El elegido para el Departamento de Estado, Rex Tillerson, testifica ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado el 11 de enero. CreditSteve Helber/Associated Press |
WASHINGTON — Estados Unidos no debe torturar. Rusia es una amenaza. Construir un muro en la frontera con México no sería efectivo. El cambio climático es real.
Tales declaraciones van en contra de algunas de las principales posturas que sostuvo Donald Trump en su camino hacia la Casa Blanca. Pero también son palabras pronunciadas por quienes han sido nominados por el mismo Trump a liderar las mayores agencias gubernamentales estadounidenses.
Al cierre de la primera semana de audiencias para la confirmación de los nominados al gabinete, estos han roto con él en casi todas las políticas que no siguen la ortodoxia republicana y que ha esbozado el presidente electo.
Rex Tillerson, a quien Trump eligió para el cargo de secretario de Estado, dijo que el presidente ruso Vladimir Putin es una amenaza regional e internacional al que se debe contrarrestar con “muestras de fuerza proporcionales”. Trump, mientras, ha pasado un año defendiendo su deseo de tener buenas relaciones con Rusia y Putin.
Tillerson también dijo que Estados Unidos no debe abandonar el pacto climático global alcanzado en París en 2015, como Trump ha sugerido debería suceder. “Es importante que Estados Unidos mantenga el asiento en la mesa de conversaciones sobre cómo lidiar con las amenazas del cambio climático”, dijo. Asimismo, el nominado al Departamento de Estado rechazó que deba haber un veto contra los migrantes musulmanes, dijo que el compromiso de Estados Unidos con la OTAN es “inviolable” y que no estaba de acuerdo con los comentarios del presidente electo respecto a que Japón debe conseguir armas nucleares.
James Mattis, general retirado de la Marina y quien ha expresado su oposición a la tortura, dijo el jueves que, si es confirmado para ser secretario de Defensa, apoyará el acuerdo nuclear con Irán, que Trump ha repudiado y calificado como “uno de los peores pactos de todos los tiempos”.
Por su parte, el elegido por Trump para dirigir la CIA, el diputado por Kansas Mike Pompeo, defendió a las agencias de inteligencia, de las que el presidente electo se ha llegado a burlar.
Y los nominados también desinflaron una de las promesas fundamentales de la campaña de Trump, la construcción de un “muro grande, ancho y hermoso” en la frontera de Estados Unidos con México.
John Kelly, general retirado y elegido para liderar el Departamento de Seguridad Nacional, le dijo a los miembros del comité respectivo del senado que “una barrera física por sí sola no dará resultados”, agregando que “tiene que haber una defensa con más capas”
James Mattis, nominado para el cargo de secretario de Defensa, durante su audiencia ante al comisión de las fuerzas armadas el jueves CreditStephen Crowley para The New York Times |
Funcionarios del equipo de transición presidencial dijeron que las diferencias entre Trump y sus nominados no los preocupan. Sean Spicer, quien será el portavoz de la Casa Blanca a partir del 20 de enero, dijo que Trump había elegido a la gente según su nivel de experiencia y no una capacidad de repetir como loros sus posturas.
Recalcó que la decisión final para cualquier política estará en manos de Trump. “Al final del día, cada uno de ellos estará trabajando para cumplir la agenda de Trump y la visión de Trump”, dijo Spicer sobre los nominados.
Aun así, oficiales como la senadora por Maine Susan Collins (republicana) dijeron que la brecha entre Trump y sus nominados es inusual. “Sugiere que Donald Trump quiere asesores que pongan sobre la mesa puntos de vista distintos”, dijo Collins, integrante de la comisión de inteligencia que cuestionó a Pompeo. “Eso podría ser muy saludable. O significa que habrá muchos mensajes confusos para nuestros aliados y adversarios”.
Los demócratas adoptaron un punto de vista todavía más severo. “Varios nominados han intentado correr hacia el otro lado de las posturas del presidente electo que están fuera de lo convencional, para intentar mostrarle al público que ellos sí son razonables”, criticó Chuck Shumer, senador por Nueva York y el demócrata de más alto rango en la cámara alta.
En la mayoría de los casos, los nominados tienen largos antecedentes de servicio público y solo han reiterado posturas que esbozan desde hace tiempo. El equipo de Trump también admite que las propuestas más beligerantes y poco ortodoxas del presidente electo, aunque fueron populares durante la campaña por la Casa Blanca, difícilmente serían aceptadas por muchos integrantes del senado, incluidos sus correligionarios republicanos.
Por lo que, para algunos, es importante que los nominados puedan demostrar una capacidad para quedar bien parados en discusiones de política claves. “Creo que es una fortaleza que el presidente electo nomine a gente con puntos de vista distintos”, dijo el legislador por Texas John Cornyn, segundo en la jerarquía republicana del senado.
Recalcó que la decisión final para cualquier política estará en manos de Trump. “Al final del día, cada uno de ellos estará trabajando para cumplir la agenda de Trump y la visión de Trump”, dijo Spicer sobre los nominados.
Aun así, oficiales como la senadora por Maine Susan Collins (republicana) dijeron que la brecha entre Trump y sus nominados es inusual. “Sugiere que Donald Trump quiere asesores que pongan sobre la mesa puntos de vista distintos”, dijo Collins, integrante de la comisión de inteligencia que cuestionó a Pompeo. “Eso podría ser muy saludable. O significa que habrá muchos mensajes confusos para nuestros aliados y adversarios”.
Los demócratas adoptaron un punto de vista todavía más severo. “Varios nominados han intentado correr hacia el otro lado de las posturas del presidente electo que están fuera de lo convencional, para intentar mostrarle al público que ellos sí son razonables”, criticó Chuck Shumer, senador por Nueva York y el demócrata de más alto rango en la cámara alta.
En la mayoría de los casos, los nominados tienen largos antecedentes de servicio público y solo han reiterado posturas que esbozan desde hace tiempo. El equipo de Trump también admite que las propuestas más beligerantes y poco ortodoxas del presidente electo, aunque fueron populares durante la campaña por la Casa Blanca, difícilmente serían aceptadas por muchos integrantes del senado, incluidos sus correligionarios republicanos.
Por lo que, para algunos, es importante que los nominados puedan demostrar una capacidad para quedar bien parados en discusiones de política claves. “Creo que es una fortaleza que el presidente electo nomine a gente con puntos de vista distintos”, dijo el legislador por Texas John Cornyn, segundo en la jerarquía republicana del senado.
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