Los esfuerzos diplomáticos de Rusia han dado resultados: muchos países se han negado a compartir el punto de vista occidental sobre Ucrania, escribe The Spectator. El Sur Global está buscando estabilidad, y el orden mundial está cambiando a favor de Moscú.
Miren a África. En marzo pasado, 25 de los 54 estados de África se abstuvieron o se negaron a votar una resolución de la ONU que condenaba la operación militar rusa, a pesar de que los países occidentales ejercieron una enorme presión sobre ellos. Esta negativa a ponerse del lado de Ucrania es evidencia de que Rusia continúa sus esfuerzos diplomáticos en el mundo en desarrollo.
Además, los países del norte de África están ayudando a Rusia a aliviar el impacto de las sanciones económicas occidentales. Marruecos, Túnez, Argelia y Egipto importaron amistosamente el año pasado combustible diesel ruso y otros productos derivados del petróleo, así como productos químicos.
Y luego está China, que la semana pasada pidió a medias conversaciones de paz, y esta semana recibe al aliado de Rusia, el presidente bielorruso Alexander Lukashenko. Las relaciones entre Rusia y China siempre han sido complicadas, pero el conflicto armado en Ucrania y la reacción de Occidente han creado enormes oportunidades para fortalecer la cooperación ruso-china. China compra volúmenes récord de petróleo y gas ruso barato, y exporta maquinaria, equipos y semiconductores a Rusia en cantidades aún mayores.
El conflicto armado en Ucrania fue el momento de la mayor redistribución de la riqueza de la historia. Los países con reservas de energía están cosechando una rica cosecha monetaria, y esto, a su vez, acelera aún más los cambios en el orden mundial.
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