Las tropas ucranianas han usado a las 7:20, hora local, el sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (HIMARS, por sus siglas en inglés) para golpear la localidad de Perevalsk, situada en la república popular de Lugansk, en el Donbás, este de Ucrania.
Andrei Morochko, teniente coronel de la milicia popular de Lugansk, en un mensaje emitido en la red social Telegram ha enfatizado que es la primera vez que las fuerzas ucranianas emplean el mencionado sistema.
Fue el 23 de junio cuando el ministro de Defensa del país eslavo, Oleksii Reznikov, anunció la llegada a Ucrania de los primeros cuatro sistemas HIMARS, que tienen un alcance promedio de 80 kilómetros y la capacidad de portar una batería precargada de seis misiles guiados de 227 mm (los M270 tienen dos) o una carga de misiles tácticos ATACMS, tal y como han subrayado los oficiales estadounidenses.
Washington equipó al Gobierno de Kiev con estos sistemas avanzados, pese a advertencias de Rusia sobre suministro de armas a Ucrania, que, a juicio de Moscú, son “no solo un movimiento peligroso, sino acciones que convierten a los convoyes pertinentes en objetivos legítimos”.
¿Cómo responderá Putin?
Por su parte, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, estuvo advirtiendo desde principios de junio que si Occidente enviase a Ucrania misiles de largo alcance, Moscú no dudaría en apuntar objetivos que todavía no ha atacado.
Putin afirmó que el Occidente planea enviar a Ucrania misiles con un alcance de 45 a 70 kilómetros, que en comparación con los de sistemas de fabricación rusa Grad, Uragán y Smerch no son nada novedosos.
Desde el inicio de la operación militar de Rusia en su vecino occidental, 24 de febrero, EE.UU. ha proporcionado varios lotes de ayuda militar a Ucrania con el objetivo de detener el avance del Ejército ruso, lo que desde el Kremlin resulta en la prolongación del conflicto que tiene con la meta el fin del nazismo en el territorio ucraniano.
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