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lunes, 9 de enero de 2017

LA CIA PROGRAMÓ Y MANIPULÓ LA MENTE DEL ATACANTE DE FLORIDA



El reciente tiroteo acaecido en un aeropuerto de Florida, se presenta como unos de los casos más sospechosos de los últimos años, con indicios claros de ocultar una operación secreta de falsa bandera, perpetrada por la CIA.

Quizás sea el caso más evidente de ello, que hayamos visto hasta ahora.

Para empezar, cabe destacar que la familia de Esteban Santiago-Ruiz, responsable del tiroteo ocurrido en el aeropuerto internacional de Fort Lauderdale de Florida, EEUU, que se saldó con 5 muertos y 8 heridos, ha culpado al Gobierno estadounidense del ataque, debido a que no le proporcionó ayuda a pesar de que sabía de sus problemas de salud mental.



Lo más increíble del caso es que, en efecto, Esteban, de 26 años y que fue miembro de la Guardia Nacional estadounidense, contó lo que le pasaba a agentes del FBI de Alaska, pero no recibió ningún tipo de ayuda.

Fue hospitalizado como parte de un tratamiento en noviembre pasado, después de que entrara en una oficina del FBI en Anchorage, Alaska, afirmando que el Gobierno estaba controlando su mente y le obligaba a ver videos del Estado Islámico.

Esteban Santiago-Ruiz, denunció que su mente estaba siendo controlada por la CIA y que lo estaban obligando a luchar por el Estado Islámico, razón por la cual, la agencia le obligaba a ver vídeos de ese grupo terrorista.

Según ha declarado su hermano Brayan Santiago-Ruiz, el asaltante “Decía que veía cosas” desde hace dos meses, cuando “algo desconocido le pasó”.

María Luisa Ruiz, tía de Santiago-Ruiz, dijo también a que el atacante “perdió la cabeza” poco tiempo atrás, por razones desconocidas por sus familiares.



El veterano de la guerra de Irak, que había sido incluido en una investigación relacionada con pornografía infantil hace unos cinco años, fue enviado a un hospital psiquiátrico después de sus declaraciones.

Ahora, el tirador del aeropuerto de Fort Lauderdale se enfrenta a una condena de cadena perpetua o incluso a la pena de muerte.

El hecho peculiar del tiroteo fue que se registró en la zona de las cintas de equipaje, es decir en la zona del aeropuerto a la que solo se puede acceder después de pasar múltiples controles de seguridad. Lo más sorprendente es que el agresor, llevaba su arma de fuego y munición en su equipaje facturado.

Lo hizo de forma legal puesto que las aerolíneas en Estados Unidos suelen dejar que los pasajeros viajen con armas descargadas en su equipaje facturado ya sea en una caja segura o guardado en el mismo estuche rígido como un arma de fuego.



Pero no deja de ser sospechoso, que en un país tan obsesionado con el terrorismo como EEUU, un tipo con problemas mentales conocidos, se pasee por los aeropuertos armado y con munición.

Este ya es un indicio altamente sospechoso en este caso.

No obstante, lo que realmente llama la atención, es que Esteban Santiago denunciara que la CIA lo estaba manipulando mentalmente para cometer atentados terroristas islamistas, algo que entraría en consonancia con las múltiples teorías que establecen que la mayoría de atentados terroristas de Estado Islámico en suelo occidental, han sido orquestados por agencias de inteligencia occidentales, especialmente la CIA; y confirmaría también, que estas agencias, recurrirían a técnicas de manipulación psicológica, derivadas de antiguos programas secretos ya revelados, como el famoso MK-Ultra, para convertir a personas con problemas mentales, en terroristas dispuestos a actuar.

En este caso, el propio atacante lo reveló sin tapujos al mismísimo FBI, lo que convierte el tiroteo de Fort Lauderdale en un caso especial y único.

Evidentemente, los medios de comunicación y el propio gobierno norteamericano, se esforzarán en venderle al público la idea de que Santiago-Ruiz era una persona con problemas mentales y que había generado todas esas fantasías dentro de su propia mente.



Lo que ya nadie puede negar, es la existencia de una pauta persistente: y es el hecho de que la mayoría de autores de tiroteos masivos en lugares públicos de los EEUU, recibieron atención psiquiátrica en algún momento previo a los atentados.

Esta pauta la encontramos, por poner algunos ejemplos, en el autor de la masacre de Aurora de 2012, los autores del atentado con bomba en la maratón de Boston, el autor de la masacre en la discoteca Pulse de Orlando, y lo encontramos ahora en el reciente tiroteo en el aeropuerto de Fort Lauderdale; en todos los casos, los autores habían recibido tratamiento psiquiátrico previo de algún tipo y la consecuente medicación.



