El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, instó esta semana a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a expulsar a Rusia como miembro y a calificarla de Estado terrorista.
“Aunque Rusia viola los principios fundamentales de la ONU y el orden legal internacional, todavía no es procesada a nivel mundial. Todavía permanece en la ONU e incluso disfruta de los privilegios de la silla que ocupa, la sede de un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU”, dijo Zelenski.
En reacción, el representante permanente adjunto de Rusia ante las Naciones Unidas, Dmitri Polianski, ha dicho este sábado a la cadena Soloviev Live TV que “todas las personas normales entienden que este escenario solo será posible si la ONU se disuelve y se crea de nuevo”.
Para el diplomático ruso, Zelenski únicamente procuró “agitar” a los Estados miembros del Consejo de Seguridad que están cada vez más cansados del tema de Ucrania.
El mandatario ucraniano formuló las referidas declaraciones, después de que Kiev acusara a Rusia de haber lanzado un bombardeo que supuestamente hubiera matado a civiles en la ciudad de Odesa.
Al respecto, el Kremlin, que asegura que su operación, iniciada el pasado 24 de febrero, solo tiene como objetivo la infraestructura militar ucraniana, desmintió que hubiera atacado a civiles en Odesa.
“Me gustaría recordarles las palabras del presidente [Vladímir Putin] de que las Fuerzas Armadas rusas no atacan objetivos civiles”, dijo a los periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Moscú, de igual modo, ha manifestado que tiene como objetivo proteger a la población civil de la región del Donbás y está dispuesto a cooperar con la ONU para aliviar el sufrimiento de los civiles.
Pese a todo, la Asamblea General de la ONU votó en abril a favor de suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU). Para el país euroasiático, es ilegal y políticamente motivada dicha resolución.
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