Hay un aspecto muy relevante que se olvida a la hora de hablar de la autonomía del Banco de México (Banxico): aún no la tiene en materia cambiaria. En este rubro, el gobierno sigue teniendo la voz de mando al presidir la llamada Comisión de Cambios. De manera que cuando se viven periodos de inestabilidad, uno puede estar seguro de que la comunicación entre los titulares de Hacienda y Banxico es más constante que de costumbre.
Preocupa que conforme el peso se deprecia frente al dólar se multiplican las voces de analistas y periodistas que piden una “mayor defensa” de la moneda nacional.
Ante esas presiones y el nerviosismo de la opinión pública, es posible que en las próximas semanas o meses veamos un manotazo en la mesa de parte del gobierno para tratar de detener el alza del billete verde. Sería un gran error.
Contrario a lo que se cree, nada podrá detener la fortaleza de la divisa estadounidense.
Sería como querer detener un “tsunami” histórico con un simple muro que sería costoso e inútil construir.
Veamos. Como consecuencia de la crisis de 2008-2009, la Reserva Federal (Fed) estadounidense comenzó una serie de “estímulos” sin precedente: deprimió artificialmente las tasas de interés a casi cero por ciento e inyectó liquidez al sistema con sus tres rondas de “flexibilización cuantitativa” (QE, en inglés) a través de la compra de activos. El resultado fue una oleada de dólares que salió de ese país a buscar mejores rendimientos por doquier y, a causa de ello, se inflaron burbujas en activos de todo tipo, como las bolsas de valores, bonos “basura”, divisas como el peso mexicano, etc.
Eso está terminando. No hay crecimiento sostenible si se basa en la deuda por una sencilla razón: tarde o temprano se tiene que pagar. Las burbujas infladas han comenzado a reventar poco a poco en diversas latitudes.
En este sentido, se señala mucho a China como la responsable de esta nueva gran crisis. No obstante, los chinos solo actuaron imitando las erróneas políticas occidentales.
De hecho, lo hicieron a tal grado que en el país asiático se construyeron ciudades fantasma, infraestructura que nadie usa, centros comerciales a donde nadie va a comprar, etc. Como diríamos en México: “se volaron la barda” inyectando crédito.
Hay un problema de deuda total en China que, al cierre de 2014, McKinsey & Co. calculó en 28 billones (millones de millones) de dólares. Aunque la mayoría de ellos se deba en yuanes, esa enorme cantidad ya ha empezado a colapsar y está teniendo implicaciones mundiales.
Si hay proyectos que no son rentables, es inevitable que los créditos contraídos para su realización se vuelvan impagables.
Las quiebras pues han comenzado y eso asusta a los capitales que, no solo de China sino de todos los mercados emergentes (ME), salen huyendo de regreso a la supuesta seguridad que les brinda Estados Unidos y su dólar. México, si bien de manera más modesta, también ha logrado crecer, en parte gracias a una deuda creciente que en lo que va del sexenio de Peña Nieto aumentó 10.15 puntos porcentuales para llegar a casi 45 por ciento del PIB.
Debido a esa estampida de capitales, los bancos centrales han liquidado un total de un billón (millón de millones) de dólares en reservas internacionales al 8 de enero pasado, desde el 1 de agosto de 2014 en que las reservas globales alcanzaron su pico de 12.03 billones de dólares (datos de Bloomberg). Los ME buscan “defender” con ello el valor de sus monedas.
China, pues, es solo el más emblemático de los casos por su tamaño, pero el panorama sombrío lo es en realidad para todos los ME.
A la Fed se le está viniendo encima la ola de capitales que ella misma originó. Por eso el dólar se fortalece y cae todo lo demás: bolsas, materias primas como el petróleo, divisas como el peso, etc.
Contra eso nada que pueda decidir la Comisión de Cambios o Banco de México servirá para apoyar al peso. Mejor que Carstens se abstenga de las medidas “no convencionales” que ha propuesto y el gobierno se apriete en serio el cinturón. Eso sería más útil.
El resto de nosotros debe buscar refugio financiero. Monedas de oro y plata son una opción, pero no la única. Infórmese para poder decidir lo más conveniente para usted. Lo cierto es que, por ahora, quedarse en pesos, no es una buena idea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario