Este hombre controvertido parece que no sabe a qué juega. Primero acusó a China de jugar chueco para posteriormente pedir disculpas y suplicar un acuerdo comercial geoestratégico de buenos amigos.
Comenzó rompiendo la regla no escrita de "una sola China", hasta entonces respetada por Washington, con su llamada a la presidenta de la provincia rebelde China de Taiwán. Pero hoy mismo, a través de una carta enviada al presidente chino, Xi Jinping, reconoce que Taiwán es parte de China. En la misma misiva pide negociar un acuerdo comercial "benéfico" para ambos países.
Eso sólo es un ejemplo de su doble juego, por un lado amenaza y por el otro negocia, claro, si se ve en ventaja presiona aún más hasta doblegarte, pero con China no pudo y tuvo que humillarse hasta el punto de pedir perdón y clemencia.
Este sujeto se cree un excelente negociador y empresario, por eso a los demás países los ve como adversarios y víctimas a quien esquilmar. Y mucha gente le compra ese cuento, pero la realidad es que no es así, este individuo NO es un buen empresario y la prueba está en que muchas de sus empresas se fueron a quiebra, incluyendo sus casinos, solo que se amparó a ciertas reglas cuestionables de la ley mercantil estadounidense, y es así como pudo salvar algunas de ellas a través de subsidios y condonación de impuestos, además de que recurrió a préstamos bancarios que aún adeuda.
Pero su doble juego va más allá de sólo negociar acuerdos comerciales y disputas territoriales de terceros pero que directamente benefician a algunos sectores de la industria estadounidense, cómo la industria del petróleo y de las armas. Donald Trump va mucho más allá, él busca beneficiar sobre todo a la gran banca internacional asentada en Wall Street y la City de Londres.
Eso queda bastante claro si consideramos su último decreto que tiene por objeto derogar la ley Dodd-Frank, un objetivo perseguido por muchos años por la élite bancaria e industrial estadounidense; Esta era una ley que impedía las prácticas especulativas financieras de los grandes bancos, así como la posibilidad de otorgar créditos a instituciones o personas de dudosa reputación crediticia. Dos situaciones que llevaron a la crisis financiera del 2008 y que propiciaron la creación de la mencionada ley, para impedir se volviese a dar una situación similar.
La quiebra de los grandes fondos de inversión fue la ruina para muchos pensionados y para el sistema de salud pública de los EEUU, pues esos fondos administraban los fondos de pensión de los trabajadores jubilados y al haber invertido ese dinero en swap, es decir, en derivados financieros que no son otra cosa que inversiones especulativas, ese dinero se perdió en muchos casos, o fue absorbida la perdida por el Estado con los famosos rescates bancarios, lo que llevo al recorte en el gasto público; y es por eso que el sistema de salud público se tuvo que privatizar, y es por eso que ahora la edad de jubilación es superior, con toda la intensión de eliminarla u obligar a la gente a trabajar casi hasta su muerte, para así no tener que pagar pensiones. Algo similar se podría decir de los demás países en el mundo. Y esas cosas pueden volver a suceder con la eliminación de la ley Dood-Frank
Pero una vez Trump haya terminado por anular la ley Dood-Frank, los grandes bancos volverán a las mismas prácticas que originaron la última gran crisis financiera, y como entonces, una vez sea imposible cobrar los préstamos otorgados a individuos y empresas financieramente insolventes, la factura se la pasarán al pueblo, es decir, su “deuda tóxica” el gobierno se las comprará y entonces sus balances financieros rojos pasaran a los balances financieros del Estado, es decir, se volverá deuda pública.
Eso quedó bastante claro al considerar que casi todo el gabinete de Trump dedicado a la planeación de la economía estadounidense son ex miembros de Goldman Sachs o ex miembros de la industria petrolera. Entre ellos tenemos a Rex Tillerson ex CEO de la petrolera Exxon Mobil nombrado como secretario de estado, Gary Cohn ex gerente general de Goldman Sachs nombrado como líder en jefe del comité ejecutivo del consejo económico nacional, Steve Mnuchin un ex directivo de Goldman Sachs nombrado secretario del tesoro, Wilbur Ross ex banquero de los Rothschild nombrado como secretario de comercio, y finalmente su funcionario estrella y asesor principal, el racista y supremacista blanco Stephen Bannon un ex Goldman Sachs nombrado como jefe del consejo de seguridad nacional.
Pero esta vez ni el mismo gobierno podrá hacer frente al problema, pues los bancos centrales están actualmente en dificultades financieras, sino que en números rojos, entonces, la única institución internacional que podrá hacer frente al problema será el Fondo Monetario Internacional, por consiguiente, ellos comprarán la deuda toxica de los bancos centrales a través de una mega “expansión cuantitativa”, es decir, una emisión masiva de dinero fiat que será prestado a los bancos centrales, ósea, todo el mundo pasará a deberle al FMI y al Banco Mundial, con lo que las condiciones estarán dadas para implantar el Gobierno Global, pues si el FMI se convierte en acreedor de todas las naciones del planeta estas estarán sujetas a sus condiciones, en otras palabras, tendrán que hacer lo que el gobierno mundial les ordene, entregando con ello su soberanía a ese gobierno planetario.
Pero el dinero del FMI no es otro que los derechos especiales de giro o DEG, que no son otra cosa que una cesta de divisas internacionales, ósea, son “billetes” respaldados por un conjunto de monedas de los países más fuertes del planeta, esas monedas son el Yuan, el Dólar, el Yen, el Euro y la Libra esterlina.
Pero si consideramos que Trump tiene entre sus objetivos devaluar al Dólar estadounidense por considerarlo “sobrevalorado” y, por consiguiente, una desventaja para los productos estadounidenses en el comercio internacional, será inevitable que su dominio en los DEG desaparezca en favor del Yuan chino. Esa es la razón del porque Trump pidió perdón a los chinos y de porque pidió hacer las paces con ellos.
Pero eso no es más que una estrategia de Trump, o de los que gobiernan detrás de él, para evitar un colapso incontrolable de la economía estadounidense; lo que él quiere es un derrumbe controlado y no explosivo. En pocas palabras, está consciente de que el fin del imperio yankee es inevitable y por eso le está pasando la batuta a China de forma ordenada y pacífica.
Pero claro, no es que China se vaya a convertir en amo y señor del mundo, en realidad el amo y señor va ser el FMI, pero el FMI será controlado por China a través del Yuan al convertirse la moneda china en la moneda predominante de la cesta de divisas internacionales de la institución.
¿Y quién controla la Reserva federal de los EEUU?, pues los grandes bancos de Wall Street; en realidad la FED son ellos mismos. ¿Y quién controla al FMI? Pues ellos también, porque al controlar casi todos los bancos centrales del mundo controlan el FMI también. ¿y quién controla el banco central chino? Pues ellos también, los Rothschild; por eso es que casi todo su oro lo están trasladando a China.
Entonces, si Trump deroga la ley Dood-Frank es para darle plena libertad de acción a sus amos, es decir, a los bancos de los Rothschild como lo son Goldman Sachs y JP Morgan, pues según él, esa ley impone muchas trabas a la inversión capitalista al impedir que se otorguen créditos fácilmente, pero en realidad lo que él quiere, y sus amos, es tener total libertad para maniobrar y provocar una nueva crisis económica y que como consecuencia de esa crisis suceda todo lo descrito anteriormente.
Ese es el doble juego de Donald Trump, ESE ES SU PLAN SECRETO.
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