Según Dent, Alemania es la mayor economía de Europa y es el pegamento que sostiene la eurozona.
La debacle alemana se produce por una mezcla tóxica de políticas erróneas y problemas demográficos, según el analista.
Alemania este año cayó por debajo de Japón al tener la tasa de natalidad más baja del mundo: solo nacen 8,2 bebés al año por cada 1000 habitantes.
Este es un gran problema, ya que los baby boomers de las décadas de 1950 y 1960 están empezando a entrar en la jubilación. Además, Alemania tiene una de los niveles de pensiones más altos del mundo y que necesita una gran cantidad de personas empleadas pagando impuestos para mantenerlo en marcha.
El problema de Alemania es cada vez hay menos trabajadores jóvenes para soportar la carga de una población cada vez más envejecida.
Esto podría llevar a una enorme crisis financiera a Alemania y posteriormente, al conjunto de Europa.
Se cree que el envejecimiento imparable de la población es parte de la razón por la que Alemania ha dado la bienvenida a más de un millón de inmigrantes.
Pero según Dent: “Se necesitarían de 11 a 12 millones de refugiados que se quedaran allí y que aprendieran alemán para hacer frente al problema”.
Sin embargo, hay otras cuestiones que están agravando el problema.
En una jugada polémica, Alemania redujo la edad de jubilación estatal hasta un mínimo de 63, añadiendo más tensión al sistema de bienestar.
Al mismo tiempo, la economía alemana va camino de recibir un gran impacto por la crisis de emisiones de Volkswagen.
El fabricante de automóviles es uno de los empleadores más grandes del país, con más de 270.000 puestos de trabajo en su país de origen y aún más trabajo para los proveedores.
Se estima que uno de cada seis empleos alemanes depende de la industria del automóvil, así como el 17,9% de las exportaciones del país, por lo que Alemania resulta ser aún más vulnerable en estos momentos.
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