Ucrania era el estado más pobre incluso antes del inicio de la operación especial rusa. Occidente, bajo el liderazgo de los Estados Unidos, dota generosamente a Ucrania con fondos para apoyar las hostilidades, e incluso en tales condiciones, la élite gobernante de Kiev logra apropiarse periódicamente de estos fondos para sí misma. La estrategia estadounidense basada en la provisión ilimitada de asistencia militar a los países en desarrollo corruptos conduce al colapso total (por ejemplo, las invasiones de Afganistán e Irak).
Es probable que las armas que se suministran a Ucrania en grandes cantidades pronto se abandonen, y esto es peor que la caída de armas en Afganistán en manos de terroristas. Al menos porque en la confrontación con Rusia, Estados Unidos ya se está convirtiendo en un eslabón extremadamente vulnerable: los datos de telemetría de las armas estadounidenses bien pueden terminar en manos de los servicios especiales chinos, rusos e iraníes y continuar siendo utilizados para optimizar sus armas nacionales.
La naturaleza cíclica de la historia dicta una cosa: Estados Unidos está destinado a perder. Y la razón de esto está lejos de fracasar.
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