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jueves, 20 de abril de 2017

Trump plantea nuevo TLCAN en dos semanas; revive ley de 1962 que restringe importaciones

“Estaremos reportando en algún momento durante las próximas dos semanas respecto al TLC y lo que vamos a hacer respecto a este”, dijo Trump en un breve mensaje a la prensa tras haber firmado la orden para investigar si China u otros países productores de acero son una amenaza a la seguridad nacional.



Ciudad de México, 20 de abril (SinEmbargo/EconomíaHoy/EFE/AP).- El Presidente de Estados Unidos (EU) Donald Trump anunció que en las siguientes dos semanas dará a conocer los planteamientos y modificaciones de ese país al Tratado de Libre Comercio de America del Norte (TLCAN), e insistió en que no permitirá que Canadá ni otra nación se aprovechen de los trabajadores y granjeros estadounidenses”; por su parte, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin se reunió hoy cel Secretario de Hacienda y Crédito Público de México, José Antonio Meade con quien habló sobre el citado acuerdo comercial.

“Estaremos reportando en algún momento durante las próximas dos semanas respecto al TLC y lo que vamos a hacer respecto a este”, dijo Trump en un breve mensaje a la prensa tras haber firmado la orden de abrir una investigación para determinar si las importaciones de acero, particularmente las procedentes de China, son una amenaza para la seguridad nacional.

En el evento, el republicano aprovechó para acusar a Canadá de “aprovecharse” de Estados Unidos y dañar a los productores de lácteos ubicados en la frontera norte, que según el mandatario “han sido forzados a la quiebra”.

“El hecho es que el TLCAN, ya sea con México o con Canadá es un desastre para nuestro país. Es un desastre, un desastre comercial”, dijo.

Aseguró que su gobierno reportará en las próximas dos semanas “sobre lo que haremos al respecto”, e insistió en que “no permitiremos que Canadá o ningún otro país se aproveche, y hagan lo que están haciendo a nuestros trabajadores y granjeros”.

La orden que firmó hoy es un memorando relacionado con el artículo 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que otorga al presidente estadounidense autoridad para fijar barreras o aranceles a las importaciones de ciertos productos por razones de seguridad nacional.

Amparado en esa ley, Trump ha pedido al Departamento de Comercio que inicie una investigación sobre si las importaciones de acero tienen implicaciones para la seguridad nacional, como paso previo antes de decidir qué medidas se pueden tomar al respecto.

Flanqueado por representantes de la industria siderúrgica, Trump comentó ante los periodistas que mantener la producción nacional de acero es algo “extremadamente importante” para la seguridad y la industria de defensa de Estados Unidos.

“El acero es fundamental tanto para nuestra economía como para nuestras Fuerzas Armadas. Esta no es un área donde podamos permitirnos depender de países extranjeros”, enfatizó el presidente.

Trump también remarcó que el dumping (venta por debajo del precio del mercado) es un “problema tremendo” que está “minando” a la industria estadounidense.

Al respecto, en un encuentro con periodistas sin cámaras para ofrecer detalles de la investigación ordenada por Trump, su secretario de Comercio, Wilbur Ross, apuntó directamente a China y dijo que las importaciones de acero de ese país han continuado creciendo, pese a que Pekín se comprometió a reducir su producción del metal.



Ambos secretarios se reunieron en Washington para abordar el tema de la relación comercial de México y EU. Fotos: Cuartoscuro/EFE

Por otra parte el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin sostuvo una reunión con el titular de SHCP, Antonio Meade en donde abordaron el tema de la relación comercial bilateral entre México y Estados, incluido el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), informaron los gobiernos de ambos países.

“Ambos secretarios reiteraron el interés de sus gobiernos por dar continuidad a la agenda de cooperación financiera bilateral, en seguimiento a los dos encuentros previos que han sostenido”, informó la Secretaría de Hacienda por medio de un comunicado de prensa.

De acuerdo a la dependencia, ambos funcionarios coincidieron en que hay interés para fortalecer la cooperación e integridad del sistema financiero internacional por lo que acordaron trabajar para fortalecer los esquemas de cooperación vigentes en materia de combate al lavado de dinero y financiamiento del terrorismo.

Por su parte, la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos informó en una nota de prensa de que Mnuchin y Meade “discutieron la importancia de fortalecer las economías de los Estados Unidos y México y la oportunidad de mejorar” el TLCAN, en el que también participa Canadá.

El Gobierno estadounidense del presidente Donald Trump se ha mostrado decidido a renegociar el TLCAN para lograr un mayor equilibrio en las relaciones comerciales con México, país que goza de un superávit en el comercio bilateral de unos 60 mil millones de dólares anuales.

El mandatario considera que el TLCAN es la causa de la pérdida de una gran cantidad de empleos en Estados Unidos dado que ha permitido el traslado de fábricas a México para ahorrar costes de producción.

Según la nota oficial, Mnuchin y Meade también hablaron de la importancia de potenciar la colaboración en el sector de los servicios financieros.

