Sistemas de interferencia y aviones espía para la guerra electrónica, bombas de racimo antitanque, misiles guiados por satélite... es parte del avanzado arsenal que Rusia está probando en Siria.
Las bombas rusas guiadas por satélite KAB-500S. (Foto: Armament Research/Alexander Kots/Komsomolskaya Pravda) |
Una intervención limitada en un conflicto remoto puede servir para que una potencia muestre al mundo sus capacidades militares. Incluso como una magnífica forma de propaganda, si se dedica a la venta de material bélico. Es lo que Rusia parece estar haciendo en Siria, donde además de mostrar su capacidad de proyección ha desplegado toda una serie de armas y habilidades que no eran del dominio publico o que no habían sido probadas hasta ahora fuera de sus propias fronteras
Varias de ellas demuestran que Rusia ha conseguido en los últimos años dejar atrás algunas limitaciones técnicas que plagaron la industria armamentística en la era soviética, y en el proceso está consiguiendo alcanzar a los Estados Unidos en algunos aspectos en los que las fuerzas armadas de este país reinaban de modo absoluto. Estas son algunas de las armas más mortíferas e inusuales que han aparecido en Siria desde la intervención rusa.
Krasukha-4: la guerra de los electrones
En el combate moderno, las ondas son tan importantes como los explosivos o el fuego. Sin las comunicaciones por radio, los datos generados por el radar, las localizaciones vía satélite y la inteligencia electrónica, un ejército actual está sordo y ciego, incapaz de coordinarse o siquiera de encontrar al enemigo. Por eso la guerra electrónica es una parte vital de las especialidades bélicas modernas, y por eso el coste de los equipos dedicados a estos menesteres en todas las plataformas (aéreas, terrestres y navales) cada vez es más importante: hoy los aviones, carros de combate y navíos de guerra necesitan amplias capacidades de guerra electrónica a bordo simplemente para sobrevivir. Lo que no quita que también existan plataformas dedicadas específicamente al combate de las ondas.
Rusia dispone de un arma terrestre electrónica muy particular y poderosa que no tiene rival en occidente: el Krasukha-4
En los ejércitos occidentales, siguiendo el liderazgo de los EEUU, no abundan las plataformas específicas sino que se prefiere dotar a los vehículos de combate de sistemas complementarios cuando surge la necesidad. Casi siempre esto se aplica a aviones a los que se equipa con ‘pods’ para llevar a cabo estas misiones, como el sistema Wild Weasel de la USAF, aunque hay excepciones como los aviones dedicados EA-6B Prowler de la marina estadounidense y sus sucesores EA-18G Growler.
Rusia, por su parte, dispone de varias familias de interferidores tácticos, algunos de los cuales vendió al Gobierno sirio y están operativos con sus tropas, pero además dispone de un arma terrestre electrónica específica que no tiene equivalente en Occidente: el Krasukha-4, uno de cuyos ejemplares ha sido identificado en la base aérea de Latakia (identificado por su característica triple antena). Y es un arma muy particular, y poderosa.
El Krasukha-2, una versión anterior del sistema utilizado por Rusia hoy en día en Siria. (Foto: Wikimedia Commons) |
Está diseñado para crear una ‘zona de sombra’ en la cual un adversario tecnológicamente sofisticado sea incapaz de obtener información táctica de ningún tipo. En efecto, su presencia genera un ‘punto ciego’ sobre el campo de batalla de entre 150 y 300 kilómetros de diámetro en el que la actividad propia queda oculta a ojos del rival. Según algunos analistas técnicos, el sistema sería capaz incluso de 'cegar' los sensores electrónicos de misiles aire-aire como los AMRAAM estadounidenses y de inutilizar los sistemas de control de las baterías de misiles antiaéreos Patriot.
El Krasukha-4. (Foto: armyrecognition.com) |
Esto significa que si los rusos así lo quieren, aparatos de radar como los E3 AWACS de la OTAN, los estadounidenses E-8 Joint STARS, el británico Sentinel R1 y los E-2 Hawkeye de la marina de EEUU no pueden controlar el espacio en los alrededores de la base rusa. Aparatos como los RC-135 Rivet Joint o los EC-130H Compass Call no pueden realizar espionaje electrónico o atacar las comunicaciones de quien esté dentro de ese radio de acción, amigo, enemigo o indiferente. Por supuesto, el uso de drones en este espacio también se verá en peligro, y los misiles que dependan de la guía por métodos electrónicos quedarán ciegos. El sistema está desplegado para proteger la base aérea de Latakia, y su presencia no debe hacer muy felices ni a los aliados estadounidenses ni a la fuerza aérea israelí.
