Según el medio chino, se espera que EEUU invierta hasta 80 millones de dólares en la isla bajo la Financiación Militar Extranjera, que normalmente se utiliza para los Estados soberanos.
En palabras del portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Wang Wenbin, tal acción estadounidense viola el principio de una sola China y los tres comunicados conjuntos que ha suscrito Pekín con Washington históricamente.
"Viola gravemente el derecho internacional y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales, socava la soberanía y los intereses de seguridad de China, además de poner en peligro la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán, y envía una señal gravemente errónea a las fuerzas separatistas a favor de la 'independencia de Taiwán'", ponderó el funcionario diplomático.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Defensa chino, Wu Qian, declaró que Pekín se opone firmemente a la ayuda militar a Taiwán.
"La asistencia militar y la venta de armas de EEUU a Taiwán solo sirven para beneficiar al complejo militar-industrial estadounidense y ponen en peligro la seguridad y el bienestar del pueblo taiwanés", apuntó.
En opinión del profesor de la Universidad de Asuntos Exteriores de China Li Haidong la acción estadounidense demuestra que Washington está decidido a provocar un conflicto militar en la región y que este sería el método más eficaz para crear grandes problemas contra el desarrollo de Pekín.
"Una bestia acorralada luchará desesperadamente. EEUU descubrió que fue incapaz de contener el avance chino, a pesar de iniciar enfrentamientos en muchos campos, y es incapaz de 'desvincularse' completamente de China, por lo que decidió aprovechar la cuestión de Taiwán, lo que es extremadamente peligroso", destacó el estudioso.
Además, expertos chinos afirmaron que EEUU está buscando otras formas de recaudar dinero, ya que el conflicto en Ucrania ha sido muy costoso, y apoyar a Taiwán también requerirá la movilización de recursos que Washington probablemente tomará de su propio pueblo.
Las relaciones oficiales entre el Gobierno central de la República Popular China y su provincia insular de Taiwán se rompieron en 1949, después de que las fuerzas del partido nacionalista Kuomintang, encabezado por Chiang Kai-shek, sufrieran una derrota en la guerra civil contra el Partido Comunista y se trasladaran a ese archipiélago. Las relaciones entre Taipéi y Pekín se restablecieron solo a nivel empresarial e informal a finales de la década de 1980.
Pekín se pronuncia decididamente contra la cooperación militar de otros Estados con la isla. EEUU, a su vez, asegura que se atiene al principio de una sola China en sus contactos con Taiwán y aboga por mantener este status quo.
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