Esto invita a pensar en la existencia de un modus operandi cada vez más evidente, por parte de las agencias de inteligencia, especialmente de la CIA, consistente en reclutar a una persona con problemas mentales y usar el propio tratamiento para sus presuntos problemas psicológicos para suministrarle la medicación adecuada para programarla psicológicamente, induciéndola a cometer atentados o actos violentos contra multitudes; y una vez programado mentalmente para ello y convertido en una “bomba a punto de explotar”, dejarlo suelto, a la espera que él mismo actúe de forma aleatoria, o de forma condicionada si las agencias buscaran realizar un atentado o un acto violento en un lugar concreto.

Una forma más efectiva y útil de realizar maniobras de falsa bandera, más ventajosa que realizar misiones con comandos o con agentes, mucho más difíciles de ocultar a los ojos de la enorme cantidad de dispositivos de vigilancia y grabación disponibles en todas partes.

Y es que hoy en día, prácticamente cualquier persona dispone de un teléfono móvil capaz de grabar videos y subirlos de forma inmediata a las redes sociales, lo que dificulta en gran medida cualquier tipo de operación de falsa bandera perpetrada por agentes o comandos encubiertos.

Por lo tanto, ¿qué mejor que usar a personas enajenadas que ni tan solo pueden llegar a ser conscientes de que son utilizadas por un agente externo? Solo hace falta o dejarles sueltos para que actúen por sí solos, o facilitarles discretamente el acceso a los lugares donde se quiera que atenten.



Todo ello sin dejar huellas ni rastro de la operación encubierta, cuyas pistas siempre permanecerán en el interior de la “mente de un loco”, lo que facilitará su desacreditación posterior.
Bienvenidos a los nuevos formatos de guerra híbrida.

Lo que no sabemos con exactitud, es a qué intereses obedecen todos estos atentados y tiroteos.

A primera vista, obviamente, el objetivo final de estos atentados de falsa bandera, parece ser la justificación del incremento de la vigilancia masiva y el control sobre la población; la militarización de la policia y la intervención del ejército en los asuntos civiles, así como justificar la intervención de las potencias occidentales en conflictos en otros países, bajo el pretexto de la lucha anti-terrorista; también tendría el objetivo de crear, entrenar y encubrir a efectivos terroristas, para atacar en otros países, a los que se quisiera presionar, con la ventaja de que su existencia quedaría totalmente opacada, al no poderse establecer una relación directa con los auténticos promotores.

Lo que cada vez queda más claro, es que lo que antes se consideraban “teorías de la conspiración enloquecidas”, son una realidad cada vez más tangible e indiscutible.

Pero viendo que se repite insistentemente el argumento del “autor solitario con problemas psiquiátricos”, al asunto adquiere también otro cariz, aún más inquietante.

Y es que no parece que solo busquen aumentar el control y la vigilancia masiva sobre la población a escala policial o militar.

Los culpables de estos atentados, son “individuos radicalizados con problemas mentales”, lo que implícitamente significa que el origen del problema a combatir, “está en el interior de la mente de los individuos”.

Y esto lo cambia todo.



Ya no se trata solo de perseguir a grupos terroristas que se ocultan en remotas cuevas de Afganistán o en los barrios bajos de las grandes ciudades, algo contra lo que se puede luchar con policías, comandos de élite y helicópteros.

Ahora, lo que nos están empezando a insinuar, es que el auténtico asesino, son esas ideas “radicales y violentas”, metidas en la cabeza de alguna gente; gente que, por otro lado “está psicológicamente enferma”, aunque a primera vista su enfermedad sea indetectable para las personas que están a su alrededor.

Por lo tanto, se está empezando a perfilar la existencia de un “enemigo fantasma”, una suerte de “espectro” que puede ocultarse presuntamente en el interior del cerebro de cualquiera de las personas que nos rodean.



¿Y cuál será al final la única forma de combatir a este peligroso “fantasma”?

Evidentemente, meterse dentro de la mente de las personas…de todas las personas, para vigilar que no nos convirtamos en “individuos peligrosos”.

Es pues, una estrategia a medio plazo que encaja con la creciente obsesión de la neurociencia por desentrañar todos los secretos de funcionamiento de nuestro cerebro: poco a poco, se están construyendo las bases para levantar la peor dictadura de la historia de la humanidad, en la que, directamente, los más poderosos accederán al último espacio de libertad que nos queda: nuestra propia psique.

El control final y absoluto sobre nuestras vidas.



De momento se están fabricando los pretextos para justificar esta vigilancia psíquica masiva, mientras paralelamente, avanzan los estudios científicos para poder implementar este control masivo en un futuro no muy lejano.

Ahora a muchos quizás todo esto les parezca una fantasía y prefieran entretenerse con argumentos más inmediatos de carácter geoestratégico, en esa presunta lucha entre buenos y malos que se empeñan en vendernos a escala mundial.

Pero observen cómo evolucionan los hechos con atención y verán que el objetivo final de todos estos atentados, no es solo derrotar a un presunto contrincante geo-político: el objetivo final, es poder acabar ejerciendo el poder absoluto sobre todos nosotros.

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