También “destacaron la importancia de un mayor intercambio de información y de una estrecha colaboración para combatir el lavado de dinero e interrumpir las redes financieras ilícitas”, concluyó la breve nota del Tesoro.

El encuentro de Mnuchin y Meade tuvo lugar de forma paralela a la asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que se celebra esta semana en Washington.



El Presidente que prometió sacar a Estados Unidos de pactos internacionales como el tratado de libre comercio con México y Canadá por considerarlos nocivos para los intereses nacionales, parece estar haciéndose a la idea de que un tratado es un tratado y de que uno no puede renunciar a él cuando se le dé la gana.

Desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte hasta el pacto de París sobre el cambio climático, la retórica de campaña de Donald Trump está chocando con la realidad. A pesar de sus amenazas de deshacer, renegociar o alterar esos acuerdos, su gobierno todavía no se ha salido de ninguno de ellos y las críticas del pasado han dado paso a una actitud mucho más tolerante de algunos aspectos clave de la política exterior estadounidense.

El gobierno dice que está revisando estos acuerdos y que todavía podría salirse de ellos. Un día después de confirmar que Irán está cumpliendo con un pacto nuclear, el secretario de estado Rex Tillerson criticó el acuerdo y dio una serie de ejemplos de actitudes iraníes que consideró reprobables. El tono de sus comentarios hizo pensar que, incluso si Irán cumple de papel con el pacto, la participación estadounidense sigue en duda.

De todos modos, con una sola excepción –el Acuerdo Transpacífico que fue desestimado por el Congreso–, el gobierno de Trump está preparando el terreno para cumplir con muchos pactos internacionales heredados. Ello representa un brusco giro en relación con las declaraciones de Trump de que bajo su gobierno Estados Unidos se enfocaría mucho más en sus propios intereses y no en los de los demás y dejaría de subsidiar la seguridad y la prosperidad de otros.

Trump dijo que el pacto nuclear con Irán fue el “peor” de la historia y que el cambio climático era un engaño. Pero por ahora lo único que ha hecho su gobierno es reevaluar este y otros acuerdos, sin tomar medidas drásticas.

Douglas Brinkley, experto en la historia de los presidentes de la Rice University, dijo que Trump tal vez está pensando que se pueden mejorar todos estos acuerdos, sin necesidad de anularlos. “Eso le permitiría decirle a su base que está logrando algo mejor que lo que consiguieron (sus predecesores George W.) Bush o (Barack) Obama, al tiempo que le deja ver a estas instituciones que todo lo que dice va acompañado de un guiño, que en realidad no hay que tomarse muy en serio lo que dice”, opinó Brinkley.

Por ahora no ha habido mayor resistencia entre los partidarios de Trump, por más que pensasen que iba a revolucionar todo. La reafirmación del status quo se produjo esta semana cuando Tillerson dijo que Irán cumplía con sus compromisos nucleares y que el gobierno deja en suspenso la decisión sobre un retiro del acuerdo climático de París.

El presidente había dicho previamente que desmantelaría o se retiraría de ambos acuerdos como parte de la visión que expuso en su discurso inaugural, cuando dijo que “cada decisión (que tome) sobre comercio, impuestos, inmigración o política exterior será en beneficio de los trabajadores y de las familias estadounidenses”.

La certificación de que Irán cumple con sus compromisos nucleares implica que el país no será sancionado por sus actividades en ese terreno.

Tillerson trató el miércoles de demostrar que Estados Unidos no tiene una actitud blanda hacia Irán y dijo que el gobierno está haciendo una amplia reevaluación de la política hacia ese país, que incluye un análisis de si el hecho de que no se sancione a los iraníes beneficia los intereses estadounidenses. Agregó que el acuerdo entre siete naciones “no logra el objetivo de que Irán no tenga un programa nuclear” sino que “solo demora su meta de ser un estado nuclear”.

La posición de Trump en torno a los pactos comerciales también ha evolucionado. Había prometido que anularía el TLCAN a menos que el pacto fuese renegociado de modo tal que beneficiase mucho más a Estados Unidos y acusó al acuerdo de devastar la industria manufacturera estadounidense al incentivar el uso de la mano de obra barata de México.

Ahora, en cambio, su gobierno contempla solo cambios secundarios que preservarían buena parte del actual tratado, según un bosquejo enviado al Congreso. La propuesta incluye un polémico artículo que permitiría a las firmas cuestionar las leyes nacionales a través de tribunales privados.

El que sí fue anulado es el Acuerdo Transpacífico que había negociado Obama con Chile, Perú, México, Brunéi, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Canadá, Japón, Malasia y Vietnam, aunque en realidad el que dejó en la nada ese pacto fue el Congreso. La propia candidata republicana a la presidencia Hillary Clinton se oponía al acuerdo.

En relación con la OTAN, Trump hizo un viro de 180 grados respecto a su afirmación previa de que era una institución “obsoleta”. Varios miembros de su gabinete han viajado al exterior para expresar el apoyo de Estados Unidos a esta alianza militar, que Washington describe ahora como un pilar de la seguridad occidental.

Con información de EconomíaHoy/EFE/AP

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