El destructor chino Harbin participa en el ejercicio naval conjunto de 2014 con Rusia en el Mar de China Oriental. |
Ante el creciente poderío militar de China, sobre todo en el mar, la Armada de EE.UU. se ha visto obligada a modificar su estrategia y recurrir a gastos millonarios en misiles antibuque, según un reporte.
En esta misma línea, la Marina de Guerra del país norteamericano está investigando una variedad de opciones para modernizar sus armas ofensivas, informó el lunes el servicio ruso de noticias Sputnik.
"Si se pone un pequeño número de aviones en muchos lugares y dispersan los aviones en la misma base, usted limita su responsabilidad y eleva el costo de un ataque de supresión", dijo David Ochmanek, exalto funcionario del Pentágono.
La Armada estadounidense que se ha basado desde 1977 en el mismo modelo de misil antibuque “Harpoon”, ya está preocupada de que la Marina china sea capaz de destruir sus buques o aventajar a estos misiles en caso de un posible conflicto.
Una opción será modernizar el misil de crucero Tomahawk, un proyectil de origen estadounidense cuya efectividad ya ha sido probada. Mientras fiable, ese misil fue diseñado para atacar objetivos fijos en tierra. El Pentágono emprendió las pruebas sobre el convertido Tomahawks desde el pasado mes de enero, y las autoridades militares estadounidenses creen que los exitosos tipos probados de dicho proyectil podrían ser desplegados en la Marina en los próximos años.
La Marina también, está estudiando crear su propia versión de misiles antibuques de largo alcance, diseñado originalmente para ser lanzados a través de los aviones.
Estas actualizaciones obligarán a los enemigos de EE.UU. a (mantenerse)"despiertos y en lugar de sólo preocuparse de portaaviones o torpedos de los submarinos, ahora tienen que preocuparse acerca de todos los buques de superficie y su capacidad para atacarlos", dijo el vicealmirante Thomas Rowden, comandante de las fuerzas navales de superficie de EE.UU., a la revista estadounidense Aviation Week.
EE.UU. también está considerando la posibilidad de extender sus escuadrones aéreos del Pacífico a través de una gama más amplia de campos de aviación de Palau (un pequeño país del Pacífico) a las Filipinas. De esta manera, se podría reducir el impacto de un ataque con misiles contra cualquier base aérea.
Un misil balístico antibuque de construcción china Dong Feng 21 (DF-21). |
David Ochmanek, un exalto funcionario del Pentágono dijo a su vez que esta estrategia no quiere decir que “cada uno de estos lugares están fuera de rango en un ataque”, sino que "si se pone un pequeño número de aviones en muchos lugares y dispersan los aviones en la misma base, usted limita su responsabilidad y eleva el costo de un ataque de supresión".
Según el informe, los oficiales militares estadounidenses también, están preocupados por la estrategia más amplia de la Marina china que con más de 300 buques de guerra de su flota, está ganando rápidamente el terreno ante EE.UU., hecho que podría poner en peligro el acceso de Washington al Pacífico. El Departamento de Defensa de EE.UU. también está preocupado por los avanzados misiles chinos de medio alcance, conocidos como Dong Feng 21 (DF-21) o el "asesino de portaaviones".
A mediados del pasado mes de agosto, el exjefe de la Agencia de Defensa Antimisiles (MDA por sus siglas en inglés), teniente general Trey Obering, aseguró que los misiles balísticos chinos DF-21 son capaces de atacar al grupo de batalla de portaaviones de Estados Unidos (CVBG, por sus siglas en inglés).
Obering advirtió además, de que China está desarrollando un programa de misiles el cual será capaz de destruir casi todas las instalaciones que tiene Estados Unidos en el espacio.
La preocupación de Washington está creciendo sobre todo debido a las tensiones que tiene con China en el mar de China Meridional, donde se opone a la construcción de islas artificiales en el archipiélago Spratly (llamado Nansha por China), cuya soberanía reclama Pekín. Washington ha enviado patrullas navales a la zona, lo que ha sido denunciada por el país asiático, que considera la medida como una “provocación” y una clara “violación de su soberanía nacional”.
China también, ha asegurado que está lista para enfrentarse a EE.UU. en el mar de China Meridional “con los logros militares más recientes”.
Si un conflicto llega a surgir de esas tensiones, el Pentágono no podría contar con una fácil victoria.
"Vas a perder los barcos y aviones y la gente", dijo Ochmanek. "Nuestra institución militar llegó a esta conclusión. El desafío está relacionado tanto (a aspecto) conceptual como a hardware", dijo.
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