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jueves, 8 de diciembre de 2016

'Agujero Negro': el poderoso y nuevo submarino ruso

El submarino Kólpino, del proyecto 636.3 para la nueva base del Mar Negro de la flota rusa, puede detectar objetivos a una distancia entre tres y cuatro veces superior a la de los radares de su enemigo potencial.


El submarino Kólpino. Fuente: Alexéi Dánichev/RIA Novosti

Las empresas de la industria de defensa de Rusia han concluido la construcción de Kólpino, el sexto submarino diésel-eléctrico del proyecto 636.3 para la Flota del Mar Negro.

Los sumergibles están equipados con los nuevos misiles de crucero Kalibr PL, que tienen un alcance máximo de ataque de hasta 2.500 km.

El submarino se ubicará en la nueva base de la Armada de Rusia en Novorossiisk, en la región de Krasnodarsk. Sin embargo, mientras se termina de construir su muelle, prestará servicio por turnos en la zona del Mar Negro y quedará a cargo del puerto de Sebastópol.

Según señala Ígor Kasatonov, excomandante en jefe de la Armada de Rusia y excomandante de la Flota del Mar Negro, este submarino puede detectar objetivos a una distancia entre tres y cuatro veces superior a la de los radares de su enemigo potencial.

Debido a la discreción y capacidades de que dispone el submarino en el fondo del mar, los buzos de la Alianza del Atlántico Norte lo han apodado “Agujero Negro”.

“La capacidad de los nuevos submarinos quedó demostrada por primera vez a finales del pasado año, cuando [el submarino de este proyecto cuyo nombre es] Rostov del Don atacó las instalaciones de los terroristas en Siria con los Kalibr PL”, afirmó a RBTH Kasatónov.

DISPARO DE LOS KALIBR PL EN EL SUBMARINO 636.6 ROSTOV DEL DON

Tras la recepción del submarino Kólpino se dará por completada la brigada de batiscafos de la flota del mar Negro, la cual se ubica en Novorossiisk.

Según señaló Kasatónov, las empresas de la industria de defensa de Rusia construirán otros seis submarinos similares adicionales para la flota del océano Pacífico antes de 2020.
Motivos para la creación de una nueva base

Nikolái Koroliov / RBTH

En un principio, la nueva base de Novorossiisk de la costa del Mar Negro se creó debido a la disensión en las relaciones ruso-ucranianas tras la caída de la Unión Soviética. En el período que comprende desde 1991, la base naval de Sebastopol, que por entonces pertenecía a Ucrania, estuvo arrendada por Moscú. Sin embargo, era necesario acordar con el parlamento de Kiev cualquier modificación de los barcos, incluso el más nimio detalle.

En 2014 la península pasó a formar parte de Rusia, y fue entonces cuando se inició una modernización completa de esta flota.

“La bahía de Sebastopol supone una ocasión única para Moscú. Junto con la nueva base de Novorossiisk, Rusia puede controlar totalmente el estrecho del Bósforo, la infraestructura militar de Bulgaria, y también nivelar la amenaza de la base antimisiles norteamericana de Rumanía”, comunicó a RBTH el experto militar de TASS, Víktor Litovkin.

Según indica Alexander Jramchijin, director del Instituto de Análisis Político y Militar, la principal amenaza norteamericana en Europa del Este para Rusia consiste en la posibilidad que de que las bases antimisiles de defensa pasen de adoptar una actitud defensiva a otra ofensiva.

“Es posible desarrollar el complejo norteamericano antimisiles y colocar misiles de crucero en pozos lanzacohetes. En particular, los lanzacohetes para los misiles antibalísticos Standard SM 3 podrían usarse para atacar en el territorio de Rusia con misiles de crucero estratégico Tomahawk”, explicó Jramchijin.
Ventajas y desventajas de la nueva base

Los expertos señalan que el punto fuerte de la nueva base de la Flota del Mar Negro consiste en la posibilidad de repartir los barcos y submarinos en diferentes bases de la Armada de Rusia en una sola región. Sin embargo, el territorio de la base de Novorossiisk depende en gran medida de las condiciones climáticas.

“La zona litoral de Novorossiisk está expuesta a regulares ventiscas provenientes de las montañas del Cáucaso. Estas azotan fuertemente los barcos y las casas que se cruzan en su camino. El viento podría empujar los barcos hacia la orilla y destruir toda la infraestructura militar. En un principio, la base está construida de tal manera que las ventiscas no tengan un efecto del todo catastrófico”, claró Víktor Litovkin a RBTH. Según señala, Rusia está construyendo un túnel adicional en las montañas del Cáucaso para librarse de la amenaza de este pernicioso viento.

Submarinos Varshavianka del proyecto 636.3:

Velocidad de movimiento sobre la superficie: más de 17 nudos (31,4 km/h);

Velocidad de movimiento en inmersión: 20 nudos (37 km/h);

Autonomía de navegación: 45 días;

Tripulación: 52 personas;

Desplazamiento del navío en la superficie: 2350 toneladas; en inmersión: 3950 toneladas;

Longitud: 73,8 m;

Ancho: 9,9 m;

Calado: 6,2 m.

Capacidad de inmersión: 240 m; máxima: 300 m.

Armamento:

— 4 misiles de crucero de la clase Kalibr PL;

— 6 torpedos de calibre 533 mm;

Arsenal total: 18 torpedos y 24 minas.

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