Davis, un especialista en temas militares y de seguridad y teniente coronel retirado del Ejército de EEUU, señala en su artículo que hoy en día, no existe una base realista para creer que Ucrania tenga la capacidad de alcanzar su objetivo estratégico declarado de volver a entrar en el territorio en el que actualmente tienen presencia las tropas rusas, incluida Crimea.
De acuerdo con el especialista, en vez de seguir apoyando a Ucrania en una contraofensiva que "ha fracaso desde su inicio", Estados Unidos debería enfocarse en asistir a Kiev en reforzar sus actuales posiciones ante una eventual ofensiva del ejército ruso este otoño.
"Estados Unidos debe seguir garantizando que el conflicto no se extienda más allá de las fronteras de Ucrania e incrementar los esfuerzos diplomáticos con todas las partes implicadas para ponerle fin", explica el experto.
Davis asegura que un análisis "sobrio y preciso" de la ofensiva de verano ucraniana revela que está produciendo poco o ningún progreso significativo hacia el objetivo de expulsar a Rusia.
"Washington debería realizar una necesaria corrección de rumbo y formular una nueva política, basada en las duras y verdaderas realidades de combate en Ucrania", aconseja el militar. "Las políticas actuales de Washington no hacen ni lo uno ni lo otro".
Según este experto, desde abril de este año estaba claro que la ofensiva ucraniana fracasaría por diversas circunstancias entre ellas el poco o ningún poder aéreo y escasez de munición de artillería de sus fuerzas que tendrían que enfrentar a un enemigo atrincherado y preparado para un ataque.
"Washington ha gastado casi 113.000 millones de dólares a lo largo de este conflicto, ha proporcionado a Ucrania un asombroso volumen de armas y municiones modernas, y ha proporcionado un impresionante despliegue de entrenamiento y apoyo de inteligencia. Tras casi un año de preparación, apenas ha hecho mella en las líneas rusas", afirma.
El pasado 12 de septiembre, el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró que la contraofensiva de Kiev no logró sus objetivos y solo produjeron pérdidas que ascienden a 71.500 efectivos ucranianos. En sus palabras, un total de 543 tanques y 18.000 vehículos blindados de distintas clases de las Fuerzas Armadas de Ucrania fueron destruidos durante la operación militar especial rusa.
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