culpa de la guerra, además de entre ocho y nueve millones de desplazados internos. En total, la mitad de la población de Siria ha tenido que dejar sus hogares en el mayor éxodo desde la Segunda Guerra Mundial.
"Las fuerzas opositoras pierden terreno minuto a minuto. Estamos contemplando una situación humanitaria de pesadilla", describe a 'The Telegraph' Rae McGrath, director de operaciones en el Norte de Siria y Turquía de la agencia de ayuda Mercy Corps. "Hay mucha gente desplazándose", añade. "Ésta es, con certeza, la peor situación que he visto desde el inicio de la guerra". En esta última aseveración coinciden otros activistas.
Entre el 1 y el 4 de febrero, Rusia reconoce haber realizado 237 misiones contra "875 objetivos terroristas en las provincias de Alepo, Lataquía, Homs, Hama y Deir Ezzor". En sus resúmenes de prensa, el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa no reconoce la huida de civiles, y se refiere como "militantes" a quienes abandonan las áreas bombardeadas. "Como resultado de las actividades de la aviación rusa, los terroristas están sufriendo importantes pérdidas", remacha.
Los avances de las tropas aliadas de Asad han forzado los rebeldes, una amalgama de brigadas islamistas ultra conservadoras y grupos seculares, a convocar un envío urgente de refuerzos al norte de Alepo. Su capacidad armamentística es harto inferior a la de los atacantes, minada por el desinterés en la caída del presidente sirio Bashar Asad por la vía militar por parte de los aliados estadounidenses. Mientras, la salida dialogada a la guerra de Siria, que acumula más de 126.000 muertos, sigue suspendida.
El comité opositor se apartó de las conversaciones de paz de Ginebra este miércoles. El mediador de la ONU, Staffan de Mistura, propuso una "pausa" hasta el 25 de febrero, citando la negativa de Damasco a cumplir con exigencias de los opositores, como el cese de los bombardeos aéreos y la entrada de ayuda humanitaria a las áreas asediadas. John Kerry, secretario de Estado de EEUU, dijo que Rusia y a Asad han "dejado claro" que no buscan una salida política a la crisis, sino militar.
El escenario en el Norte de Alepo tras el corte de la vía que unía la ciudad con Turquía es enrevesado. Los rebeldes llevan meses conteniendo al Estado Islámico (IS) al Norte de esa carretera. De perder fuelle, el IS podrá expandirse. Al Este de la vía, una alianza de fuerzas dominada por los kurdos trata de extender la autonomía kurdosiria, un ente político que Damasco ya ha anunciado que no apoyará. Desde el Sur y Oeste de Alepo, los leales a Asad tratarán de acorralar a los opositores.
La acuciante situación está agitando a los aliados de los grupos rebeldes. El portavoz del ministro de Defensa ruso, Igor Konashenkov, ha sugerido a reporteros en Moscú que Turquía, que ha reforzado su presencia militar en la frontera turcosiria durante los últimos meses y rechaza la autonomía kurda, podría estar preparando una acción militar en Siria. Ankara no bombardea al IS en Siria desde el 24 de noviembre, cuando derribó un Su-24 ruso acusándolo de violar su espacio aéreo.
Si los fieles a Asad conquistan Alepo, disputada desde 2012, la guerra de Siria entraría en una fase favorable a Asad. La agitación desencadenada en los últimos días en Siria es tal que incluso un portavoz del ejército de Arabia Saudí, sostén de milicias islamistas en Siria, declaró esta semana al canal Al Arabiya que su país, que ya bombardea a los rebeldes huzíes en Yemen, podría desplegar tropas de tierra en Siria bajo el pretexto de combatir contra el Estado Islámico.
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