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lunes, 23 de enero de 2017

SOROS, LA MANIPULACIÓN DE LA MARCHA DE LAS MUJERES Y LAS SUCIAS LUCHAS DE PODER QUE SE EXTIENDEN POR EL PLANETA



La ex periodista del Wall Street Journal, Asra Nomani, afirma haber investigado los vínculos entre el multimillonario George Soros, donante manifiesto de la campaña de Hillary Clinton y opositor recalcitrante de Donald Trump, y la marcha por los derechos de las mujeres que se organizó en varias ciudades del mundo contra Trump y que inundó las calles de Washington.

Según la periodista, que se declara como votante de Donald Trump (por lo tanto, tendenciosa), la “Marcha de la Mujer en Washington” no fue una acción “espontánea ni de organizaciones independientes” para defender los derechos de las mujeres, sino una marcha para perjudicar a Donald Trump.



Asra Nomani

La exreportera investigó la financiación de unos 403 grupos que ejercieron como “socios” de la marcha, concluyendo que Soros ha financiado, o tiene estrechas relaciones con, por lo menos 56 de los “socios” de la marcha, incluyendo “socios clave” como las entidades Planned Parenthood, que se opone a la política anti-aborto de Trump y el Consejo Nacional de Defensa de los Recursos, que se opone a las políticas ambientales de Trump.

Los otros vínculos de Soros con organizaciones de la “Marcha de la Mujer” incluyen a MoveOn.org (que se volcó en apoyo claro de Hillary Clinton durante la campaña) y a la Red de Acción Nacional (que tiene un ex director ejecutivo elogiado por la asesora senior de Obama, Valerie Jarrett).

Otros beneficiarios de Soros que son “socios” en la marcha, son la Unión Americana de Libertades Civiles, el Centro de Derechos Constitucionales, Amnistía Internacional y Human Rights Watch.



Además, en la “Marcha de las Mujeres”, también tomaron partido el Consejo de Relaciones Islámico-Americanas, que según sostiene la periodista, curiosamente se opone a las reformas musulmanas que permitirían a las mujeres ser líderes de oración y rezar delante de las mezquitas, sin usar pañuelos como símbolos de castidad.

Los socios también incluyen el Southern Poverty Law Center (SPLC), que en su momento, catalogó a Maajid Nawaz, como un “extremista anti-musulmán” en un informe publicado antes de las elecciones, y financiado por Soros.

Lo cierto es que Nawaz es un personaje bastante oscuro, tanto por su pasado como por su presente.



Es ex-miembro de un grupo radical islamista, aunque después se arrepintió al interactuar con Amnistía Internacional, para convertirse posteriormente en presidente fundador de Quilliam, un think-tank anti-extremismo que presuntamente busca desafiar las narrativas de los extremistas islámicos; también fue candidato del partido liberal demócrata británico. En estos momentos, es defensor de un islam secular.

Sea como sea, lo que está claro es que es un agente al servicio de poderes opuestos a los intereses de Soros y de ahí que el multimillonario financiara un intento de desprestigio hacia su figura.

Anteriormente, según Asra Nomani, al menos 33 de las 100 “mujeres de color”, que en un principio protestaron contra la elección de Trump en las protestas callejeras, trabajaron en organizaciones que reciben financiamiento de Soros.



En definitiva, todo lo que denuncia la periodista, viene a confirmar que todo lo que vemos a nuestro alrededor, está manipulado por intereses diversos.

La manifestaciones contra Trump, aunque están fundamentadas en la indignación provocada por las declaraciones polémicas y los constantes insultos a las minorías del egocéntrico magnate durante el proceso electoral, se ven reforzadas ampliamente por dinero procedente de sus opositores políticos, que luchan contra él por ocupar el segundo (o tercer) peldaño del poder que él ocupa ahora, y por lo tanto, no son ni mucho menos, lo espontáneas que nos quieren hacer ver en los grandes medios.

En conclusión, lo que queremos destacar es que, gente como Soros, así como muchos otros poderes de múltiples corrientes ideológicas, están detrás de la mayoría de grandes manifestaciones o movimientos aparentemente espontáneos que vemos a nuestro alrededor.



La mayoría de estas manifestaciones, se basan en una indignación real y legítima por parte de mucha gente, una indignación que evidentemente, no se puede “crear de la nada”; por lo tanto es simplista y malintencionado, decir que Soros o cualquier otro, han creado las primaveras árabes, los movimientos de protesta de los afroamericanos o las marchas de las mujeres contra Trump.
Tras todos estos movimientos hay una indignación real y legímita, de personas maltratadas por gobiernos opresivos en países árabes, afroamericanos sin opciones vitales y que encima son asesinados impunemente por policías norteamericanos racistas, o mujeres que ven peligrar lo que consideran conquistas sociales con el ascenso de Trump.