Il-20 Coot A: escuchar y localizar
Como parte del grupo de combate ruso, hay al menos un avión de inteligencia electrónica Il-20M Coot A, según la denominación OTAN. El Il-20M es una plataforma de espionaje electrónico derivada del venerable tetramotor de transporte Ilyushin Il-18 con numerosas especializaciones. Cubierto de antenas de todo tipo, bajo el fuselaje del Il-20M, un módulo alberga un radar de barrido lateral Igla-1 y monta dos cámaras panorámicas, además de varios sistemas de captación y localización de señales (Romb, Kavadrat, Vishnya).
El avión de inteligencia electrónica Il-20 Coot A. (Foto: theaviationist) |
Los diversos sensores hacen al aparato capaz de capturar imágenes visibles e infrarrojas y de efectuar barridos radáricos de amplias zonas, además de recoger todo tipo de comunicaciones electrónicas en tiempo real localizando sus fuentes y estimando su potencia y ciclos de activación. El sistema de captura Vishnya necesita ocho operadores, mientras que la tripulación de vuelo es de cinco. Se considera al Il-20M como el más avanzado avión de su tipo en las fuerzas armadas rusas.
Otra munición que han empleado los aviones rusos en Siria por primera vez son las RBK-500 SPBE-D: bombas de racimo antitanque
Con toda probabilidad, las misiones sobre Siria de este aparato servirán para localizar e identificar las redes de comunicaciones de los grupos a los que Rusia quiere atacar y las posiciones exactas de sus centros de control y mando para poder atacarlos. Esto supone que los aviones rusos no dependen de sus aliados sirios o iraníes para localizar sus blancos, sino que son independientes operativamente hablando.
En al menos un vídeo de los rebeldes se puede ver lo que parece ser un Il-20 Coot B, una versión especializada como centro de mando, volando sobre Siria; no se ha confirmado que esté operando desde las bases rusas. Asimismo, la marina rusa envió a Siria a principios de octubre al 'Vasily Tatishchev', un buque de espionaje de la clase Vishnya que podrá realizar este tipo de tareas en las zonas costeras.
KAB-500S: bombas guiadas por satélite
Los aviones rusos en Siria están empleando además de las típicas bombas de aviación un nuevo tipo de munición ‘inteligente’: las bombas KAB-500S. Lanzadas desde los cazabombarderos Su-34, las KAB-500S pertenecen a una familia de armas guiadas por diferentes métodos (iluminación láser o cámaras de televisión), pero este modelo tiene la particularidad de guiarse por las señales del sistema de posicionamiento GLONASS, el equivalente ruso del GPS.
Una bomba guiada por satélite KAB-500S. |
Esto las hace invulnerables a las inclemencias meteorológicas o al humo, dando a Rusia una capacidad similar a la de las bombas JDAM estadounidenses. Según su fabricante, las KAB-500S tienen una precisión de entre siete y 12 metros, y su uso ha sorprendido a los especialistas, ya que se pensaba que el ejército del aire ruso había rechazado este modelo por demasiado caro y quizás innecesario. Se trata del único tipo de munición aérea guiada por satélite en el inventario ruso, y es prueba de que en esta materia las capacidades del país se acercan cada vez más a las de los Estados Unidos.
SPBE-D: perforando tanques desde el techo
Otra munición interesante que han empleado los aviones rusos en Siria por primera vez son las bombas de racimo RBK-500 SPBE-D. El contenedor RBK-500alberga hasta 15 submuniciones del tipo SPBE-D, que son cargas antitanque. Su modo de operación es singular: tras ser lanzado, el contenedor se abre soltando las 15 submuniciones, cada una dotada de cuatro paracaídas y de un sensor infrarrojo bibanda capaz de detectar vehículos.
Las bombas de racimo SPBE-D empleadas por primera vez por Rusia en Siria. (Foto: Armament Research) |
Cada submunición rota al viajar por el aire, con lo que su detector barre una zona del suelo: caso de detectar una señal, explota la carga de 5,8 kilos de explosivos. Frente al explosivo hay una plancha de cobre de un kilo que con la explosión se convierte en un EFP ('explosively formed penetrator', penetrador formado explosivamente) que se dirige a dos kilómetros por segundo hacia el techo del tanque blanco, donde el blindaje es más débil; las SPDE-D pueden penetrar hasta 70 mm de acero. Así, dos contenedores pueden devastar una columna entera de carros de combate.
