Hasta ahora las subvenciones que ha aprobado la Comisión Europea con el propósito de respaldar la puesta a punto de nuevas fábricas de semiconductores dentro de las fronteras del Viejo Continente contemplan un tope máximo del 40% del coste total de las instalaciones. Inicialmente Intel iba a recibir 6.800 millones de euros, pero en las circunstancias actuales ha pedido al Gobierno alemán incrementar esta cifra hasta los 10.000 millones de euros.
La reacción del Ejecutivo germano no tardó en llegar. Christian Lindner, el ministro federal de Finanzas, declaró que Alemania no puede permitirse incrementar la subvención en 3.200 millones de euros en la coyuntura actual de recesión económica. Además, aceptar las condiciones de Intel sentaría un precedente que con toda probabilidad será aprovechado por otras empresas en el futuro para acceder a una subvención superior al 40%. Hace apenas cuatro días parecía que la compañía liderada por Pat Gelsinger tendría que recular, pero finalmente no ha sido así.
Intel gana. Y detrás viene TSMC
Contra todo pronóstico el Gobierno alemán ha cedido. Y lo ha hecho porque Intel ha decidido posponer el inicio de la construcción de la planta de chips de Magdeburgo. No cabe duda de que es una forma eficaz de ejercer presión. Esta fábrica de circuitos integrados interpreta un papel esencial en la estrategia de Europa en la industria de los semiconductores, y es evidente que en las circunstancias actuales el Viejo Continente no puede permitirse que Intel desista.
Finalmente la compañía liderada por Pat Gelsinger recibirá una subvención de 10.000 millones de euros
Finalmente la compañía liderada por Pat Gelsinger recibirá una subvención de 10.000 millones de euros. No obstante, Olaf Scholz, el canciller alemán, ha puesto una condición: Intel recibirá una subvención más alta que la que habían pactado inicialmente, pero tendrá que incrementar notablemente su inversión en la fábrica de Magdeburgo. Esta respuesta del Gobierno alemán refleja con claridad que quiere asegurarse de que, efectivamente, el coste final de la planta se incrementará desde los 17.000 millones de euros presupuestados inicialmente a los 30.000 millones estimados por Intel.
A TSMC la resolución del Gobierno alemán le viene de perlas. Actualmente los ejecutivos de esta compañía taiwanesa están negociando con la Administración de Olaf Scholz las condiciones necesarias para poner en marcha en suelo alemán una fábrica de semiconductores que presumiblemente costará 10.000 millones de euros. TSMC inicialmente aspiraba a recibir una subvención del 50%, y tenía difícil conseguir su propósito, pero el panorama ha cambiado. En las circunstancias actuales al Gobierno alemán le va a resultar muy difícil negarse a entregar al mayor fabricante de chips del planeta unas condiciones equiparables a las que ya ha pactado con Intel.
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