La gente no se echa a las calles a protestar cuando todo le va bien o cuando no siente una fuerte indignación.

No obstante, hay quien usa su poder y recursos para instrumentalizar y conducir estos casos de indignación real, en pos de sus intereses propios, como en parte ha hecho Soros en las marchas de las mujeres.



Con la victoria de Trump, ha sucedido algo parecido. Su ascenso se basa en una indignación real de gran parte de la población norteamericana, que ha sido instrumentalizada; y como sucede en el caso de la marcha de las mujeres, también nos quieren hacer creer que la victoria de Trump, “ha sido algo totalmente espontáneo e imprevisto”.

Y es que en estos momentos, todo lo que vemos, sea del bando que sea, está instrumentalizado por unos u otros.

Ni los que se oponen a Trump son “unos defensores de la libertad que se oponen a un tirano populista”, ni Trump es el “anti-sistema ni el anti-establishment” que quieren vendernos, al estar controlado por completo por grupos de poder, como Goldman Sachs o el clan Rothschild, que a mediados de la década de los ochenta, lo salvaron de la ruina, convirtiéndolo en uno de sus servidores, algo que Trump ha empezado a pagar de forma explícita, al poner a Wilbur Ross, gerente durante 24 años de los negocios de Rothschild en EEUU, como secretario de Comercio.



Nada de lo que vemos es lo que parece y por eso insistimos de nuevo, en que las personas que ocupamos la parte baja de la pirámide del poder, no debemos dejarnos manipular por los sucios intereses de los grupos que luchan entre sí por dirigir las operaciones hacia el Nuevo Orden Mundial.

No deberíamos tomar partido ni dejarnos arrastrar a sus sucias guerras, basadas en ideologías que, en realidad, solo tienen la función de usarnos como carne de cañón en sus luchas por el poder.

Apartémoslas a un lado, ni que sea temporalmente, porque no hay bando bueno para nosotros en este conflicto mundial en ciernes de impredecible desarrollo.



Los que sufriremos las consecuencias, seremos nosotros, como la sufrieron los soldados, de un bando u otro, que se hacinaban en las trincheras de la primera guerra mundial, mientras sus reyes, kaíseres, zares, presidentes, mariscales o generales, todos ellos investidos de nobles razones patrióticas, se mesaban los grasientos bigotes en los palacetes.



Imagen de la película “Senderos de Gloria”.

Si no la han visto, corran a ver esta obra maestra.

Insistimos: todos ellos, los que están en las altas posiciones de la pirámide del poder, sean del bando que sean, y que ahora están luchando por el poder, son NUESTROS ENEMIGOS y debemos superar nuestras diferencias para luchar contra ellos de forma urgente y construir un nuevo mundo, en el que toda esta gentuza, sea erradicada de una vez por todas.

Sabemos que es un sueño, una utopía irrealizable…pero ¿qué habría sucedido si esos cientos de miles de personas que se manifestaron a favor o en contra de unos u otros, se hubieran olvidado de sus enfrentamientos ideológico-raciales por unas semanas y se hubieran unido antes de las elecciones contra todos los candidatos a la vez, desobedeciendo al sistema que los oprime a todos?

Y es que uno de los empeños centrales del sistema, esté quien esté al mando, siempre es hacernos creer que debemos elegir entre un bando u otro, entre los rojos o los azules; siempre tratan de convencernos de “que si gana el otro, será peor”, para que nunca pensemos en que hay una tercer opción: no creer en sus mentiras e ir contra ambos a la vez.



Y para hacer eso, el primer campo de batalla lo tendremos en el interior de nuestras mentes, intentando desprogramarnos de todo aquello que nos han inculcado para convertirnos en títeres manipulados por simples ideas y creencias inculcadas.

Aunque muchos de ustedes no lo crean, TODO el poder que tienen las élites y los más poderosos, radica, íntegramente, en las creencias que nos han inoculado desde pequeñitos en nuestras mentes y que nos programan ideológicamente, religiosamente o culturalmente.

Ahora, aún podemos hacerlo, porque aún disponemos de un poder inmenso: aún no nos pueden sustituir por robots y por lo tanto, aún somos necesarios para mantener el sistema en pie…

Pero pronto ese “poder” empezará a diluirse como un azucarillo…



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