El arma es equivalente a la estadounidense CBU-97 Sensor Fuzed Weapon con la submunición BLU-108, aunque esta emplea tántalo en lugar de cobre, lo que la hace más mortífera por su mayor densidad. Vídeos tomados por insurgentes demuestran que este tipo de bombas de racimo han sido empleadas en Siria; incluso puede verse un ataque real desde la distancia. Algunas submuniciones sin explotar han sido recuperadas y estudiadas por los rebeldes, que están aprendiendo a reutilizarlas: las EFP son letales contra vehículos blindados.
Por supuesto no es el único tipo de bomba de racimo que han empleado los rusos en Siria; también se han detectado ataques con el mismo tipo de contenedor RBK-500 pero con submunición antipersonal AO-2.5RT. Este tipo de submunición es ovalada y al impactar se divide en dos partes antes de explotar para cubrir más terreno. Cada AO-2.5RT pesa 2,5 kilos, contiene 300 gramos de explosivos, y su radio letal es de 20 metros para personal al descubierto; un contenedor RBK-500 puede transportar 108 de ellas.
3M14T-Kalibr: un brazo muy largo
Una de las operaciones más espectaculares que llevaron a cabo los rusos fue el ataque del 7 de octubre con misiles de crucero desde barcos de la flotilla del Mar Caspio a posiciones en Siria. Los 26 misiles 3M14T-Kalibr fueron lanzados por la fragata de la clase Gepard Dagestan y por las corbetas de la clase Buyan-M Grad Sviyazhsk, Uglich y Veliky Ustyug, y viajaron más de 1.500 kilómetros cruzando Irán e Irak hasta alcanzar sus blancos. Fuentes oficiosas estadounidenses insinuaron que cuatro de los misiles se habían estrellado en el camino, aunque los rusos lo niegan tajantemente. Este tipo de acción ha sido empleada con frecuencia por los estadounidenses con sus misiles Tomahawk, pero nunca había sido demostrada por la marina rusa, aunque la capacidad teórica de los misiles era conocida.
Lanzamiento de un misil 3M14T-Kalibr desde una fragata rusa. (Foto: plymouth.ac.uk) |
El 3M14T-Kalibr es un misil de crucero subsónico que es la versión de ataque a tierra de largo alcance de la familia de misiles Klub, diseñada para ser usada en los barcos de guerra y submarinos rusos (hay una versión lanzable desde un contenedor aéreo). Otros miembros de la familia son misiles antibuque dotados de la capacidad de hacer una ‘zambullida’ supersónica en la parte final del ataque, o antisubmarinos que lanzan un pequeño torpedo.
Compuestos por varios elementos modulares y diseñados para caber en un compartimento de torpedo estándar, los misiles Klub proporcionan potencia de combate a buques incluso de pequeño tamaño, como las corbetas de la flotilla del Mar Caspio, y a los submarinos. También hay una versión montada en vehículos terrestres como misil antibuque de defensa costera, y el fabricante ha llegado a publicitar un lanzador instalado en un contenedor estándar capaz de proporcionar capacidad antibuque a cualquier vehículo.
La versión 3M14T-Kalibr se caracteriza por disponer de un motor turborreactor y de un módulo de guía inercial/satelital que le permite realizar ataques de larga distancia, hasta 2.500 kilómetros según la marina rusa, y lleva una carga de hasta 450 kilos de explosivo. El misil se puede programar para identificar determinados puntos de su ruta y efectuar en ellos cambios de rumbo, lo cual le permite llevar a cabo rutas complejas; se cree que puede hacer hasta 15 modificaciones de rumbo en vuelo, y los rusos presumen de que tiene una precisión de tres metros. Todo esto supone que el misil debe llevar a bordo sensores y capacidad de procesamiento, lo que hace complicado desplegar esta tecnología.
Hasta ahora solo países de Occidente, y sobre todo Estados Unidos, han hecho uso de ella, por lo que es otro caso de Rusia alcanzando capacidades que antes le estaban vedadas. La espectacular demostración efectuada en Siria prueba que Rusia dispone de esta tecnología; se ha insinuado que el ataque (militarmente irrelevante) fue más un acto propagandístico con el fin de animar a otros países a adquirir este tipo de misiles. El hecho de que se efectuara desde el Caspio no solo subrayó la capacidad de los 3M14T-Kalibr, sino que evitó las limitaciones para el uso de misiles de este tipo en Europa que impone el Tratado INF.
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