El núcleo duro de la política económica del nuevo inquilino de la Casa Blanca sitúa a los grandes mercados emergentes del BRICS al borde de su desintegración.
Cerrado por cese de negocio. Ese parece el destino inmediato de los BRICS, acrónimo auspiciado en 2001 por Jim O’Neill cuando ejercía como economista jefe de Goldman Sachs, indica un artículo publicado este lunes por el periódico digital español Público.
El nacimiento de los grandes mercados emergentes experimentó un primer decenio de éxito.
En ese periodo, los BRICS (Brasil, Rusia, La India, China y Sudáfrica), impulsados por la dimensión de sus economías, sus fuertes ritmos de crecimiento y su creciente poder en asuntos geoestratégicos frente a las cada vez más debilitadas potencias industrializadas, absortas, desde 2007, en una crisis financiera de proporciones históricas, lograron capear el temporal en comparación con sus rivales occidentales.
Esto fue el conocido decoupling, un fenómeno nunca visto con anterioridad por el que estas economías, alejadas de los estatus de inversores internacionales, lograron eludir el brusco aterrizaje de EEUU y del resto del G-7 y, con ello, aumentar el tamaño de sus PIB hasta encaramarse, al top ten de mayores mercados del planeta.
El final del decoupling interrumpió su prosperidad, en especial, en Brasil y Rusia, y en menor medida, en China, La India y Sudáfrica.
Desde 2012, el ‘decoupling’ dejó de mostrar su eficiencia. Brasil y Rusia han presenciado baches recesivos en sus economías, mientras los dos gigantes asiáticos han ralentizado las tasas de incremento de su PIB. También Sudáfrica ha bajado la velocidad de crucero de su capacidad anual de creación de riqueza.
Sin embargo, el golpe de gracia al BRICS parece que procederá de la política económica del nuevo inquilino de la Casa Blanca, controlado por Goldman Sachs, el propio impulsor en su momento de los BRICs.
Según los expertos, el encargo de Trump a su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, banquero de Goldman Sachs, de aplicar proteccionismo comercial con el retorno a la histórica estrategia del dólar fuerte y un cóctel de rebajas fiscales, en especial, a las clases más pudientes, y el fervor por los ‘swaps’ y los productos derivados y estructurados, de estímulos a la actividad y de aumento de gastos en infraestructuras y en defesa, no auguran buenos tiempos para los cinco grandes mercados emergentes.
Si este análisis fuera cierto, estaríamos ante un Goldman Sachs que habría sido el principal impulsor de los BRICS para aprovecharse de su situación durante la crisis y que en la actualidad, decidiría hundir esa asociación, en pos de una nueva fase de sus intereses globales.
Esto refrendaría lo que ya sabemos sobre las élites económicas, de las cuales Goldman Sachs es un símbolo destacado: sabemos que no defienden ninguna patria, que no respetan ninguna fidelidad, ningún pacto, ninguna ideología política, y que no les tiembla el pulso a la hora de hundir países o arruinar pueblos si con ello consiguen poder, ganancias, o alcanzar sus objetivos para moldear el futuro del mundo a su gusto.
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